Como en su momento fue dado a conocer por los medios de comunicación, el vuelo 370 de Malaysia Airlines, que despegó de Kuala Lumpur la madrugada del 8 de marzo de 2014 con rumbo a Beijing, nunca llegó a su destino y su suerte quedó envuelta en el más grande de los misterios. Se acepta que el avión se estrelló en algún lugar del océano Índico cerca de Australia, muriendo todas las personas a bordo -239, entre pasajeros y tripulantes- pero no se sabe a ciencia cierta que fue lo que realmente le sucedió.
Lo que sí sabemos es que poco después de despegar de Kuala Lumpur, a las 1:21 de la madrugada del 8 de marzo, el piloto de Malaysia Airlines se comunicó por última vez con el control aéreo del aeropuerto al salir del espacio aéreo malayo. A partir de este punto, el vuelo debería haberse adentrado en el espacio aéreo de Vietnam, pero aparentemente nunca lo hizo. En lugar de eso, dio un giro brusco hacia el suroeste, cruzó hacia el estrecho de Malaca, y desapareció del radar.
A partir de ese momento no hay certidumbre sobre la ruta que siguió el avión. Presumiblemente se dirigió hace el sur y se adentró en el océano Índico, hasta que se quedó sin combustible y se estrelló en el mar. Sabemos, por otro lado, que el avión siguió en el aire cuando menos hasta las 8:19. Esto lo sabemos porque envió siete señales automáticas de rutina que fueron captadas por un satélite de la compañía de telecomunicaciones Inmarsat, la última a las 8:19.
A partir de las señales captadas por el satélite, fue posible determinar que el lugar probable en donde se habría estrellado el avión se localiza en algún punto alrededor de un arco de miles de kilómetros de longitud localizado enfrente de la costa oeste de Australia. Si bien contar con esta información es mejor que no tener información alguna sobre dónde en el océano Índico se habría estrellado el vuelo 370, buscar un avión sumergido varios kilómetros en un área tan poco específica no es una tarea sencilla. De hecho, los restos del avión malayo no fueron encontrados y su búsqueda se suspendió hace ya varios años.
Recordemos, sin embargo, que en julio de 2015, más de un año después del accidente, un alerón del avión de Malaysia Airlines fue encontrado en la costa de Reunión, isla que se encuentra enfrente de la costa de Madagascar, a 6,000 kilómetros del sitio en que se supone se habría estrellado el vuelo. El alerón fue trasportado hasta ahí por las corrientes marinas.
Basados en este hallazgo, algunos investigadores han tratado de reconstruir la trayectoria que siguió el alerón hasta Reunión y determinar el lugar en el que se encuentra el avión accidentado. Un ejemplo de estos esfuerzos es un artículo aparecido el pasado 23 de agosto en la revista “AGU Advances”, en el que se plantea determinar dicha trayectoria a partir del estudio de los crustáceos que colonizaron el alerón desde el momento del accidente. El artículo fue publicado por un grupo de investigadores encabezados por Nasser Al-Kattan, de la Universidad del Sur de Florida.
De manera específica, Al-Kattan y colaboradores estudiaron en el laboratorio la misma clase de crustáceos que se encontraron adheridos al alerón, con el objeto de determinar cómo cambia el contenido de un cierto isótopo de oxígeno en su cubierta calcárea, según la temperatura a la que se encuentran. Con esta información, y a partir del contenido de dicho isótopo en la cubierta de los crustáceos encontrados en el alerón, determinaron las temperaturas del océano a las que dichos crustáceos habían estados expuestos en su travesía hasta Reunión. Esta información, juntamente con un conocimiento de las temperaturas del océano, les permitiría determinar su trayectoria desde el punto del accidente.
Cabe mencionar que esto último es más fácil decirlo que llevarlo a cabo, pues existen múltiples caminos que podrían producir los mismos resultados en cuanto a la composición de la cubierta de los crustáceos. El conocimiento que proporcionan, sin embargo, sirve como guía para tratar de, finalmente, encontrar los restos del avión malogrado. En este sentido, esperan Al-Kattan y colaboradores que el gobierno francés, quien se encuentra en posesión del alerón, ponga a disposición de los investigadores más especímenes de los crustáceos adheridos al mismo.
De tener éxito las propuestas de Al-Kattan y el avión accidentado es encontrado, y con esto la caja negra, indispensable para determinar las causas del desastre, se develará finalmente el misterio del vuelo 370, alrededor del cual se han tejido múltiples hipótesis, ninguna con una base suficientemente firme. Y todo esto con la ayuda de un crustáceo -“Lepas anatifera”- que, por lo demás, no luce nada extraordinario.