En MORENA, una de dos: o no encuentran la punta de la hebra que permita desenredar la madeja o su dirigencia nacional está haciendo un juego perverso para favorecer intereses bastardos. En el PAN, cambiaron de manzana de la discordia, que ya no es tanto la candidatura a gobernador sino la de la alcaldía capitalina. En el PRI están dedicados a sembrar confusión, pues luego de impulsar una precandidatura en Morena ahora parecen promover para presidente municipal a un aspirante que figura en un lejano tercer lugar de las encuestas. La COALICION no consigue estar totalmente a salvo. OCTAVIO PEDROZA excesivamente retraído, como desvanecido. XAVIER NAVA decidido a dar pelea hasta el último aliento. RICARDO GALLARDO ocupando cuanto terreno baldío se le atraviesa, y la doctora MÓNICA LILIANA RANGEL atropellada un día sí y otro también por los hechos.
No es creíble que posponer nuevamente la definición de su candidata a gobernadora por parte de Morena sea para tener tiempo de analizar con detenimiento los 18 perfiles participantes. En el mejor de los casos, estaría desarrollándose un intento de “planchar” la decisión para que no sea causa de demasiados conflictos, y en el peor se trata de una maniobra más de su líder Mario Delgado para favorecer a la causa del partido Verde y su abanderado, a quien pareciera deberle la vida (o la bolsa).
En algún momento de la semana pasada el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, logró convencer a Xavier Nava de que su impugnación al proceso interno que ganó Octavio Pedroza no tenía futuro. Entre otras razones, porque aún si ganara el litigio y el tribunal electoral ordenara reponer el procedimiento, ante la falta de tiempo el CEN podría, con apego a sus estatutos, optar por el método de designación y así, a dedo limpio, nombrar candidato otra vez a Octavio. El problema es que Nava se mostró dispuesto a abandonar sus pretensiones para la gubernatura pero invocó su derecho a buscar la reelección con el apoyo panista.
Cortés le habría dicho que esa opción no estaba en sus manos, toda vez que uno de los acuerdos en la Coalición PAN-PRI-PRD-PCP es que si la candidatura a gobernador es para la propuesta panista, la municipal sería para el PRI. Nava y sus asesores hicieron un planteamiento jurídico de cierto peso: el convenio de coalición solamente habla de la postulación a gobernador. Lo de la alcaldía puede ser un acuerdo informal, pero firmado y avalado por los órganos internos de los partidos no hay nada al respecto.
En ese contexto se produjo la rauda visita que Cortés hizo a esta ciudad la mañana del sábado anterior, para tratar con el Gobernador el tema de la candidatura municipal, en el sentido de que reconociéndole a Nava su derecho a la reelección se acabarían (aparentemente) los problemas para la Coalición, que es el bien mayor a proteger. No le fue bien.
Por lo que se refiere al PRI, sin que ni el PAN ni el PRD ni Conciencia acaben de procesar el desconcierto que les produjo que una priista, vergonzante pero priista al fin, integrante además del gabinete estatal se haya inscrito como aspirante a la candidatura de Morena, ahora andan todavía más perdidos en la incertidumbre al percibir (no es todavía un hecho irreversible) que desde trincheras tricolores se anda promoviendo a Luis Mabhub para candidato a alcalde, pese a que en encuestas recientes (por lo menos en las que tiene en su poder el PAN) aparece en un lejano tercer lugar. El primero lo ocupa con márgenes de dos a uno Enrique Galindo. De aquí al 28 de febrero que concluye el plazo para registrar candidaturas municipales, hay tiempo para que se clarifique este tema.
Obviamente, si no se resuelve bien el asunto de la alcaldía, la Coalición sigue en riesgo, lo cual favorece sobre todo a Morena. En términos de ley, Nava puede buscar la reelección solamente si es apoyado por los mismos partidos o cuando menos por uno de los que lo postularon en 2018. Además del PAN, lo apoyó Movimiento Ciudadano, que vendría a ser su ultima carta para intentar reelegirse. ¿Ganaría? No lo sé, pero sin duda haría daño a la Coalición.
De entrada y vista la confusión y conflictividad que se enseñorean del ambiente, una cierta dosis de discreción por parte del ya candidato panista a la gubernatura, Octavio Pedroza, no parece mala idea, pero da la impresión de que está siendo excesiva en detrimento propio, por dos razones principales: se le ve ajeno a situaciones que le atañen directamente, y su ausencia del escenario deja espacios vacíos que está llenando a paso acelerado Gallardo Cardona. Eso lo ubicaría en la tesitura de llegar a la campaña en marzo únicamente a recuperar terreno más que a ganar nuevo.
