La fiesta de san Juan Bautista festejada en el mundo católico la noche del 23 de junio, víspera de la festividad del santo, no sólo festeja al santo, anterior seis meses a la navidad, sino también la entrada del solsticio de verano.
Este último hecho, más que la celebración del santoral católico, lleva con él, desde tiempo inmemorial una serie de rituales paganos que se encuentran relacionados con el culto a diversos elementos naturales vinculados a los ciclos agrícolas.
Así, la agricultura no sólo será generadora de insumos alimenticios, sino también de trabajo en abundancia para quienes a ella se dedican, de tal suerte que las festividades en algunas partes del mundo resultan de eufóricas hasta el ditirambo. Recordemos por ejemplo Fiesta, la popular canción de Serrat, donde retrata a la perfección los festejos en alguno de tantos pueblos españoles. En la noche de San Juan, // cómo comparten su pan, // su tortilla y su gabán, // gentes de cien mil raleas.
De pocos lugares de México sé que se enfestinen con la misma magnitud que lo hacen en otros puntos del mundo, no obstante –acá– la celebración va vinculada también con la llegada de las lluvias. Éstas, de ocurrir y según el decir popular, pronosticarán pródigas siembras; de no haberlas, el ciclo agrícola será malo. Algo, desde luego, debe haber de cierto; yo, por si acaso, me cortaré el cabello; el corte en estas fechas –dicen– generará abundancia.
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No es gratuito que aborde el tema de las lluvias hoy y desde hace varios sábados, ya ustedes las han padecido desde hace muchos años; lo que no me explico es por qué, si llegan año con año, nuestras autoridades municipales no se encuentran prevenidas para nada, y al convertirse la ciudad en un caos, evidencian cada vez más sus incapacidades en materia de aguas.
Porque en cosas de honestidad, nadie dudamos que el actual alcalde y sus directores la llevan al punto más alto, lo son; pero en otras cositas como la recolección de basura, la atención a baches y trampas mortales, alumbrado, abastecimiento de agua potable y prevención de inundaciones, el maestro Xavier Nava Palacios y sus colaboradores, son unos ineptos.
La culpa, queda claro, no es sólo de él, sino también de los que recomendaron colaboradores y quienes aceptaron desempeñar determinados encargos, aún a sabiendas que son unas nulidades; pero bueno, el hambre es canija y la necesidad de combatirla mayor.
Según dicen los que saben, ya siendo Nava alcalde electo, tuvo oportunidad de presenciar una muy fuerte lluvia que colapsó los sistemas de drenaje y de bombeo; era lógico que esto ocurriera, pues el pillo de Gallardo jamás se preocupó por dar mantenimiento y renovar las estaciones de bombeo, antes bien lo destinado a ellas lo saqueó como era su costumbre.
Por los mismos días el hoy alcalde, anunciaba rumbosamente que gracias al dren que para el río Santiago, él había gestionado, nunca se volvería a inundar esa arteria. Pasaron ya algunos años y hemos visto que su tubito de drenaje, casi doméstico, no sirvió para maldita la cosa.
Olvidándonos del saqueo gallardista y del tubo de utilería, vale la pena cuestionar por qué el maestro no previno a la ciudad para estas temporadas. Quizá nos hubiera sido más útil un maistro, ellos al menos tienen experiencia y sentido común.
Quizá piensen ustedes que a mayor exhibición de títulos es mayor la imbecilidad (yo también lo pienso), pero no va por ahí el asunto; Navita no es ningún imbécil, quizá apazguatado pero no más. El problema de fondo y forma es la persona a la que puso al frente de Interapas, eso es todo.
Es decir, yo podría llegar a la alcaldía –o a cualquier puesto de elección popular y hasta del mercado– siendo un limitadito, pero no podría darme el lujo de tener como asesores, asistentes, directores, secretarios, y mandos en general, con las mismas características que yo. Y aquí creo que la cosa está grave, se asemeja a una corte de los milagros.
Ricardo Fermín Purata no creo que en este asunto sea un incompetente; por el contrario, su birrete académico se encuentra adornado por dobles borlas de maestro, y en su experiencia laboral se ha dedicado en varias ocasiones a construir colectores pluviales en zonas complicadas para la ciudad. Es decir, sabe sobre el tema pero es un indolente.
Sorprende un poco que ninguna persona haya solicitado hasta ahora vía transparencia, un informe del estado técnico real que guardan las estaciones de bombeo y los colectores pluviales. En trienios anteriores algunos activistas hubieran puesto el grito en el cielo, y hasta bloqueado vialidades; hoy no, quizá ya fueron arropados por el presupuesto municipal, al tiempo que quizá se jactan de su parentesco doble con el alcalde.
Dicen que Interapas está quebrado, tienen para comprar algunas cositas, pero no para mantener la capital a salvo de las inundaciones; y pues allá ellos, que al fin en algún momento alguien les pasará la factura.
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La cosa sigue complicada en el parque Juan H. Sánchez, ahora personal de Interapas, tuvo la flamante ocurrencia de –buscando ahorrar presupuesto– pretenden solucionar un problema de drenaje colapsado de la colonia Polanco, mediante su nuevo tendido en el interior del parque, dañando así una buena cantidad de árboles. Es decir: se avería un drenaje en la zona del parque; como dicen que no hay dinero, en vez de excavar por las calles que deberían hacerlo, para meter un nuevo drenaje, pretenden hacerlo por el interior del parque. ¿Hasta cuándo los parques y jardines continuarán siendo elementos urbanos de quinta categoría?
Bueno sería, hoy que están tan de moda los amparos, que alguna asociación como esa que secunda el destacado abogado José Mario de la Garza, protegiendo por pruritos económico y ecologista la zona del aeropuerto pejista, promovieran aquí también un amparo, para proteger en su totalidad este parque. Deberían decirle #NoMásDerroches y #ConMoralesNoNava, ¿o será que no va por ahí el asunto y aquí no es nada más por bloquear?
Dicen los que saben, y los que no, repiten, que hoy es sábado social, disfrútenlo, pero no se excedan.