Ciudad de México.- Involucradas en secuestros, extorsiones, desapariciones forzadas, homicidios y asociación delictuosa, policías municipales están en muchos puntos del país bajo el mando del crimen organizado.
Mal preparados y mal pagados, son vulnerables ante los criminales que someten, con las armas o el dinero, a gobiernos municipales. Incluso, como se vio en el pasado proceso electoral, imponen o favorecen a ciertos candidatos que deben obedecer su voluntad bajo amenaza de muerte.
Sólo de junio a noviembre de este año, unos 40 funcionarios, mandos y agentes municipales de Colima y Villa de Álvarez, Colima; Taxco y Chilpancingo, Guerrero, y 12 municipios del Estado de México, principalmente Nicolás Romero, donde se detuvo a 10 agentes.
Entre ellos está Germán Reyes, quien era el jefe de la policía de Chilpancingo y está acusado de ser quien ordenó el asesinato del alcalde de dicho municipio, Alejandro Arcos Catalán, ocurrido el 6 de octubre, seis días después de que tomó posesión del cargo.
Reyes sustituía a Ulises Hernández Martínez, capitán del Ejército y exdirector de la Unidad de Fuerzas Especiales de la Policía Estatal, asesinado el 27 de septiembre, la persona designada por Arcos Catalán para encabezar la SSP municipal.
Fuerzas federales y estatales han detenido a un total de 22 elementos con tareas de seguridad pública en 12 municipios del Estado de México. Todos están vinculados a proceso y son investigados por su posible participación en hechos delictivos como homicidio, secuestro exprés y extorsión, ligados a grupos criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Unión Tepito, Nuevo Imperio, Anti Unión Tepito y La Familia Michoacana.