Y sólo se pueden estudiar con telescopios muy potentes, como el JWST, para ver si alguno tiene una atmósfera similar a la de la Tierra o indicios de los así llamados biomarcadores.
Existen además múltiples proyectos, incluyendo los de grupos científicos universitarios que buscan evidencias de vida en nuestro Sistema Solar.
En Marte, Venus, en asteroides y cometas, y en satélites de Júpiter y Saturno que poseen océanos subterráneos bajo sus suelos congelados, por donde emergen géiseres de agua con moléculas orgánicas.
También hay proyectos, como los llamados SETI, enfocados a la búsqueda de señales de inteligencia extraterrestre a través del análisis de señales electromagnéticas en ondas de radio provenientes del cosmos; tales iniciativas han generado protocolos en caso de una detección positiva, los cuales han sido analizados incluso por las Naciones Unidas.
A la par, se han construido redes de telescopios dedicados a vigilar los cielos para, por ejemplo, dar seguimiento a la chatarra espacial o descubrir algún asteroide o cometa que pudiera impactar a la Tierra.
Es importante mencionar que existen cientos de observatorios astronómicos en la Tierra y en el espacio y miles de astrofísicos en todo el mundo que monitorean regularmente el cielo con ellos.
"Estamos conscientes de que la posible existencia de vida o civilizaciones más allá de nuestro planeta, incluidos los denominados FANIs, son de gran interés para la población. Para ello, es importante discutir y analizar este tema apoyándose en las instituciones de investigación científica como es el caso de nuestro Instituto en la UNAM, adhiriéndose a los estándares éticos y rigurosos que las investigaciones científicas conllevan", expresó.