Hoy se cumplen 208 semanas de que se publicó por primera vez esta columna en la sección editorial de Pulso. Hoy más que nunca conviene estar en el aquí y ahora, adaptarnos, pero también ver que siempre hay fechas para celebrar, en el recuerdo, en vivo o en el papel. Recordar que cumplimos años no es petulancia sino dejar constancia de que el tiempo pasa y que aquí seguimos, nos leemos. Gracias.
Siempre hay muchos temas. De minucias como la desaparición de la muñeca Annabelle al «proyecto prioritario» Chapultepec, o de la carrera por la vacuna contra la covid-19 (en la que Rusia dice que lleva la mano, y en México Carlos Slim ya tiene el contrato de otra, la de AstraZeneca) al «humor» mexicano sobre transexuales, clientes y trabajadores de restaurantes, trabajadoras del hogar o hasta la esposa. Como el nefastito senador regio, cuando los actores o dicentes salen a disculparse o a querer aclarar la situación, más «les va como en feria».
Con esta ya llevamos 23 semanas de crónica pandémica y todo lo político, económico, físico y psicológico que está suscitando. Y lo que falta, pues todos los días en chats, redes sociales y medios de comunicación salen materiales interesantes, científicos, a veces de pena ajena y otras creados con ese fin: entretener, convencer o engañar a los incautos.
De panzazo, por una décima, San Luis Potosí este lunes pasará por segunda vez a semáforo naranja, según se anunció el viernes en la conferencia «nocturnera» de Hugo López-Gatell y José Luis Alomía, aunque antes, en «la mañanera», el gobernador Juan Manuel Carreras y la secretaria de Salud, Mónica Liliana Rangel, trataban de calmar las aguas ante el inminente semáforo rojo.
Como en la primera ocasión que llegamos a semáforo naranja, nadie se lo explica. Esa vez (14 de junio) el gobierno federal usó una «nueva metodología de ponderación» y el local prefirió con prudencia dejar a la entidad una semana más en semáforo rojo, pero ahora quizá ahora les ganó a todos la presión por la inminente reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), a realizarse en San Luis Potosí este miércoles 19 de agosto.
Se ha dicho de San Luis Potosí que es el lugar donde no pasa nada. Seguro así será con el cambio de color, pues nada pasó antes. Cuando entramos (ahora sí) por primera vez a semáforo naranja, el 22 de junio, Rangel había dicho que ya estábamos en la meseta de la curva. Había entonces 138 decesos. A casi dos meses cada vez son más opacos los datos que se dan en las conferencias, sin rangos y cifras que aclaren el panorama. Hay 1,117 casos activos pero, como a nivel nacional, la falta de pruebas y el deficiente rastreo hacen que el panorama se vea dudoso, por decir lo menos. San Luis Potosí (junto con Zacatecas, Baja California Sur y Colima) es de los estados con mayor crecimiento diario de casos (2.6 %) y de defunciones (3.6 %), según Citibanamex con apoyo de la Secretaría de Salud.
Esta última semana todos los días ha habido entre 17 y 29 muertes, y excepto en el rubro de Cuidados Intensivos No-Covid, la ocupación hospitalaria rebasa el 40 %, pues el ingreso diario a los hospitales es de 80 a 100 personas.
Y a pesar de que todos los días se acumulan evidencias de los malos manejos de Rangel al frente de la Secretaría de Salud de SLP, de seguro al menos en ese aspecto todo serán flores mutuas en la reunión a la que acudirá el gabinete ampliado de AMLO. Ya Gatell el 9 de julio dijo de Mónica Liliana, también secretaria del Consejo Nacional de Salud, que es «una excelente secretaria de Salud, quien además hace un trabajo extraordinario».
Como el de la secretaria local, el caso judicial del exfuncionario federal Emilio N, dicen, podría no llevar a nada. Mucho se ha hablado de que ya prescribieron los delitos, no lo sé de cierto, pero sí que cada gobierno tiende sus redes para que si no atrapan nada se diga al menos que están pescando. Cortinas de humo, pues. Aquí hay demandas contra feminicidas y exfuncionarios y no pasa nada.
Diría Gregory House: «todos mienten».
Y si ese fuera el caso, ¿no estaría bien cambiar las leyes? Si a eso se atienen los vivales, que los delitos de cuello blanco no prescriban y se persigan de oficio. Se supone que para hay un Poder Legislativo y para eso se les quitó el fuero. En todas las administraciones hay quien busca llevar agua (poquita o muchita) a su molino y no deberíamos pelearnos por ellos.
Gracias de nuevo por darnos estos domingos.
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Posdata: en lo personal, ya tenía previsto este año y parte del siguiente como espacio de introspección, un año preparatorio para el 2021: cumpliré el tostón y me gustaría llegar con una nueva tercia de libros de mi autoría, quizá un poker (al menos) de textos colectivos, un cortometraje y una exposición de mi obra plástica. ¿Llegaré? ¿Llegaremos? ¡No se pierda la siguiente semana de esta nueva normalidad!