Durante los últimos años, el consumidor mexicano y desde luego que el potosino ha cambiado más de lo que muchos negocios imaginan y más que cambiar podríamos decir “migrar”.
Lo que antes parecía una tendencia pasajera —“comprar en línea”— se ha convertido en un hábito sólido que crece a doble dígito, lo que se traduce en alta velocidad y enviable para cualquier modelo de negocio, principalmente para aquellos que ya tienen años compitiendo en el mercado.
Hoy no solo compramos productos; compramos comodidad, rapidez, servicio, confort, conveniencia y certidumbre, entre otras. Y esa transformación está obligando a las empresas de San Luis Potosí a replantear por completo su forma de vender. Aunque todavía hay muchos negocios que prefieren seguir trabajando a través de los canales tradicionales y tienen miedo a correr los riesgos que esto implica.
¿Por qué está aumentando tanto el consumo digital de manera global?
El primer factor es evidente: ahorra tiempo. El ritmo de vida urbano, el tráfico en horas pico y la búsqueda de eficiencia hacen que cada vez más consumidores prefieran resolver una compra desde el celular en menos de dos minutos.
El segundo factor es la comparación inmediata de precios. En línea, el consumidor puede ver varias opciones antes de tomar una decisión; en la tienda física, difícilmente tiene esa ventaja.
Y el tercer factor, quizá el más poderoso, es la influencia de lo social: reviews, recomendaciones, videos cortos, tutoriales y testimonios que construyen (o destruyen) la confianza de una marca.
Sin embargo, tenemos que reconocer que hay negocios que los cambios o adaptación a las ventas en línea se han dado con mayor rapidez y es que todos los enfocados en B2C, en donde la compra depende directamente del usuario final se han visto con mayor crecimiento que los de BTB ya que los procesos de toma de decisiones son más lentos, sin embargo, las tendencias marcan que, en el BTB, una vez que se lleve a cabo la primera compra las posteriores se darán mucho más rápido y con mayor continuidad.
Con este panorama, han cambiado también los comportamientos reales del consumidor. Hoy, el comprador consulta su celular incluso estando dentro de una tienda física. Verifica precios, revisa disponibilidad, busca opiniones o compara versiones del mismo producto. La famosa expresión “voy a pensarlo” ahora significa “voy a revisar mi celular para ver si me conviene comprártelo a ti o a alguien más”. Y en esa frase se pierde —o se gana— una venta.
Además, el consumidor espera respuestas rápidas. Un mensaje no contestado en WhatsApp, una página que carga lento o un catálogo desactualizado pueden significar una oportunidad perdida.
Este cambio de hábitos afecta a todos los sectores de San Luis Potosí: comercio, supermercados, restaurantes, servicios profesionales, educación, etc. La competencia ya no es solo local; ahora compites con cualquier marca que tenga un botón de compra y entregue en menos de 48 horas.
¿Qué deben hacer las empresas para no quedarse atrás? Primero, tener presencia digital funcional, no solo decorativa. Un negocio sin catálogo, sin horarios claros, sin precios visibles o sin atención rápida es un negocio que pierde relevancia. Segundo, integrar experiencias híbridas: permitir que el cliente vea el producto en tienda, pero lo pague desde su celular, o que reciba asesoría digital antes de visitar el establecimiento. Tercero, usar la analítica básica: medir qué se vende más, en qué horarios hay más consultas y qué productos atraen atención, incluso si no se compran.
Finalmente, las empresas deben entender que el consumidor no distingue entre “tienda física” y “tienda digital”. Solo distingue entre experiencias fáciles y difíciles. Entre marcas que lo ayudan y marcas que lo complican.
El aumento de las compras digitales no es una moda: es una señal clara de cómo los compradores están evolucionando. Las empresas que adapten su estrategia a estos nuevos hábitos no solo sobrevivirán; crecerán, las que no, seguirán pensando que el problema es la competencia… cuando en realidad el problema es que el consumidor ya no espera a nadie.