Desaparézcase

“¡Que se vayan al diablo 

con sus instituciones!”

Andrés Manuel López Obrador

Cuando Hugo Chávez andaba por las calles de Caracas y otras ciudades de Venezuela y veía algo que no le gustaba --o que le gustaba mucho-- ordenaba: “Exprópiese”. Andrés Manuel López Obrador opera desde las mañaneras y no ordena expropiaciones, pero si la desaparición de instituciones. 

El presidente siempre justifica sus órdenes con el argumento de que busca reducir gasto y corrupción. Los neoliberales, dice, hicieron crecer las instituciones para robar. Ayer arremetió contra el Conapred, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, que un día antes dijo no conocer: “Ah, ya me enteré, lo crearon durante el gobierno del presidente Fox, pero así se crearon todos esos organismos y la gente ni siquiera sabe que existen”. 

El Conapred, sin embargo, procede de la izquierda. Vicente Fox lo creó con el ánimo de promover un gobierno de unidad nacional y conciliar a los distintos grupos políticos del país. 

El verdadero impulsor era Gilberto Rincón Gallardo, un hombre con una trayectoria en la izquierda anterior y mucho más consistente que López Obrador, quien militó en el PRI hasta 1988. Encarcelado en 32 ocasiones por su militancia, participó en el Movimiento de Liberación Nacional, el Partido Comunista Mexicano, el Partido Socialista Unificado de México, el Partido Mexicano Socialista y el Partido de la Revolución Democrática. Contendió contra Fox en 2000 como candidato de Democracia Social y propuso la creación de un organismo para prevenir la discriminación. Fox le ofreció crearlo y nombrarlo titular. Rincón Gallardo aceptó con el fin de construir lo que hoy es el Conapred. 

Es difícil creer que López Obrador no haya conocido la institución. La afirmación fue o una provocación o una inquietante muestra de deterioro de la memoria presidencial. Él designó a la actual titular, Mónica Maccise, y esta participó en una ocasión en su mañanera, sin que el mandatario haya mostrado ninguna extrañeza sobre el organismo. 

Más probable es que López Obrador haya decidido castigar al Conapred por haber invitado a un panel de discusión a Chumel Torres, un comediante y comentarista que había utilizado un término peyorativo para referirse a su hijo menor. Quien enfureció por la invitación fue la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller, la cual lanzó el 16 de junio una crítica en Twitter al Conapred (ella no tenía dudas de su existencia): “¿A este personaje invitan a un foro sobre discriminación, clasismo y racismo? Sigo esperando una disculpa pública de este individuo sobre los ataques a mi hijo menor de edad”. El foro se canceló y Torres ofreció finalmente esa disculpa pública, pero al parecer no será suficiente para salvar a la institución. 

El presidente afirmó ayer que habría que discutir la posibilidad de “desaparecer” al Conapred y dejar que la Secretaría de Gobernación “se haga cargo” de sus funciones. Quizá no se ha enterado todavía que el Conapred es ya un organismo descentralizado de la Segob. La crítica presidencial de que la enorme multitud de instituciones gubernamentales cuestan mucho es válida, pero cuando el propio presidente gasta fortunas en un aeropuerto, un tren, una refinería y una Oficina de Presidencia para el Beisbol, parece cuestionable que busque ahorrar extinguiendo una de las instituciones más emblemáticas surgidas de la izquierda. 

Quizá la explicación es que el presidente no se identifica con las causas de la izquierda, pero este no es, por lo menos, el argumento que ha usado públicamente. 

Oportunismo

El Partido Verde ha tenido siempre un agudo sentido de la oportunidad. Cuando nació se alió con el PRI, en los tiempos de Fox y Calderón se acercó al PAN, y regresó al PRI del brazo de Peña Nieto. Ahora se alía con Morena. Eso se llama tener principios sólidos. 

Twitter: @SergioSarmiento