Agostar o no agostar

Como tantas palabras, agostar puede ser algo positivo o negativo. Como banco (en el que te sientas o en el que te exprimen) o como desvelar (quitar o irse el sueño, o quitar un velo, generalmente de algo que se va a inaugurar). Agostar, ya que estamos en el mes de esa familia semántica, puede ser tanto «consumir, debilitar, o destruir las cualidades físicas o morales de alguien» como «Arar o cavar la tierra para limpiarla de malas hierbas». 

Agosto es, pues, tiempos de sembrar o de debilitar. De levantar la cosecha o preparar la tierra, esperemos no se siembren más dudas porque ya bastantes tenemos. 

Cuenta la historia que agosto era el sexto mes mes entre los romanos, y por eso se llamaba sextilis, pero al emperador Augusto se le ocurrió tener su propio mes (como ya lo tenía Julio César, su antecesor) y por eso le cambió el nombre.

La política local también está en plena siembra, digamos que en curva ascendente rumbo a las elecciones de 2021. Los precandidatos de cada partido ya tuitean y arman sus grupos de Whatsapp con propuestas, hazañas, sus mejores memes y no pocas fake news. «El que no tranza no avanza» es una frase que justifica muchos males y que mucha gente se ha creído a pie juntillas. De vacunas para animales domésticos a entrega de despensas o declaraciones incendiarias, a los precandidatos (y precandidatas, por supuesto) todo les sirve y más si las autoridades no se dan cuenta o hacen como que no se dan cuenta. ¿Y si a alguna autoridad se le acusa de algo, digamos de corrupción? Fácil, son ardidos o quieren distraerlos de la heróica labor de salvar vidas durante la pandemia.

Terminaron los dos primeros meses de la llamada Nueva Normalidad y sí, no podemos quedarnos quietos, a la expectativa, porque esto no va a pasar pronto, pero tampoco se vale salir como si nada, porque el bicho (así le llamo al SARS-Cov-2) nos sigue teniendo en semáforo rojo al menos por quince días más.   

Ya se usa más el cubrebocas en espacios públicos, aunque se use mal. En las filas, en las calles concurridas hay quienes siguen sin taparse la nariz, o hablando a voz en cuello con otras personas o por el celular. Los antros ahora se hacen llamar restaurantes. Medio mundo hace pachangas y otros tantos van en grupo a todas partes y no ceden el paso ni aunque literalmente les vaya la vida en ello. Mientras tanto, algunos gobernadores han pedido la renuncia del subsecretario de Salud, y el presidente lanzó su idea de una ceremonia del Grito de Independencia en el Zócalo con 500 personas «antorchistas» (con antorchas, no del grupo parapriista). Lo que resta del año es una carretera con mucha neblina. 

Agosto ya. También, y muy ad hoc, existe una frase con la que expresamos que alguien quiere sacar ganancia de una situación, a veces a cualquier costo. Esos alguien, como el multimillonario dueño de Elektra, «hacen su agosto». A una persona que le reclamó haberla despedido en plena pandemia, el empresario le respondió: «Me decepciona saber que eres una persona mal agradecida con quien te ocupó por 18 años. De haberlo sabido... tu salida era antes».

La incredulidad y el negacionismo no son exclusivos de los países «en desarrollo» o de ciertas clases sociales en estos. En España han repuntado los contagios en jóvenes que creen que la Covid-19 sólo le da «a los viejos»; en Estados Unidos hay grupos religiosos que ven a los cubrebocas como atentatorios contra su «don» de respirar; en Sudamérica hay grupos que defienden el uso de sustancias «milagrosas»; en Alemania este fin de semana hubo protestas contra las restricciones de la pandemia. Cada día se dja oír una nueva conspiración nacional o internacional, de iluminatis o reptilianos.

Los cambios han sido tan rápidos que —además del debilitado sistema hospitalario o la mala alimentación, y al margen de bulos o citas fuera de contexto— nos tomaron con la guardia baja en comprensión lectora y capacidad de debate. La distinción entre lenguaje poético y literal, observación, cita, parafraseo, reflexión, alusión, regaño, aportación, ironía y crítica tiene que ser enfatizada para no ser motivo de discusiones o acusaciones que ni al caso. Un ejemplo reciente es una columna de un medio nacional que acusó de «ignorancia» a un funcionario potosino por replicar en sus redes un meme sobre «la reapertura de las playas de San Luis». O no entendieron de verdad o simplemente les dolió que en el meme se usó su página web como supuesta fuente de la jocosa noticia.

En fin, se me acaba el espacio. Agosto a gusto, en lo posible. A cuidarnos con lecturas y a leernos con cuidado. En su caso, a aliviarnos, apapacharnos y siempre comunicarnos. 

Va abrazo.

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