En ninguna parte del mundo es posible tener un debate sin ideología, a ese cúmulo de ideas que caracterizan a una persona, colectividad, movimiento cultural, religioso y por supuesto político, es entonces un requisito sine qua non tener una ideología si se pretende discutir en la arena política, pues debería ser desde la ideología donde se asuman posturas claras de los grandes temas nacionales. A propósito de lo anterior y ya inmersos de lleno en el proceso electoral más grande de la historia en México las fuerzas políticas comienzan a moverse, pero al margen de lo que culminará en las urnas a mediados del próximo año, vale la pena echar un vistazo a la ideología que defenderán quienes abanderen una candidatura a través de un partido político, de todo esto lo más interesante será asociar a las personas (candidatas y candidatos) con los partidos que les postularán (ideologías), es decir la congruencia política entre el decir y el actuar respecto al instituto político que le abandere. En los años noventas cuando se vivió una crisis ideológica y donde ante la falta de compromiso de las personas con las posturas de los partidos, estuvo de moda el “candidato externo”, aquel que siendo abanderado por un partido era una persona incapaz de comprometerse con sus principios ideológicos; experiencias se cuentan por cientos en México, perfiles saltimbanquis migrando de partidos de derecha hasta izquierda y viceversa. En política suele suceder lo mismo que en el futbol, no puedes ser hoy águila y amanecer mañana siendo chiva, tal vez los jugadores lo hagan cuando son seducidos por el mercantilismo voraz, pero un verdadero aficionado igual que un convencido ideológico no podría variar jamás sus posturas, así como tampoco puede cambiarse el jersey del equipo de sus amores. Así, estimado lector, la ideología por supuesto que importa, debe importar, desde un punto de vista democrático la ideología de los partidos no se puede tildar de positiva o negativa, pues la forma de pensamiento humano es tan diverso como el universo mismo, pero lo que si podemos exigir a quienes resulten ser candidat@s a cargos de elección popular es congruencia, las posturas de izquierda y de derecha en la geometría política están más que claras, inlcuso quien se autodefina de centro tendrá una pequeña inclinación hacia cualquiera de los dos lados. Justo la crisis de credibilidad que enfrentan hoy los partidos políticos en México se explica a partir del extravío de sus principios básicos, pues el ciudadano percibió que en ocasiones se trata de ganar a como de lugar dejando de lado, lo que a mi punto de vista es lo más importante: la ideología. México y el mundo necesita y requerirá siempre de los grandes ideólogos, esos guías insustituibles que nos pueden gustar o no pero cuanta falta nos hacen, aquellos ideólogos de la estatura de: Jesús Reyes Heroles, Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Heberto Castillo, Ifigenia Martínez o Manuel Camacho Solis. Y a propósito de la importancia de la ideología, surge un grato recuerdo en memoria de un jóven y extraordinario político potosino de alta estima, el buen Aurelio Gancedo quien desde niño adoptó por convicción la filiación política que defendió e hizo suya toda su vida, su congruencia le ganó la admiración de muchos y el respeto de sus adversarios; a eso me refiero estimado lector, siempre será mejor externar una postura clara, firme y congruente, se puede ser de derecha o de izquierda pero como lo dice el compositor argentino Alejandro Lerner: “… defender mi ideología buena o mala pero mía…” Algunos buenos amigos me preguntaban ¿y tu a quien le vas este 2021 Jorge Andrés? Yo, ni águila ni chiva, puro Atlético de San Luis. Hasta el próximo lunes.
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