CIUDAD DE MÉXICO.- Morena y sus aliados en el Senado desestimaron el proceso de elección de la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) al imponer la reelección de Rosario Piedra Ibarra, a pesar de que fue la peor evaluada entre 15 aspirantes y del rechazo de la mayoría de los propios senadores afines a la autollamada Cuarta Transformación.
Asimismo, se negaron a utilizar una mampara -propuesta e instalada por el PAN y MC- para que los senadores oficialistas pudieran ejercer su voto en secrecía y evitar la línea del coordinador, Adán Augusto López Hernández, para votar a favor de Piedra Ibarra.
Con ello, a pesar de tener mayores evaluaciones, quedaron en el camino el resto de la terna conformada por Paulina Hernández Diz y Nashieli Ramírez Hernández, así como más de una decena de aspirantes a presidir la CNDH que tenían mayores méritos y calificaciones.
A pesar de que la oposición logró que no se foliaran las cédulas, como proponía López Hernández, para con ello evitar que se conociera posteriormente el sentido del sufragio de senadores de Morena, PT y PVEM, al final se impuso la mayoría en favor de la actual presidenta de la CNDH, que estará al frente del organismo los próximos cinco años.
La incipiente rebelión de un grupo de senadores como Javier Corral, Higinio Martínez y Malú Micher, quienes amagaron por votar contra Piedra Ibarra, fue aplacada al no permitir la secrecía del voto. Con mayoría calificada, el bloque oficialista avaló la continuidad de la actual ombudsperson, cuestionada por su pobre desempeño, no sólo por la oposición, sino también por legisladores de Morena y por organizaciones de la sociedad civil defensoras de DH.
Con su voto a favor de Piedra Ibarra, Morena, PVEM y PT le dieron la espalda al proceso que condujeron los presidentes de las comisiones de Derechos Humanos, Celeste Ascencio, y Justicia, Javier Corral.
De nada sirvieron el parlamento abierto, el registro de 48 aspirantes, la comparecencia de 47 de ellos y la evaluación que hicieron los senadores de ambas instancias legislativas, en las que Piedra Ibarra reprobó.
Al final del proceso, valió más el criterio político y la línea que los senadores recibieron desde las más altas esferas de la Cuarta Transformación, concretamente del expresidente López Obrador, como reconocieron en privado varios legisladores de Morena.