La Comarca del Bierzo ha tomado por asalto en años recientes el territorio de la excepcionalidad en lo que tiene que ver con la producción de vino europeo de alta clase. Una dinastía local, la de la familia Pérez (junto a la familia Palacios, importados desde la Rioja) se ha instalado en la vanguardia de la zona, revolucionando un terruño privilegiado, potenciando sus antes rústicas expresiones enológicas hasta alcanzar la cúpula estelar de la elegancia y la tipicidad, firmamentos reservados tradicionalmente para regiones como la Borgoña.
El reino de la mencía se sitúa en el noroeste de la provincia de León, en el seno de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, a unos cien kilómetros del Cantábrico y un poco más de la Ría de Vigo. Su viñedo se caracteriza por una atomización de las parcelas, una propiedad minifundista y terrenos con pendiente (¿Les suena Côte-d´Or?). Tiene un microclima muy especial: la barrera natural de la Sierra de los Ancares calma el ímpetu de las borrascas atlánticas y genera una climatología continental, con influencia del Océano, ideal para el cultivo de la variedad citada.
En el corazón de este entorno modélico y una familia con vocación de viticultores, atavismo que data de la mitad del siglo xviii, nació el que bautizamos en otra conversación como “El buzo de Valtuille”, por su técnica de envejecer sus botellas a 19 metros de profundidad, en los mares frescos de las Rías Baixas (cuando saca las botellas están cubiertas de mejillones, lapas, berberechos, algas y demás fauna y flora marina), estilo que ha sido imitado por muchos.
Raúl Pérez, que va por la vida con un par de jeans, una camiseta, melena gris hasta la mitad de la espalda y una barba que descansa en su vientre, dos veces “Mejor Enólogo del Mundo” y múltiple recipiente de consagradores podios, curtió en las laderas de parras bercianas a su sobrino César Márquez Pérez, quien, luego de 7 años a su lado, volteó a ver hacia Chambolle-Musigny y hacia sus adentros para comenzar con el proyecto que firma ahora con nombre propio desde 2015: César Márquez.
César Márquez ha sabido balancear esa larguísima tradición familiar tanto con la influencia de su tío Raúl, genio y figura, como con su propia intuición y creatividad. Es uno de esos naturales equilibristas que hacen parecer sencillo lo más complejo –privilegio del artista–, que hace vino desde el alma y con sabiduría, que sin muchos aspavientos ha cosechado reconocimientos críticos que compiten con los de su mentor.
En el vino sólo hay una cosa, caro lector, más importante que las personas: el propio vino. Nada puede contar mejor la historia, la sensibilidad y el talento de César Márquez que una copa de alguno de sus fantásticos caldos. Desde sus tintos, todos ellos mencía con un 15% de uvas blancas, hasta sus blancos de uva godello –criados en barrica– como La Salvación; desde su vino regional, Parajes, pasando por su botella de Valtuille, hasta sus etiquetas de parcela como Rapolao, Pico Ferreira o Sufreiral, de los que no hace más de 1200 botellas al año para todo el mundo, todos y cada uno de ellos son una experiencia que nos transmite una identidad, un estilo, una emoción, una filosofía, un refinamiento que pocas veces podemos ver reunidos en botellas asequibles.
En tiempos en los que hay que hipotecar la casa para probar los grandes vinos de la sofisticación y la gracilidad es una fortuna que tengamos a nuestro alcance expresiones con virtudes semejantes, tintos y blancos con aromas refinados a fruta roja y a flores, con cuerpos medios y mucha frescura, con alcoholes integrados y finales largos y armónicos… pero, sobre todo, con una personalidad y un carácter tanto adorables como específicos. César Márquez ha logrado vinos técnicamente impecables, con alma vieja, sensibilidad a flor de piel y rotundamente deliciosos.
En este año, tanto Raúl como César han recibido el justo premio a su arte y trabajo: 100 puntos Parker para Raúl con La Muria 2023 y 100 puntos Tim Atkin para César con Villegas 2023, vinos que junto a La Faraona de Álvaro Palacios consagran al Bierzo como la región más interesante de España y la mencía como uno de sus iconos.
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