De pensarle

Los dos primeros años del sexenio nos trajeron una sonrisa congelada, sin mucho que festejar aparte de haberlos sobrevivido. Claro, nuestro sistema de salud no se parece al de Dinamarca (de hecho, antes era menos diferente) ni la pandemia nos deja algo para celebrar o presumir. Tampoco se ve nada bueno en economía, seguridad, inversión, empleo, pobreza…

Igual hemos conocido los resultados de numerosas encuestas sobre este gobierno y su líder, lo que incluye ciertas perspectivas electorales para el próximo año. En promedio las 9 principales le otorgan 60.3% de “aprobación” al presidente, que es una cifra muy alta aunque él dijo que su sondeo telefónico le da un 71% (quienes desean que continúe, y 25% no).

Sorprende que las encuestas más serias marquen aquí alrededor de 60% de aceptación, si bien esto se refiere a su popularidad y a retóricas o acciones demagógicas que le funcionan ahora… es cosa de que siga intentando cambios y encarnando una esperanza, no de evaluar logros y resultados que quieren aparentar. Las entrañas de los sondeos y otras preguntas, nos arrojan luz sobre las contradicciones.

Así las respuestas negativas o de temores en cuanto a la salud, economía e inseguridad, contrastan con una fe ciega de apoyo incondicional en términos generales. Continúa entonces la ilusión sin que se evalúe al gobierno.

AMLO ya debe haber notado que gobernar no es nada fácil, que eso en realidad “sí tiene ciencia y había mucho que aprender, aun echando a perder”. No pudo evitar tantos errores y frustraciones con su experiencia de hace 15 años en el gobierno local del DF, y al atacar a tres presidentes tampoco se puso a pensar cómo se tenían que hacer las cosas ni que lo que exigía en su eterna campaña se le podía regresar.

Se aprovecha de la penosa confusión, lo que le resulta muy útil pero también es sumamente dañino para el país. La realidad es que los logros son muchos menos que sus fracasos o mentiras, y lo peor está por venir.

* ESTA SEMANA CONOCIMOS EL importante Índice de Progreso Social (IPS) México 2020, que es construido cada año por el grupo de la sociedad civil, ‘México, ¿Cómo vamos?’. Se trata de un desglose para los estados del índice nacional que elabora el International Social Progress Imperative con datos de 163 países (México ocupa aquí el mediocre lugar 62).

El antecedente es que, desde 1990, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) calcula el Índice de Desarrollo Humano (IDH) a partir de sólo tres indicadores originales: el ingreso real per cápita, la educación y la población. En 2019, México se pierde aquí en el sitio 76 entre 189 naciones y la oficina del PNUD también lo estima para los estados.

Todo ello se vincula a la conocida idea de que el crecimiento económico (del Producto Interno Bruto) no es suficiente para el desarrollo, ya que se deben adicionar variables sociales. Esto lo notó el actual presidente (en 2019 que dejó de crecer el país) y planteó sustituir o complementar el PIB con una nueva medición, pues quizá no conocía estos avances.

Calculado desde 2013, el IPS se basa en 54 diferentes indicadores dentro de las grandes áreas de necesidades humanas básicas (vivienda, agua potable, seguridad, asistencia médica), fundamentos del bienestar (educación, salud, medio ambiente, tratamiento de aguas) y oportunidades (inclusión, derechos políticos y de propiedad, corrupción, educación superior).

Miren, los datos permiten comparar entidades en cuanto a su PIB per cápita y su desarrollo social, así como con países similares. Las primeras 7 son Nuevo León, Sinaloa, Yucatán, Coahuila, CdMx, Aguascalientes y Querétaro, en ese orden, mientras que al final aparecen Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Tabasco, Hidalgo y Zacatecas, en un orden inverso del lugar 32 al 26.

San Luis Potosí queda apenas en el número 24, y los diversos elementos podrán ser de utilidad para marcar objetivos de mejora… tal vez rumbo al próximo Gobierno del Estado. Los temas son de gran interés para el país y las entidades, en el entendido de que sólo el crecimiento del PIB, con inversión productiva, genera desarrollo y bienestar al sumarse otros factores clave.

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