“Si es mi hijo, nunca lo sabré”

Madres buscadoras han identificado prendas en Teuchitlán que creen son de sus hijos

Teuchitlán, Jal.- El sol cae a plomo en el rancho Izaguirre mientras miembros del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco observan los trabajos de prospección, por parte de las autoridades federales. María Luisa Rodríguez permanece afuera, al rayo del Sol, con una playera blanca que lleva la foto de su hijo Elías Sánchez, desaparecido en 2014; busca que alguna autoridad le permite entrar al predio a mirar.

Vio la imagen de una prenda que piensa puede ser de Elías, y quiere confirmarlo, aunque ha buscado en el sitio de internet donde la Fiscalía de Jalisco publicó el registro de lo que ha localizado en el rancho. Ella sólo tiene acceso a través de un teléfono que no le permite observar bien.

Al igual que María Luisa, 10 madres buscadoras de Colima han identificado prendas que creen podrían ser de sus hijos y quieren verlas, pero la historia es similar: en ese teléfono nadie responde.

Llegaron este domingo a Teuchitlán para participar en la jornada de oración y consuelo convocada por la parroquia local; el programa hablaba de una procesión por las calles del pueblo, una misa y otra caminata hacia el rancho para conjurar el mal que encierra y ofrecer una luz de esperanza a las víctimas.

“Por una parte, nos da gusto tener un indicio de que tal vez pueda ser nuestro familiar, pero al mismo tiempo nos devasta, se nos acaba todo”, dice María Candelaria Huerta, quien reconoció una camisa y un pantalón que cree son de su hijo Josué Aarón, desaparecido en Villa de Álvarez el 22 de septiembre de 2018.

La razón le dice una cosa, pero el corazón le descoloca el pensamiento: “si llegase a ser mi hijo, jamás lo vamos a saber, porque de las cenizas, cómo los dejaron a todos, no se puede sacar la genética para saber a qué familia corresponde. Entonces, así se va a quedar, en indicios y sospechas. Pero al ver la ropa te llega un temblor, el corazón se quiere salir, nunca yo había sentido eso y digo: ¿por qué estoy sintiendo eso? Mi corazón de madre me dice que sí, pero yo me quiero asegurar, pero jamás voy a saber y seguiré buscando. Si no lo encuentro, tal vez me haga a la idea de que está ahí y ya sé a dónde venir a traerle una vela de vez en cuando”.

La imagen del Señor de la Asunción, el máximo icono religioso de Teuchitlán bajó hasta la entrada del pueblo para recibir a quienes atendieron al llamado de la parroquia, y ante las casi mil 500 personas que se reunieron al pie de la carretera, el párroco Jaime Navel Mora afirma que Teuchitlán no es el terror del rancho Izaguirre, porque la mayoría de su gente es buena y de fe.