Éxodo patibulario: “Salida de un grupo de personas con intereses
ilícitos altamente fusionados
con lícitos”.
El desplazamiento criminal se ha puesto de moda, los tiempos ameritan huir, ¿a dónde?, en donde les abran las puertas, les den hospitalidad y seguridad. Pero a ver, no me refiero al desplazamiento delictivo, entendido como la reubicación del delito en sí, de un lugar, tiempo, objetivo, o como una estrategia ante el embate de las fuerzas del orden y de justicia. Ni tampoco me refiero, por el manejo de riesgos de detención, ni a la reducción de oportunidades para delinquir.
Me refiero, cuando los cómplices y criminales se desplazan por miedo a morir asesinados. Cuando las fracciones criminales tienen incisiones y traiciones dentro de su propia estructura de poder, unos a otros se “ponen el dedo”, para convertirse en “sapos” del mejor postor, sea autoridad o no.
La gentrificación criminal también lo propicia y les impactó brutalmente, sus métodos de poder, control y relaciones con autoridades dejaron de ser útiles, su nostálgica visión del negocio de las drogas los hundió, no más “Chacas” respetados y respetables.
Las nuevas generaciones, o el relevo generacional criminal no respeta jerarquías, ni reglas, ni antigüedad, ni nada, que no tenga que ver con hacer más dinero y diversificar el portafolio criminal.
Unos y otros están cayendo y desapareciendo como fichas de dominó, unos por la fuerza letal armada de sus propios ejércitos criminales y otros por la fuerza letal autorizada y “chivateada” de las fuerzas armadas.
Todos contra todos, sálvese quien pueda, se revelan identidades, negocios, complicidades, surgen nuevos lideres criminales como objetivos prioritarios, se eleva la incidencia y prevalencia delictiva, los baños de sangre son cosa de todos los días y los desaparecidos aumentan.
-Las mujeres y niños no-, queda como una frase vacía y hueca para los nuevos chavales criminales, les vale madres respetar sus vidas, los lazos de sangre que antes procuraban seguridad, hoy son un estigma de tortura y muerte, nadie está ya a salvo.
“Divide et impera”, divide y vencerás decía Julio Cesar, en términos generales es enemistar los unos con los otros. Cayeron como palomas los chavales, unas delaciones de la DEA, unas extracciones claves, unas deportaciones vitales, un decomiso de droga estratégico y listo.
Nada que ver con el primer gran desplazamiento de criminales de Sinaloa a Guadalajara en los años 70´y 80´. Apoteósico fue su llegada a Jalisco, un Estado santuario, virgen y docil para hacer dinero, no para esconderse por miedo a morir.
TAPANCO: Dos opciones tienen los desplazados criminales para no morir asesinados por sus congéneres; Primero, un destierro en los Estados Unidos, ya sea una cárcel o como testigos protegidos y Segundo, una guarida en un Estado o Municipio dócil y santuario, protegidos por al menos unos tres o seis años por el Gobernador y Presidente Municipal en turno. Buenas zonas residenciales privadas para vivir, autorización para invertir en negocios, patrocinar Ferias Regionales, escoltas privadas exprofeso para su circulación a lo largo del territorio, buenas universidades y colegios privados para sus hijos, etc.
Problema: Ellos saben que los políticos no tienen palabra, así es que algunos llegaran “a la sorda” y a la buena de Dios.
X @franciscosoni