Ciudad de México.- Tras dejar el cargo de comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño Yáñez aseguró que es inocente por el incendio de la estación migratoria de Ciudad Juárez, el 27 de marzo de 2023, ya que se encontraba a mil 800 metros del lugar, por lo que “no podía en ese momento correr para extinguir el fuego”.
En breve entrevista con El Universal, en Palacio Nacional, Garduño Yáñez mencionó que el INM va a sufrir cambios ante la llegada de su reemplazo, Sergio Salomón Céspedes, quien dejará de ser gobernador de Puebla, y afirmó que el único hecho lamentable fue el incendio en Ciudad Juárez.
“El hecho lamentable de Ciudad Juárez es el único que el colectivo tiene. Pero pues yo soy inocente. Yo me encontraba a mil 800 metros de distancia de Ciudad Juárez. No podía en ese momento correr para extinguir el fuego”, señaló.
“Yo he cumplido con las órdenes del Poder Judicial y lo haré y lo seguiré haciendo, mi preocupación es reparar el daño y procurar justicia para aquellas que la requieren. Por lo pronto me voy a saludar a mi amigo a La Chingada, y ya después veremos”.
Destacó que han estado atendiendo esa reparación del daño con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), y que hasta la fecha tienen 97% de las indemnizaciones pagadas, las cuales van desde el mínimo de 3.5 millones de pesos hasta 7 millones. No obstante, añadió que hay seis casos en discusión, ya que no aceptan el arreglo económico.
Posteriormente, en entrevista con medios, dijo que este viernes fue su último día al frente de Migración.
“El instituto ha atendido a 14 millones de migrantes que han pisado el territorio nacional, es más de la población de la Ciudad de México. Entonces, es una crisis humanitaria, una crisis antropológica, económica, y la hemos atendido, y estamos nosotros muy atentos con las indicaciones de la Presidenta en relación a las declaraciones de (...) Donald Trump”.
Sobre las críticas de que no ha manejado adecuadamente el INM, Garduño Yáñez mencionó que no conocen la migración y que fundamentalmente “son organizaciones de derechos humanos, de migración que han vivido de eso y (...) el propio padre Solalinde es ‘el pollero de Dios’”.