CIUDAD DE MÉXICO, abril 22 (EL UNIVERSAL).- Los aspirantes a la presidencia de la República debieran tener como objetivo prioritario el generar bienestar para los mexicanos, es decir, no solamente considerar el ingreso como factor principal, sino también deben incluir la salud, educación, vivienda, seguridad social y servicios, afirmó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
En su Análisis Económico Ejecutivo semanal, destacó que el combate a la pobreza y a la desigualdad fue poco exitoso en la administración actual, a pesar de que hubo mejoras.
"Es evidente que el número de personas que está en algún nivel de pobreza sigue siendo elevado", expusieron los economistas de la institución.
"Más allá de considerar el nivel de ingreso como el principal factor que define la pobreza, existen otros que reflejan diversas necesidades de la población y que están asociados con sus condiciones de vida, que en algún momento pueden inhibir la satisfacción de sus necesidades básicas".
Por ello, destacó el análisis, los candidatos deben considerar propuestas claras y específicas para reducir la pobreza, que no se basen solamente en los ingresos, porque si bien es importante el factor económico para mejorar o empeorar las condiciones de vida, también son necesarios otros aspectos para un mejor bienestar.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dijo que en 2022 había 46.8 millones de personas en pobreza, 5.1 millones menos que en 2018, pero la pobreza extrema aumentó en 400 mil personas.
Además, aumentó en 30.3 millones de personas el número de mexicanos sin acceso a servicios de salud y 64.7 millones de personas no acceden a seguridad social por los altos niveles de informalidad.
"Datos más recientes sobre la evolución del poder adquisitivo de la población muestran una mejora al cierre del 2023, aunque todavía 37% de la población tiene un ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria", explicó.
Ante ello, el CEESP afirmó que se requieren propuestas de los candidatos que permitan reducir la pobreza y medidas que hagan eficiente la asignación de recursos públicos, porque el gasto no se refleja en un beneficio real para los hogares más allá de los programas asistencialistas.
Los apoyos, tal como se dan actualmente, sólo perpetuarán las condiciones de pobreza y no desarrollarán las capacidades de las personas para actividades productivas, señaló.