Ahorita no, chato…

Fue la desafortunada intervención de Ana Elizabeth García Vilchis, directora de Redes de la Vocería de presidencia y presentadora de la sección Quién es quién en las mentiras de la semana  (entendida por muchos como un sanedrín presidencial de la verdad) lo que volvió afortunada una lucha que, sólo atendida por un pequeño sector de la opinión potosina, la volvió visible y tangible a la opinión potosina en particular y en general a la nacional.

Es cierto, la lucha por la defensa de la Sierra de San Miguelito era llevada, mediante acciones similares a la de la resistencia francesa en guerra de guerrillas, por un grupo de comuneros de San Juan de Guadalupe, abogados y activistas, frente al aparato técnico y de coptación desarrollado por el monstruo lotificador e inmobiliario. No hay desde luego, peor batalla que la que no se libra, aunque se sepa que llevará un desenlace fatal. 

Las redes sociales, al margen de las actividades legales encaminadas a protegerla y detener el avance de lo que haría inminente su comercialización, se convirtieron en el principal campo en el que se llevaba esta lucha, y si bien, había logrado sensibilizar a una buena cantidad de adictos a estos espacios cibernéticos, no había encontrado mayor eco entre las instancias a las que atañía directamente el asunto. Una serie de tuites repicados por el periodista Julio Hernández López, algunas entrevistas realizadas por él mismo a conocedores del tema, el desistimiento a última hora de la secretaria federal de Medio Ambiente, para participar en una entrevista en vivo, y una subsecuente nueva andanada de tuites, lograron captar la atención de dos instancias federales: la propia Semarnat, y el sanedrín de la verdad, en el que se enfatizó sobre la falsedad de la información compartida por Hernández López. 

Ignoro si por orgullo propio, o por presión de la opinión pública, el periodista solicitó derecho de réplica a la oficina de Comunicación Social de la Presidencia, mismo que –de manera sorpresiva– le fue concedido por su director Jesús Ramírez Cuevas, y fijado para el pasado miércoles 28 durante la conferencia matutina del presidente de la República. 

A pesar de la aparente apertura, sin embargo, no le fue permitido presentar pruebas en imágenes que apuntalaran sus dichos en redes sociales. No obstante, el conocimiento de las pruebas, la argumentación clara y sólida sobre ellas y el caso, la evocación de actos pasados en los que participó López Obrador, y la mención de los líderes históricos del Frente Amplio Opositor a la Minera San Xavier (FAO): Mario Martínez, y Carlos Covarrubias (quienes se encontraban afuera de Palacio), tocaron fibras sensibles del presidente, que a pesar de su firme retórica confusa, dejo entrever el desconocimiento, que tanto él como su secretaria de Medio Ambiente Guardaban sobre el asunto de la Sierra de San Miguelito. 

En ese momento, mientras la Sierra de San Miguelito se volvía tendencia en redes sociales, afuera de Palacio Nacional, comuneros y ejidatarios de diferentes núcleos poblacionales de la Sierra, así como activistas, se manifestaban apoyando los dichos del periodista que confrontaba al presidente, y que logró –pese a su estilo evasivo– comprometerlo a blindar la totalidad de la superficie de la Sierra, incluidas las 1,805 hectáreas que se destinarían para el proyecto inmobiliario Cañadas, y que la instancia federal había señalado eran factibles de exclusión.

Menos de una hora más tarde un grupo de comuneros y activistas fue recibido por la secretaria María Luisa Albores, acompañada de Luis Hernández Palacio, procurador agrario y del senador potosino Elí César Cervantes, con quienes participaron en una mesa de trabajo que se extendió por más de dos horas. Luego de diversas exposiciones y razonamientos de uno y otro lado, llegaron dos respuestas firme: acciones contra la Minera San Xavier como ente generador de envenenamiento al Valle de San Luis, y, en el caso concreto de la Sierra de San Miguelito: “no hay, ni se va a autorizar ningún proyecto de desarrollo inmobiliario que afecte el medio ambiente en esa zona […] y sobre todo –concluyó la secretaria– es mensaje para los que ya están zopiloteando.”

Un día después, todos nos encontramos preocupados por el tema de la Sierra, todos volteamos a la cadena montañosa que siempre vemos al tiempo que ignoramos, e incluso ilusionados soñamos ver –en claro compromiso con el progreso– tapizada de linajudos guetos, y edificios inteligentes. Un día después, políticos que en ejercicio, unos, y en campaña otros, la ignoraron, invocan su compromiso con el interés presidencial por preservarla, por protegerla, por blindarla, por decirle no a los voraces fraccionadores, y por detener el proyecto de la urbanización de 2,068 hectáreas. Un ejemplo: Juan Manuel Carreras López; ¿quieren otro? Ricardo Gallardo Cardona, su interés por las áreas naturales es proverbial, recordemos aquellas hectáreas en el camino a la presa, que su señor padre, cuando fue alcalde de la capital… bueno, ustedes recuerdan. 

Por cierto, y ya para concluir, dos puntos más que merecerían una atención más precisa: el sistema hoy tan desprestigiado de la presa el Realito, pareciera que fue construido para beneficiar precisamente esas zonas de la ciudad que controla don Carlos López Medina, analícenlo detenidamente; y, dentro de las 2,068 hectáreas que se pretendían, pretenden, o pretenderán recubrir de concreto en la Sierra de San Miguelito, 100 fueron solicitadas en 2011 por “el licenciado Mario García Valdez, rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, para que la Comunidad le ceda a título gratuito, una superficie de cien hectáreas para construir la ciudad universitaria, en reciprocidad la Universidad se compromete a otorgar becas en diferentes carreras, a los hijos y descendientes  de comuneros, a brindarnos asesoría técnica y legal, también conviene en contratar con prioridad la fuerza de trabajo de los hombres y mujeres de esta comunidad.” 

Aunque es fácil suponer, que García Valdez operara en favor de los barones del concreto, me parece un juicio a la ligera poner en duda la nobleza del ex rector; pero sí es conveniente cuestionar: ¿hasta qué generación se otorgarían las becas y apoyos a los descendientes de los donantes?, sólo que resulta hasta perverso, que la institución ofrezca este tipo de apoyos a cambio de algo, ¿no debería ser enteramente gratuitos?; por cierto, dado que la asesoría legal también fue ofrecida, seguro algunos miembros de su cuerpo jurídico apoyaron en esta ocasión a los comuneros que están a favor de la protección de la Sierra. Ojalá, dado el curso que están tomando los hechos, el doctor Zermeño, rector de tan noble institución, se decida a replantear el acto de aceptación. 

Gracias por la lectura; cuídese de la tercera ola de coronavirus.