En esta ocasión trataremos un tema menos tangible que la contaminación de aire, agua, suelo, etc., con la que convivimos diariamente y percibimos por medio de nuestros sentidos y que hemos tratado ampliamente en esta columna. Y este tema es la contaminación mental de que somos objeto principalmente por la manipulación de que somos víctimas a través de los medios masivos de comunicación. En parte esta manipulación nos está canalizando a esta actitud de no atacar de frente el problema ecológico en el que estamos inmersos y preocuparnos por resolver asuntos menos importantes que este caso, del que puede en cierto momento depender nuestra continuidad como especie en el planeta. Vale la pena recordar la frase de JOSEPH GOEBBELS que fue el ministro de propaganda de Hitler en la Alemania nazi: “UNA MENTIRA REPETIDA MIL VECES SE CONVIERTE EN VERDAD”, y lo logró a tal grado que convenció a una nación completa como Alemania de provocar la Segunda Guerra Mundial.
En nuestro caso y mediante campañas orquestadas por las grandes corporaciones, se nos induce a ser parte del CONSUMISMO DESMEDIDO al vendernos la idea de que entre más cosas tenemos, más gastamos, más consumimos, MÁS FELICES SOMOS. Lo puedes ver en prácticamente todas las películas, los comerciales, la música, los premios Óscar, los desfiles de modas, etc, etc. Se nos repite miles de veces la mentira del consumismo hasta que nuestros cerebros la convierten en verdad.
Por lo anterior, damos más valor a la ECONOMÍA que a la ECOLOGÍA, es decir, en simples palabras: Vale más el dinero que la salud física y mental nuestra y de nuestros hijos y nietos. Esa es la gran mentira.
Hoy tenemos más información PER CÁPITA de la que nunca tuvo la humanidad y este exceso de información manipulada nos tiene aislados de los problemas reales. Sin embargo, existe un antídoto para esta contaminación mental y manipulación y es el concepto llamado ABSTRACCIÓN y se define como “EL ACTO DE REMOVER LA INFORMACIÓN INNECESARIA”, y es un proceso mental bastante fácil de realizar; es decir, quitar el exceso de información que sólo nos confunde en nuestra toma de decisiones y priorización de realidades. Y facilita el funcionamiento de nuestro cerebro, que trabaja por módulos y por capas, y al remover la información no necesaria podemos discernir mejor entre mentiras repetidas, verdades a medias y verdades totales.
Ecológicamente, hoy tenemos más información a la mano que nunca. Desde nuestro teléfono o computadora podemos tener acceso en tiempo real a las imágenes satelitales, a pronósticos del tiempo, a la formación de huracanes, a las emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero, a los puntos IMECAS, a los incendios forestales, a las precipitaciones pluviales, a las sequías, y ante este exceso de información nuestro cerebro-mente se pierde y nos paralizamos, y en lo personal no hacemos prácticamente nada para remediar el ECOCIDIO que estamos cometiendo entre todos.
De lo anterior se aprovechan las grandes corporaciones, ya que la realidad es que vivimos en un GOBIERNO CORPORATIVO MUNDIAL, que mide sus aparentes logros por medio del PIB (Producto Interno Bruto), los índices de las Bolsas de Valores y demás parámetros complejos y abstractos en muchos casos, que contribuyen aún más a nuestra CONTAMINACIÓN MENTAL e inacción.
Qué hacer en lo personal: Por medio de un proceso de ABSTRACCIÓN trata de quitar toda la información y basura mental innecesaria que nos inducen por los medios de comunicación, y analiza tu realidad ante este gravísimo problema ecológico, verás que prácticamente no hacemos nada por miedo al cambio o por comodidad o apatía. Por lo pronto y en esta sequía, si continúa, muy pronto estaremos realmente sin agua y en automático nuestra mente le dará su valor real al agua. Lo mismo puede pasar con cada una de las carencias que se avecinan si no corregimos el rumbo pensando en la ECOLOGÍA por encima de la ECONOMÍA. Recuerda que entre más alto es tu ESTRATO SOCIO-ECONÓMICO más alta es tu responsabilidad, porque va en relación directa con tu CONSUMISMO. Pero al mismo tiempo, si corriges, tu aportación a la solución ecológica es mucho mayor que estratos socio-económicos menores.