Derecho discrecional

El alcalde de la capital potosina Enrique Galindo Ceballos no se complica la vida ni se la complica a los capitalinos; el incremento en diversas cuotas a la ciudadanía es más sencillo de lo que parece. Para empezar no se aumentan, se trata de una actualización, de un ligero ajuste y, para continuar, como en el caso de los parquímetros, quien quiere lo paga y quien no, no. Algo así como en aquel rótulo en que, según Alfonso de Alba, don Diego Romero, alcalde del Lagos a principios del siglo XIX, sentenciaba: “El que tenga perro que lo amarre y el que no, no.” Para qué entrar en absurdos razonamientos si es tan simple: “El que quiere usa el parquímetro y lo paga, y el que no quiere se estaciona en otro lugar. Es totalmente opcional para el ciudadano…”; es un “derecho discrecional”; aunque no dijo si contemplado en la ley. 

Detrás de esto hay un profundo análisis, casi de tipo teologal: “…más que cambios [en la tarifa] está previsto en la ley de ingresos […] parquímetros tiene desde 2008 que no se actualiza la cuota, el valor de la hora parquímetro; es decir, tiene mucho rezago y luego tú has escuchado que todo mundo se cuelga de parquímetros: oye y paguen esto y paguen bomberos, y paguen… pues sí, nada más que no se ha actualizado    el costo. Aun así con la actualización que se propone al Congreso, es algo que todavía no está autorizado por el Congreso, está por debajo del valor del mercado; una hora promedio de estacionamiento en el centro histórico vale 18 pesos y el parquímetro estará costando 12 o 14 pesos, o sea muy por debajo del valor del mercado, entonces es una actualización de la hora parquímetro, me parece que aumenta un peso, eso es lo que se está proponiendo, es prácticamente… no es significativo, no es gravoso, pero además sigue siendo muy competitivo frente a los estacionamientos del centro histórico…”

Sobre la repartición en lo recaudado, que inicial y finalmente es el origen del tema, sintetiza (como debe de ser para el ciudadano): “Yo haré una propuesta de cómo nos lo vamos a gastar, cómo se distribuye; si autoriza parquímetros quizás… yo estoy seguro que se puede ver beneficiados los bomberos; sin lugar a dudas también tiene ese propósito, es un ganar, ganar, gana la ciudad, ganan los bomberos, y además podrá sobrar algo de recursos  para obra pública, que eso es lo que importa…” Menos mal, porque mucho nos importaba quién lo propusiera y cómo se gastará.  

 Más simple, todavía. Respecto al “derecho discrecional” (supongo que contemplado en algún Código) los potosinos nos hemos percatado que  todo es discrecional en esta ciudad, incluidos los servicios municipales; por ejemplo si pueden y quieren te dan agua, si no pueden y no quieren no; si se quiere se atiende la inseguridad del centro histórico y si no se quiere no;  si se quiere se levanta un puente en una vía de alto flujo vehicular y si no es viable, también; si se quiere se trabaja en la seguridad de los ciclistas y si no se quiere no; si se quiere se sanciona a funcionarios municipales y si no se quiere no; si se quiere se enciende la luz en las calles y jardines y si no se quiere no. Si se quiere se escucha a la ciudadanía y si no se quiere no.  Si se quiere en las elecciones se vota por vendedores de espejitos e ilusiones y si no se quiere no; y se quiso.   

Simple. Con un incremento en parquímetros a 12 pesos la ciudadanía no gana nada, ni siquiera la garantía de no ser extorsionada por los lavacoches dueños del espacio, menos la seguridad al transitar por calles obscuras; para muchos mejor resultará contribuir a incrementar las finanzas de la familia de don Jacobo, que dejar el carro en la vía pública. 

Dijo por ahí un diputado, de esos que destacan por su preclara argumentación, que habría que comparar con otras ciudades las tarifas de estacionamiento en la vía pública, lo cual también es una sinrazón puesto que cada ciudad obedece a su propio contexto y sus propias necesidades. Bajo esa lógica también debería analizarse y comparar el desempeño de sus alcaldes, sin encuestas pagadas que los posiciones dentro de los cinco primeros en México. Pues sí, de algún lado debían pagarse; también es un derecho discrecional.