De cucarachas

En mala hora leí  que las cucarachas viajan en parejas. Desde entonces, y gracias a estos días bochornosos en que los pequeños animales salen de sus escondites, al ver a una cucaracha inmediatamente pienso que nada ha terminado, que hay una historia en curso que todavía ni siquiera veo. 

Quizá sea el resultado de una mala publicidad o tal vez esa manía asquerosa de regodearse en lo sucio y en lo obscuro, pero las cucarachas me ponen los nervios de punta. No temo aceptar que les tengo miedo. Pienso que se me van a trepar y me atacarán sin piedad. Peor si vuelan. Sin embargo, les guardo cierta admiración. Son resistentes como pocos seres, hábiles y escurridizas. Pueden vivir días con la cabeza cercenada, pero no resistirían una explosión atómica, esos son puros chismes. Eventualmente mueren como cualquiera, pero para eso, hay que atraparlas antes.  

Un estudio liderado por Mathieu Lihoreau del Queen Mary College de la Universidad de Londres ha encontrado que estos animales efectivamente son entes sociales. Viven en grupos, conviven, se comunican a través de emisiones de químicas corporales, reconocen a los miembros de sus familias, aunque sean de diferentes generaciones y utilizan cierto sistema para hacer saber al clan qué comida resulta mejor. Vaya, las desgraciadas se recomiendan las cocinas. Desde entonces, una parte de mi se siente extrañamente halagada. 

Sin embargo, lo que más me llamó la atención es que las cucarachas toman decisiones colectivas. Son, de hecho, ejemplo de formas emergentes de cooperación, es decir, al momento de compartir información, toman decisiones en pro del grupo buscando la supervivencia comunal. De alguna manera, aprenden y transmiten el conocimiento, haciendo que prevalezcan aquellos resultados que les fueron beneficiosos y entonces los comparten con el grupo, que optará por aquello que no las ponga en riesgo. Ora resulta que las cucarachas son más inteligentes que nosotros. 

Se tienen catalogadas alrededor de cuatro mil especies distintas de cucarachas; algunas son producto de criaderos, especialmente en China, donde son utilizadas para elaborar cosméticos o productos medicinales. Hay un tipo que ayuda a la polinización y otras que ayudan a fertilizar el suelo con sus heces, dado que procesan nitrógeno que nutre el suelo.  El resto… pues nada, ahí está nomás. 

Lo cierto es que, si una puede aprender de las cucarachas, una puede aprender de cualquier cosa. Me gustaría decirles que he cambiado y que nunca volveré a matar una cucaracha, pero vaya, de cuatro mil especies nomás dos sirven, así que hay tres mil novecientos noventa y ocho posibilidades de que la que mate no sirva más que para asustarme. Además, no es por nada, pero yo nomás soy humana.