Dos situaciones que aparentemente atañen sólo al panismo potosino causan cierta curiosidad y algunas interrogantes entre propios y extraños; los asuntos que en origen hubiera sido tema reservado sólo a algunos de sus militantes, comienzan a plantearse dentro de diversos círculos políticos. Ambos, en lo general no resultan de trascendencia pero en lo particular podrían aportar algunas pistas dentro de la conformación del tablero electoral.
Llama la atención, por ejemplo, esa extraña simbiosis establecida entre el diputado Rubén Guajardo, aspirante a la (de antemano perdida) candidatura a la alcaldía de la capital y José Guadalupe Durón Santillán, “priísta de toda la vida” y exsecretario general del gobierno torancista. Los argumentos de aquel respecto a la capacidad de éste, sobre todo en materia electoral, con todo y lo válidos que pueden resultar, no dejan de sorprender, ya que Durón representa una faceta bastante desagradable y despreciable del priísmo potosino.
Más, todavía, recordemos que a principios de esta administración gubernamental, Ricardo Gallardo se lanzó contra el propietario de un predio contiguo al parque Tangamanga dos, con ciertos derechos de servidumbre de paso dentro del centro recreativo, resultando que no era otro que el propio Durón. Es decir, dentro de la lógica del gobernador si alguien formó parte y encarna a la por él denominada “herencia maldita”, es este personaje. Pero, con todo y que la de Guajardo es una batalla perdida resultaría interesante saber cuáles fueron los acuerdos pactados entre ambos o, al menos, qué le dijo para convencerlo.
Ahora, muchos han hecho escarnio del legislador panista por esa curiosa búsqueda de una candidatura dentro del Revolucionario Institucional, y aunque es cierto que se lo merece, o al menos está abonando en algo a muchos de los agandalles que se le conocen, debe señalarse que bajo esos parámetros no hay diferencia alguna con lo actuado por Enrique Galindo: ambos se suman a alianzas y pactos antinaturales y casi vomitivos, en los que poniendo por delante el desgastado discurso del bien común y la salvación del país, el estado y la ciudad, sólo buscan satisfacer sus aspiraciones personales. ¿Por qué si el PRI-Galindo lo hace el PAN-Guajardo no tiene el mismo derecho?
Por otro lado, nadie se cree aquello de que Guajardo buscaría sólo la alcaldía y nada más, digo para alguien que, entre varios, sólo sabe vivir de la política o avenirse el sustento de ella, resulta complicado tratar de poder vivir de otra forma. Esto nos lleva a preguntar ¿qué se negoció?
Y ya dentro de los terrenos de los que viven no para la política, sino sólo de la política, es también necesario indagar qué fue lo que llevó al todavía diputado federal Xavier Azuara a no buscar en esta ocasión aparecer en la boleta. Dicen algunos que le son cercanos que sólo quiere descansar del ambiente tóxico y del enorme sacrificio que implica ser propietario de la franquicia de un partido y otros, idealistas igual que él, suponen que su retiro temporal (ya que seguramente si el partido lo llama él estará ahí para su servicio) deriva de su generosidad por abrir la puerta y dar la oportunidad a nuevos perfiles; o bien ya está demasiado cansado y piensa dejar la mesa servida a Verónica Rodríguez, quien ya se siente senadora, para que ocupe su lugar en la apropiación del PAN potosino.
Nadie duda de lo filantrópico de su gesto, pero también se puede pensar mal suponiendo que para nada piensa en alejarse del negocio personal que ha resultado el partido; entonces ¿qué hay detrás de esto?, ¿qué se negoción?, ¿va por algún cargo en el comité nacional de su partido?, o ¿fueron otras las circunstancias que lo desmotivaron?, ¿lo afectó el desgaste por la candidatura de su hermano? o ¿qué tanto lo alcanzó a afectar el video de Sánchez Zumaya?
Posiblemente nada de esto se antoje posible y ni siquiera valga el esfuerzo mental por considerarlo, pero no conozco a nadie que después de disfrutar de manera prolongada del embriagante, pero nada elegante, aroma de los cargos públicos esté dispuesto a dejarlo escapar así como así. Pregúntenle a Sonia.
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Aviso parroquial: mañana, domingo 28 de enero, se presentará el libro Diez batallas que cambiaron a México, de la autoría de Pedro Salmerón Sanginés y Raúl González Lezama, editado por el Fondo de Cultura Económica; los comentarios estarán a cargo de los autores, de Alejandro Colunga Luna y Carlos Tapia Alvarado. La cita es a las 12:30 horas, en el salón Príncipe del hotel Real Plaza; entrada libre.