Crónicas necesarias

Muchos temas esta semana: asesinaron al ex primer ministro japonés Shinzo Abe en un mítin, Boris Johnson anuncia su retiro como primr ministro británico y están en proceso otras renuncias: Estonia, Sri Lanka, etc. Que Elon Musk siempre no va a comprar Twitter o La inflación en México es baja en comparación con otros países pero ya llegó a 7.99 %, su nivel más alto en 21 años; de lo peor: el anuncio de que va a subir (otra vez) el pan de dulce.  

Hace falta más cercanía a hechos noticiosos internacionales, nacionales y locales. El uso de otros géneros en los medios sería agradecible para entender lo que está pasando. La crónica es un género periodístico pero también literario que puede ayudarnos a conocer ambientes, lugares, puntos de vista diferentes. Extraño la nota roja bien hecha, por ejemplo. 

Recibir solo noticias provoca a veces más desinformación, porque pareciera que no tienen que ver una con otra. Un factor común en buena parte de estos hechos es la sensación de que todo puede quedar impune: del abogado asesino de su pareja en un restaurante de la Ciudad de México a los casos abiertos contra Alito Moreno o lord Peña Nieto. O la no investigación sobre el procurador Alejandro Gertz Manero. Esperar a que el karma haga lo suyo no siempre funciona.

Este viernes 8 de julio falleció a los 100 años de edad el expresidente Luis Echeverría Álvarez (LEA). En mis recuerdos personales no habita: fue presidente de 1970 a 1976, o sea que terminó cuando yo tenía 5 años. “Ganó” la presidencia ante el panista González Morfín con el 86 % de la votación. 

Del “arriba y adelante” pasamos a “la solución somos todos”. En mi memoria política el primero, yo en la primaria, fue José López Portillo, con su nacionalización de la banca y su defensa del peso a ladridos, y en lo local por supuesto Carlos Jonguitud Barrios, con su río pavimentado, sus eventos masivos (como aquel fallido de la coreografía de “Pajaritos a volar”) y (recién nos comprobamos aunque lo sospechábamos) la compra de un predio a su esposa Lupita Rodea por 50 millones, para construir la Casa de Gobernadores. 

Las obvias semejanzas con el presente han sido retomadas desde ayer. Prometo leer o releer textos de teoría y periodísticos para luego abordar ciertos detalles que van de lo curioso a lo trágico. Para (no) variar. 

Con LEA y JLP el priismo estaba en su apogeo, con “carro completo”, adaptándose a los cambios en América Latina y la hegemonía de Estados Unidos. Echeverría fue (con Díaz Ordaz y López Mateos) informante de la CIA. Orquestó, apoyó, o al menos solapó, muchos crímenes de Estado, de la matanza de Tlatelolco, cuando era secretario de Gobernación con Gustavo Díaz Ordaz (GDO), al Halconazo de junio de 1971, y el “pinochetazo” a la cooperativa del periódico Excelsior, que derivó en la fundación de las revistas Proceso y Vuelta. En 2005 se le dictó a LEA una orden de aprehensión para ser juzgado por genocidio, pero se sobreseyó el caso en 2009, “por falta de pruebas”. 

Dice Carlos Monsiváis en Proceso:

«en 1974, en su aciaga visita a la Ciudad Universitaria, ante el reclamo de quienes exigen justicia en lo tocante al 2 de octubre y el 10 de junio, Echeverría se exaspera: “¡Jóvenes fascistas, jóvenes del coro fácil!”. Le disgusta sobremanera que se le vaya de las manos la complicidad de la Historia. En 1968, el gobierno maneja la memoria y, salvo las marchas y los mítines y un puñado de revistas y periódicos, monopoliza la voz pública. Algo similar, aunque disminuido, sucede en el sexenio de Echeverría, pero luego, al venir a menos la era del PRI y producirse el destrozadero de los prestigios, los embargos de la memoria pública se diluyen.»

En la época echeverrista fueron gobernadores de San Luis Potosí Antonio Rocha Cordero (1967-1973) y Guillermo Fonseca Álvarez (1973-1979), cuyos nombres recién han sido borrados de calles e instituciones. Dijo Roberto Naif Kuri en entrevista para Martín Rodríguez (Pulso: 19/01/2022) que en 1973 su amigo Echeverría vino a SLP a la ceremonia los 50 años de autonomía de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), y tomó decisiones como “la consolidación del Instituto Tecnológico de San Luis Potosí, fundado por él” y la UASLP “otorgó prestaciones y reconoció tiempos completos para profesores que se dedican de lleno a la institución y fueron incorporados al ISSSTE”.

También en aquel tiempo se emplearon fondos federales para crear las escuelas de Agronomía y de Psicología, y las instalaciones del Centro de Salud Universitario”. LEA “pensaba regresarse el mismo día, pero el entonces gobernador Antonio Rocha Cordero le pidió quedarse un día más en San Luis Potosí […] Luis Echeverría se mantenía agradecido con Antonio Rocha, porque este último en el cargo de titular de la Procuraduría General de la República [con GDO] dijo que él no aspiraba a la presidencia de México y que se requería de un hombre joven”.

Según la nota de Martín, con los dichos de Naif Kuri, “Antonio Rocha aprovechó para pedirle que el candidato sucesor a la gubernatura de San Luis Potosí fuera Guillermo Fonseca Álvarez”.

Entender la relación entre biografía y crónica nos puede aportar otra perspectiva de lo que se convertirá en historia. La cultura debe ser colectiva, no solo hechos artísticos, y la historia incluye lo cultural, lo psicológico y lo sentimental. Esto se aplica lo mismo a políticos que a los adultos mayores de la familia.      

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Posdata: esta semana terminé los proyectos de tres cursos y talleres, amarré actividades de lectura pública de integrantes de los talleres que coordino y (hablando de biografías, narrativa histórica y crónica) participaré en varios homenajes a potosinos y potosinas que deberían ser más memorables. Los invito a estar al pendiente de mi blog y de mis redes.