Despedida(s) Para Brígido

El 25 de febrero, poco después de las 6 AM, murió el “amigocho” Eduardo López Cruz “Calek”, y comenté con algunos amigos la necesidad de un homenaje en corto y el necesario rescate/difusión de su obra, siempre al margen y a contracorriente, docta y popular, humorosa y poética. Fui al centro de la ciudad y pasé a visitar a la maestra Ana Neumann, quien fijó la fecha del homenaje para el jueves 3 de marzo en su Casa, la de Othón y de Calek, quien ya no pudo llegar a ver a su amigocha como funcionaria. 

Horas después, a las 10:15 PM, murió mi padre. Caricaturista, escultor, pintor, con una trayectoría profesional de más 40 años (de la cual hablaremos después). Hijo, hermano, esposo, padre...

«Nunca pensé en llegar a ser tan viejo para tener un hijo de cincuenta años», me dijo don Brígido en octubre, mes en que ambos cumplimos años. Aunque con achaques, que trató de ocultar a propios y extraños, se veía bien. El 30 de enero de 2022 festejamos en familia el cumpleaños de mi mamá. Bailó con ella, y bailó él solo, apoyado en su bastón, La danza de los viejitos. Fue solo la última semana que empezó a agravarse, a mostrar signos de que estaba cansado. El viernes se quedó dormido y ya no despertó. 

Supe que tenía que releer La invención de la soledad. Allí Paul Auster dice: «Supe que tendri´a que escribir sobre mi padre. No teni´a un plan ni una idea precisa de lo que eso significaba; ni siquiera recuerdo haber tomado una decisio´n consciente al respecto. Pero la idea estaba alli´, como una certeza, una obligacio´n que comenzo´ a imponerse a si´ misma […] Pense´: mi padre ya no esta´, y si no hago algo de prisa, su vida entera se desvanecera´ con e´l». 

A nadie se le ocurra morir en viernes por la noche. El IMSS da servicio de ir  certificar defunciones solo de lunes a viernes en horario de oficina. En el ISSSTE lo dan solo si hay un expediente de tratamiento reciente, sobre todo si es oncológico. Algunas funerarias apoyan este trámite pero no en la que compré hace tiempo un servicio de cremación, y en otra me dijeron que el médico renunció hace dos meses. Ya en la mañana, una llamada de un primo para despertar a un amigo suyo nos permitió seguir con la tramitología fúnebre: oficialía, crematorio y templo.      

Cuando alguien muere, vemos en las redes que hay quienes critican a los que publican su foto con quien se fue, o hablan de que lo conocieron así haya sido para la foto o en un acto del que quien se fue seguro ni se acordaba. «Quieres que todo se trate de ti», los critican. Pero sí. Toda muerte se trata de uno, de cómo alguien empatiza, por los motivos que sea se involucra y así hace vivir y vive en esos momentos resguardados en un autorretrato o una firma.  

Trato, siempre que puedo, acompañar lutos cercanos y lejanos, pues cada vida es una historia compartida, coral, pero hace mucho que la muerte no tocaba a alguien de la familia. La veía aquí, sentada, advirtiéndonos de su presencia. Hace poco fue Carlos Martínez Rentería, director de la revista Generación, con quien desde 1993 compartí muchas letras y viajes por la Ciudad de México, Hermosillo y Guadalajara. Luego fue Jorge Nieto, actor y productor, autor de la novela Sombras del Banco, que presentó el 29 de diciembre en ese centro cultural bohemio, El Banco Bar, de donde también mi padre era parroquiano. Jorge hubiera cumplido 50 años el 24 de febrero, unos días después de su fallecimiento. Tuvo a bien comentar La bruja guachichil en la UPN 241, donde también comentó Luz Galván, su esposa en varias obras teatrales. En 2010 fui diputado en el escenario donde Jorge fue César Rubio, el gesticulador (de Rodolfo Usigli). 

La partida que más resintió mi padre fue la de Jesús Hernández Cárdenas, su compañero en la Facultad de Medicina de la UASLP y de cientos de noches de fiesta, serenatas y bromas. El Gallo, como era más conocido el Dr. Hernández, se fue de este mundo el 16 de febrero, y don Brígido no tuvo ánimos de ir a la misa de despedida.

Ha pasado apenas poco más de una semana de que se fue y siento que ha pasado un año. Mi padre era acumulador y hay que hurgar con cuidado en cajas y alteros de papeles para encontrar lo que debe permanecer para una biografía en forma. ¿Por dónde empezar? En su buró tenía ejemplares de mis libros y algunas páginas de este periódico con mi columna. Mucha ropa nueva o casi, libros, sombreros, notas del teléfono y la luz, de la caja de ahorro, analgésicos y revistas.  

Fueron cincuenta años los que lo conocí. Reconozco mi herencia y sus influencias, lo que quiero atesorar y a lo que le temo. Como obsesivo-compulsivo, he pensado mucho en este adiós, desde hace años, pero apenas empiezo a tejer fragmentos sobre esa vida compleja que me dio la mía, y no es fácil. 

Retorno a Paul Auster: 

«Nunca antes habi´a sido tan consciente del abismo entre el pensamiento y la escritura. […] En lugar de enterrar a mi padre, estas palabras lo han mantenido vivo, tal vez mucho ma´s que antes. No so´lo lo veo como fue, sino como es, como sera´; y todos los di´as esta´ aqui´, invadiendo mis pensamientos, metie´ndose en mi a hurtadillas y de improviso». 

Comunicarse es imposible, lo han dicho varios teóricos. Ha habido llmadas, mensajes de texto y en las redes, abrazos escritos y “de bulto”, y, no es reproche, algunos silencios. Cuando alguien nos ha dicho que sabe que no hay palabras para acompañar, ya son palabras entrañables (tan solo “pésame” y “condolencia” requieren su análisis en extenso). En nombre de doña Elvia Mendoza, de mis hermanos Roberto Gerardo, Guillermo Eric y César Octavio, nueras, nietos, tíos y primos, sobrinos, agradezco tanto cariño. 

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Posdata: lunes y martes en mi blog se publicarán textos de algunas colegas, con motivo del día de la mujer. Aunque ya lo saben, las efemérides son un pretexto, mis blogs y redes son espacios abiertos en forma permanente para quien guste.