“El fin justifica los medios”.
Napoleón Bonaparte
El propio presidente lanzó la embestida. El 28 de enero advirtió: “Hay un director de un instituto que es el único que no quiere aceptar la propuesta de gratuidad. Yo le llamo a que recapacite”. Se refería al doctor Miguel Ángel Celis, director del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.
El subsecretario de salud Hugo López-Gatell continuó: “Se logró aprobar la propuesta de gratuidad en todos los institutos, excepto en el Instituto de Neurología y Neurocirugía, porque tiene contratos con una empresa privada para proveer de insumos y material quirúrgico por 650 millones de pesos, y actualmente está vigente hasta noviembre de 2020”.
El 29 de enero el instituto se vio obligado a aceptar la gratuidad, pese a sus carencias presupuestarias. Celis declaró que no había firmado el convenio porque había estado “en una comisión”. Ante las acusaciones de López-Gatell, invitó a que se revisara el contrato: “Que la investigación se haga; nosotros somos una institución transparente y estamos obligados como servidores públicos a rendir cuentas”.
Aceptar la gratuidad, sin embargo, ya no era suficiente. El régimen quería venganza. El 6 de febrero llegó de improviso a Neurología una partida encabezada por el secretario de salud, Jorge Alcocer, la secretaria de la función pública, Irma Eréndira Sandoval, y el titular de la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud, Gustavo Reyes Terán, con actuarios y un equipo de grabación de video. Encontraron lo que es hoy es regla en los hospitales públicos: carencia de medicamentos e insumos. Sandoval hizo un llamado a la gente para denunciar actos de corrupción en Neurología y Pediatría, los dos institutos que resistieron las nuevas políticas del gobierno. Finalmente, Celis fue destituido este 21 de febrero por la junta de gobierno, presidida por el secretario Alcocer, con la presencia de Thalía Lagunas, oficial mayor de Hacienda.
Celis es uno de los neurólogos más reconocidos de México. Cuenta con una larga carrera en el sector público. Fue investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM. Es pionero en detección y tratamiento de cisticercosis cerebral y tiene la mayor clínica de esclerosis múltiple en México y Centroamérica.
El doctor Germán Fajardo Dolci, director de la Facultad de Medicina de la UNAM, expresó su “reconocimiento y solidaridad” hacia quien ha sido profesor de posgrado en la institución durante décadas y es un “neurocirujano de talla mundial”. José Narro, exsecretario de salud y exrector de la UNAM, aseguró que “el Gobierno Federal comete una injusticia al tiempo que atropella la dignidad de los profesionales de la salud e incuba un problema grave”.
Las carencias de los institutos de salud, siempre presentes, se han venido agravando. Los recortes de presupuesto, aunados a la prohibición de cobrar cuotas de recuperación, los han dejado en condiciones de extrema precariedad. En 2019 los directores tuvieron que acudir a la Cámara de Diputados para que se les restituyeran fondos congelados por Hacienda. En septiembre, Alejandro Mohar renunció a la titularidad de la Comisión de Institutos Nacionales de Salud.
El presidente, como siempre, justifica sus acciones por un supuesto combate a la corrupción, pero exhibe un desprecio a las entidades autónomas y a la investigación científica, razón de ser de los institutos. Ahorcarlos financieramente es la estrategia para acabar con ellos o tomar control. Poco importa si para ello es necesario linchar a una eminencia. El fin justifica los medios.
Desde el poder
“¿Quién sabe eminencia para qué?”, cuestionó AMLO al doctor Celis. Supongo que la brillante trayectoria académica del mandatario le permite juzgarlo. ¿O será que utiliza la fuerza del poder simplemente para aplastar a un médico incómodo?
Twitter: @SergioSarmiento