En Cuba, ya estamos acabando
con los ricos, decía Fidel Castro
a un diplomático Sueco.
¡Es extraño! contestó, en Suecia ya casi acabamos con los pobres.
El presidente MALO, continúa simulando que no se entera de la terrible tragedia que estamos viviendo en México por la violencia, los secuestros, los feminicidios, la extorsión y el robo a mano armada que estamos sufriendo los mexicanos. Y si se entera, parece no importarle y si le importa, asume la irresponsable actitud de echarle siempre la culpa a los anteriores, especialmente a Felipe Calderón, pero no dice qué va a hacer para detenerla. Las preguntas son entonces, ¿Para qué se hizo elegir? ¿Qué no prometió muchas ocasiones que acabaría con la violencia? ¿Ignora tal vez que el número de víctimas de la violencia, entre muertos, desaparecidos y las víctimas de violación, ya superan con mucho las que le achacaba a Calderón? ¿Desconoce también acaso que ya hay casi 14 millones de mexicanos que han perdido su empleo en los últimos tres o cuatro meses? ¿Y que miles de empresas pequeñas y medianas se verán obligadas a cerrar sus puertas, si el gobierno no impulsa un plan de rescate? ¿No está enterado de que el desempleo masivo puede desatar una crisis social de grandes proporciones y obligar a los desempleados a ingresar en la delincuencia?
Rara vez en sus mañaneras o casi nunca, se refiere a esta terrible ola de sangre en que se encuentra el país. Le gusta referirse a la rifa del avión, a las estampitas que lo protegen del terrible Coronavirus, o ahora su tema favorito, la detención y confinamiento en una suite de lujo de uno de los hospitales más caros de México, desde donde, por la vía remota Emilio Lozoya va soltando la información que le conviene para sus fines electorales del 2021. Pero queda claro que hasta el momento no hay nadie en la cárcel; todo esto es solo un show mediático para buscar votos para su bando que ya empezó a mostrar sus ásperas rencillas internas por las candidaturas.
En México estamos aún más preocupados no solo por el riesgo al contagio, sino por el azaroso y penoso destino que nos aguarda por la destrucción sistemática de la economía, del empleo y de la confianza en el país, como destino de la inversión nacional y extranjera, que auguran años por venir extraordinariamente difíciles.
Este gobierno del 4t, quiere alcanzar la igualdad económica entre los mexicanos, bajo el necio método de empobrecernos a todos, lo que, además de ser una barbaridad, es un crimen social. La igualdad económica no se alcanzará así jamás. Un buen gobernante debe buscar la igualdad, pero solo en oportunidades en educación, de empleo y de salud, pero en el sentido inverso, es decir, no empobreciendo a los mexicanos, como lo está haciendo este gobierno fatídico, sino buscando un nivel de vida digno y suficiente, lo que solo se logra creando empleo y fuentes de trabajo que generan riqueza, pagan impuestos y contribuyen positivamente al bienestar de la sociedad, al Bien Común.
Quienes pretenden atribuir a los críticos de MALO una supuesta malquerencia hacia él, están confundidos. Odiamos, sí, pero solo al abuso de poder, a las mentiras del discurso mañanero, a las promesas de campaña que no se cumplen, al discurso tóxico y envenenado del presidente, a su torpe clasificación de que solo son buenos los que le aplauden. Odiamos también la pérdida de confianza nacional y extranjera para invertir, por decisiones descabelladas. Cuando el MALO, aplica epítetos como conservadores, partidarios del PRIAN y afirman que antes no alzábamos la voz contra la corrupción, las transas y los fraudes electorales del régimen que encabezaba el PRI, falta vilmente a la verdad. Somos muchos los que hemos estado en pie de lucha desde hace muchos años, contra la corrupción y los latrocinios y abusos de los gobernantes priistas que fueron quienes detentaron el poder total durante muchas décadas, en esos muchos años en que el actual presidente militaba entusiastamente en las filas del PRI, en su estado natal, Tabasco, del cual renunció solo porque no le dieron la gubernatura que exigía.
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La pandemia que está asolando al mundo entero y, el pernicioso encierro al que está sometida la población de gran parte de nuestro planeta, además de causar grandes estragos en la salud y la vida de millones de personas, están arruinando la economía de grandes grupos humanos y quizás más acentuadamente en la vida de nuestra nación, debido al pésimo manejo que le ha dado el gobierno tanto en lo que se refiere a la atención sanitaria a los mexicanos, como en el apoyo económico casi nulo que ha brindado a los sectores sociales que más lo requieren. Autoridades sanitarias de varios países han expresado ya diversas y bien fundadas críticas a la “estrategia” que sigue este gobierno por no haber realizado desde el principio las acciones que se le recomendaban para controlar y reducir los contagios, mediante el método aceptado en todo el mundo, para aplicar masiva e inteligentemente, las pruebas que permitirían haber aislado a los contagiados y empezar a atender a su más cercano círculo de familia y compañeros de escuela o de trabajo, para reducir drásticamente la mortandad y los contagios.
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