Ya son diez los periodistas asesinados en México durante este año. De esos diez, tres en los últimos siete días. El más reciente, este sábado, en Veracruz.
Sean funcionarios o narcos, uniformados o desinformados, muchos ponen en duda el quehacer periodístico. Desde el presidente hasta el poli que atiende una emergencia ven con desconfianza a esos que saben que pueden hacerlos quedar mal porque no son sus voceros, a quienes les harán la pregunta incómoda o los harán dudar del dato que no tenían en el guion.
Hoy se habla de la prensa «fifí», de medios que «se portan mal», como si no debieran. El periodismo es, debería ser, portarse mal a los ojos de la autoridad. No visceralmente, sino con pruebas, con las versiones incómodas, con los datos que contradicen las versiones oficiales.
Con este, ya son tres años de Crimentales en Pulso. 156 semanas de encontrarnos en las páginas editoriales. Son tiempos revueltos y las letras permiten acercarnos a otras realidades, crear las nuestras.
Bien escribió Unamuno: «Lo que cuentan a diario los periódicos no es sino la superficie [...] nada dicen de la vida silenciosa de millones de hombres sin historia que a todas horas del día se levantan a una orden del sol, y van a sus campos a proseguir la oscura labor cotidiana y eterna».
En esta ocasión retomo la misiva que, como felicitación anticipada por estos tres años, me escribió Cristobal, un ingeniero en electrónica que asistió a uno de mis talleres y desde entonces sigue, inquieto, en su búsqueda y su crítica, siempre con ánimo.
Dice: «para mí ha habido columnas memorables, otras no tanto y —debo decirlo—, algunas para el olvido…» Sí. Pocas columnas periodísticas dan como para ser memorables. Escribir cada semana en el espacio editorial de un medio puede ser usado en contra del que escribe o en contra de lo que considere el opinante. Una columna (o artículo, o editorial), en todo caso, como reza la metodología científica, es una fuente apenas terciaria. Es índice o pista, la forma de llegar a las verdaderas fuentes.
Se le atribuye a Sócrates la frase: “Dios me puso sobre vuestra ciudad como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto”. Ese es el papel del periodismo. El periodismo no debería ser incondicional de nadie. Lo dijo Gabriel García Márquez: “La ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar al periodismo como el zumbido al moscardón”.
No siempre hay ética como no siempre hay apoyo y respeto al verdadero periodismo, o no siempre hay salarios dignos o equidad en la entrega de información oficial. Muchas historias transcurren «off the record».
«Independientemente de la postura que ambos adoptemos sobre los temas abordados (cosa natural de la vida), debo agradecerte el constante estilo de citar textos, de “intercalar” la literatura a los “trending topics” del momento (y otros no tan socorridos), de invitarnos a la lectura y porqué no: impactarnos a reflexionar y/o pensar. (Lo digo de neta)».
Ojalá, y lo intento. No siempre se puede y a veces hay demasiados temas que quisiera abordar, pero ya habrá otros domingos y otros espacios, talleres y redes sociales. Y mi otro nombre es digresión, je. Lo siento.
«Te invito a seguir Persiguiendo de manera Permanente la Perfección a través de la mejora contínua (método PPP), de actuar responsablemente dando voz al reportar e informar incluso lo olvidado y menospreciado. A NO perderte viviendo cómodamente —la nota del momento— con enredos y engolados innecesarios, sino a de&construir memoria y MUY importante: Dar seguimiento».
Llegar a un estilo personal no es fácil, y a veces nos engolosinamos en lo superficial, en la cadencia de ciertos aspectos y, por lo mismo, descuidamos otros. Es como cuando agarramos vuelo a la hora de correr, o caminar. Nos olvidamos de lo demás. O no hay tiempo. Por eso invito a que me manden sus opiniones, sugerencias y reclamos. Para eso son estos espacios opinativos. Ojalá se abran más y más diversos. Ya lo he propuesto ante varios que podrían promoverlos; espero haya eco, ya les informaré si se pudo.
En el medio periodístico hay egos exaltados, investigadores acuciosos y gente que tiene que hacer dos o tres jornadas para sacar «para la papa». La incertidumbre económica nos pesa a muchos, como a una buena parte de la población. Hay miles de anécdotas con amigos, compañeros de escuela o en algún medio, exjefas y exjefes. Ojalá podamos irlas compartiendo. Algunos pasan a jefes de comunicación social (pues con esa redundancia se siguen llamando las oficinas en las dependencias) y, a veces, regresan al medio. Hay funcionarios que confunden su deber de informar con su deseo de publicitarse y poder brincar a otro puesto.
Es un oficio pesado pero con muchas satisfacciones. Es un oficio necesario. Fue ilustradora la experiencia del día que se entregaron los premios estatales de periodismo, en los que esta columna tuvo un segundo lugar. Mientras algunos funcionarios abrazaron al que esto escribe con gran calidez, y una gran sonrisa, otros me saludaron apenitas o de plano me sacaron la vuelta. Ni modo. Amicus Plato sed magis amica veritas.
Quien escribe, o se dedica al arte, está expuesto a la crítica y debería ser autocrítico. Así los periodistas, los funcionarios, los abogados y jueces, los «representantes» de todo y de todos. La crítica debería ser aprovechada para ver debilidades y oportunidades (método FODA, le dicen), y no menospreciada como «revanchismo» (aunque si la hay a veces, eso que llaman algunos, con perdón, «buscarle chichis a las culebras»).
Además de a Cristobal, faltaría espacio para agradecer a todos y todas. No necesariamente para sanar, pero una palabra basta para cambiar un domingo, u otro día. Al Dr. Padrón por sus interesantes correos y compartir sus textos, a Enrique por fotocopiar aquella columna sobre la colonia Himno Nacional y repartirla entre los vecinos; a José Ángel y Juan Antonio por sus apoyo y valiosas aportaciones; a María Elena por convidarme su carpeta de pensamientos y frases (que ya compartiré); a quienes leen Crimentales y expanden su lectura cada semana por redes sociales; a quienes me encuentro en la calle y me dicen algo de lo recién publicado.
Somos Babel, pero podemos intentar comunicarnos. Gracias por las sonrisas y discusiones de estos tres años. A ver qué sigue.
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