Las esculturas gigantes (“monumentales”) de Rivelino (José Rivelino Moreno Valle) están en la ciudad: “Tú” (dos dedos índices apuntándose, “metáfora de la igualdad”) en Fundadores, “Diálogos en silencio” (dos hombres de 3.4 m, libro en boca, viéndose de frente, “para representar todo lo que no decimos”) y la “Caja táctil” (con braille en su exterior y en su interior esculturas perceptibles mediante el tacto, como en la prueba que pasó Flash Gordon en Arboria).
El tema ya lo hemos tratado aquí. La estética de cierto arte pasa a segundo lugar ante la visibilidad y la cantidad de asistentes como criterios para medir el apoyo oficial. La igualdad y el diálogo son grandes valores, pero hay que ver si el público lo ve así en las esculturas. La “estética” de los puentes “atirantados” también se ha discutido mucho en redes. Ojalá haya cada vez más apoyos para artistas y colectivos locales.
El 3 de mayo fue día de la libertad de expresión, libertad que no es solo de los medios. Es un derecho que, como otros, tenemos que conocer. Para expresarnos con libertad hay que tener datos, información y estamos en tiempos en que no se le da importancia al diálogo.
Hace algunos años participé en un colectivo para impulsar el derecho a la información pública. Entre otros, estaban Samuel Bonilla, Victoriano Martínez y Alejandro Rubín de Celis. La tendencia eran las leyes para garantizar el acceso a la información, la creación de organismos autónomos, la diferencia entre información pública y reservada, obligar a las dependencias a entregarla y garantizar tiempos de entrega.
Hoy se pretende quitar el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), con mentiras y verdades a medias, como que el INAI “reservó información” de X o Y, cuando esa facultad es de las dependencias. Pretende el gobierno que esas facultades regresen al gobierno. Como participante en alguna época en instituciones educativas, electorales y de investigación, sé que sí, no todo es mil sobre hojuelas, pero tampoco son “inútiles” ni son focos de fraudes o corrupción. De que hay quien abusa o corrompe, claro, en toda familia existe alguien así. INE, INAI, CPI o UASLP, la que quieran, tienen fallas que deberían subsanarse, no borrar a la institución o el programa.
Dice Samuel Bonilla: “El aprovechamiento ciudadano del DAIP es una dimensión más allá de sólo usar este derecho, que los organismos garantes, salvo excepciones, poco o nada han investigado, experimentado, documentado, comunicado y socializado con compromiso social con la población a la que deben servir”.
Libertad de expresión. ¿Qué hacemos con ella? Pareciera que se puede soltar cualquier pensamiento ofensivo, injuria o calumnia en nombre de esa libertad. Y no falta quien les haga eco por intereses económicos o personales. En busca de “laics” algunos medios hacen nota de cualquier opinión polémica en contra de alguien público o una película; si un tiktokero dice que tal película es ofensiva, titulan: “Piden cancelar X”.
Difícil hablar de libertad de expresión cuando en Chiapas dos indígenas tseltales fueron condenados a dos años de prisión por protestar contra la construcción de un cuartel de la Guardia Nacional. O cuando un funcionario agrede impunemente a alguna colega incómoda (regularmente es a mujeres, violencia de género) atacando su físico o su vida privada, de lo cual es ejemplo reciente el coordinador de la Fenahuap, según denuncia de la Red de Mujeres Periodistas de San Luis Potosí.
Está la sobrevivencia: la crítica suele devenir en descalificación al periodista o al medio. Los sueldos no son los mejores. En su artículo “El invierno de mi generación de periodistas” (El Diario Ar), la colega Victoria de Masi habla de estos conflictos:
“No conozco ni un solo periodista, ni uno, que tenga un solo trabajo. […] Mi entorno cercano de amigos-periodistas tiene, en promedio, tres empleos: uno fijo con el que paga las cuentas, otro que le permite empatarle a la inflación y uno más por si el segundo se cae. […] Mis amigos-periodistas no viven: sobreviven. Sobrevivimos. Conozco periodistas empleados en medios de comunicación que trabajan para gobiernos o para funcionarios públicos, lo que implica un gravísimo conflicto de interés. Pero nos hacemos los tontos porque la cosa no está para meterse con el bolsillo ajeno y además afuera hace frío...”
El 10 de mayo es día de la madre, y más allá del prevaleciente consumismo es un buen día para reflexionar sobre las condiciones en que están las mujeres, madres, abuelas, y en el sobretrabajo que ello les implica.
De acuerdo con datos del Censo de Población y vivienda de 2020 siete de diez mujeres de 15 años y más reportaron ser madres, con un promedio de 2.2 hijos o hijas. “El 48 % de las madres en el país reportaron estar casadas, 23 % vivían en unión libre,10 % eran viudas, 9% informaron estar separadas, 7 % eran solteras y 3% estaban divorciadas”.
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Posdata: la tala sigue en toda la ciudad, en camellones, parques y jardines públicos. ¿Ya podemos hablar de ecocidio?