Reynosa, Tamps.- Para cientos de niños migrantes, el mejor regalo que les dejará Santa Claus esta Navidad es un lugar seguro y alimento para compartir.
Los menores que se encuentran en el albergue Senda de Vida, en Reynosa, Tamaulipas, no enviaron carta al Polo Norte, pues saben que el hombre de traje rojo y barba blanca estará muy ocupado.
“Mi mamá dice que, como no tenemos casa, Santa no puede saber dónde estamos. Me dijo que tal vez nos traiga algo, aunque ayer vinieron unos gringos (sic.) y nos trajeron dulces y juguetes”, comenta Joselyn Arzua, de 12 años, originaria de Venezuela.
Sofía tiene ocho años y Julieta, siete; son hermanas y nacieron en Guatemala. Ellas dicen que para Navidad sólo quieren comida y refresco de manzana.
“Nos dieron unos regalos, vinieron unas personas y yo tengo un oso de peluche y trastes, mi hermana alcanzó una pelota y más juguetes. Los mandó Santa, nos dieron a todos, aunque yo no alcancé muñeca”, cuenta Sofía
Con estos regalos, asegura la pequeña, tiene ya una feliz Navidad. Pero, si hay algo que realmente le gustaría, es tener mucha comida para todos los migrantes.
“Yo quiero pavo, dice una señora que eso dan de cenar aquí, nunca he comido, dice que es como pollo, pero grande”.