Finalmente, a la doctora se le están dando muy mal las cosas. El viernes pasado, un comentario aparecido en la columna institucional del diario Milenio, evidentemente inducido con ganas de ayudarla, decía que su carta fuerte en caso de conseguir la candidatura morenista “son los resultados del combate al covid, que ha mantenido a la entidad hasta hoy fuera del semáforo rojo”. Ese mismo día, la Secretaría de Salud que doña Mónica abandonó una semana antes anunció que volvíamos al semáforo rojo. Y desde entonces todos los días alcanzamos nuevos records en contagios o fallecimientos. No, bueno. Por lo demás, algunas promociones que ha hecho en redes sociales y declaraciones de prensa insisten en su carácter de aspirante “ciudadana”. La falacia cae por su propio peso. ¿Cómo puede invocar la condición de aspirante ciudadana alguien que todavía hace tres meses militaba en un partido político en calidad de cuadro distinguido? No, bueno.
TESTIMONIOS QUE DEPRIMEN
Hace poco más de una semana recibimos un texto elaborado por una profesional de la medicina que presta sus servicios en el Hospital General de Soledad de Graciano Sánchez, principal nosocomio Covid de esta zona metropolitana. Verificada la autenticidad del documento y la identidad de su autora, creo que lo mejor es reproducirlo casi íntegro:
“Hace casi un año nadie hubiese pensado la crisis que tenemos como sociedad y como comunidad de trabajadores de la salud. Durante los últimos once meses los trabajadores del HGS (Hospital General de Soledad) hemos trabajado a marchas forzadas para enfrentar esta ‘nueva realidad o nueva normalidad’, no solo a nivel social sino también a nivel laboral. En marzo del 2020, nuestro hospital fue nombrado ‘Hospital Covid del Estado’, un título que nos honra, pero para el cual no estábamos preparados. Lo que las autoridades no sabían era que no contábamos con los insumos necesarios y menos con el personal de enfermería o médico suficiente o apropiado para poder enfrentar la pandemia. De buena fuente sabemos que se solicitó de muchas maneras médicos internistas y terapistas para poder atender adecuadamente a la población y la respuesta fue: ‘¿Para qué?, si el desenlace final del COVID es la muerte’. Con esa mentalidad de parte de la autoridad superior se inició la atención a los pacientes COVID, la misma que se ve reflejada en nuestra tasa de mortalidad superior al 91% en pacientes que han requerido ventilación mecánica. (La solicitud de personal que se menciona es de la dirección del hospital a la Secretaría de Salud estatal).
“A pesar de la falta de recursos, el personal administrativo, de enfermería y médico de este hospital, día con día deja la piel tratando de atender a los pacientes de una forma digna; sin embargo, este esfuerzo en ocasiones se ve empañado por la sensación de falta de empatía y solidaridad de las autoridades. El abandono por parte de algunos sectores de la sociedad médica es notable, y en más de una ocasión fueron pocos los que se unieron para enfrentar esta pandemia.
“Gracias a la generosidad de la sociedad civil hemos tenido Equipo de Protección adecuado, sin embargo, los recursos tanto de insumos como de personal que debió aportar el estado aún no llegan de manera completa. Sabemos que esta es la realidad en varios estados, sin embargo, los pocos médicos generales y personal de enfermería que se sumaron a este esfuerzo fueron menospreciados por parte de la autoridad y sus contratos no han sido renovados. A partir del 1º de enero del 2021 muchos han visto reducido su salario a la mitad y otros tanto han visto cómo sus prestaciones les son retiradas. En consecuencia, un gran número de compañeros no han regresado este mes de enero, lo que viene a incrementar el ya muy decadente servicio que podemos prestar a nuestros pacientes y por tanto una vez más nuestra tasa de mortalidad aumentará considerablemente.
“No todo es malo y esto se ve reflejado en que, a pesar de todas las carencias, nuestro personal demuestra su compromiso en todos los sentidos, incluyendo el seguir los protocolos de seguridad, lo que hoy nos permite decir que en nuestro hospital no hemos tenido ni un solo deceso del personal de enfermería o médico.
“El objetivo de esta carta no es entrar en disputas de poder o políticas, se redacta solamente como manifestación de la falta de compromiso humano, social y económico por parte de los directivos. El manejo de esta pandemia en este nosocomio se percibe como una total apatía y falta de compromiso por parte de la dirección. Creemos en la buena voluntad, pero los hechos demuestran la poca capacidad que tienen para ayudarnos a brindar un trato digno a los pacientes y a la sociedad potosina.
“Es vergonzoso que cuando la sociedad pregunta (familiares o amigos) dónde buscar ayuda para salid adelante con este problema, el hospital COVID asignado no sea la opción numero uno, porque simple y sencillamente no hay médicos que atiendan adecuadamente. A todos los que día con día entregamos nuestro esfuerzo y compromiso, nos duele sentirnos mediocres porque no contamos con el recurso humano esencial para poder llevar a buen término este padecimiento.
“Este hospital tiene un largo historial de trato poco digno a su personal y creo que el cambio hacia INSABI marcará una diferencia; sin embargo, según lo poco que se nos ha comunicado, el cambio será solo administrativo y el manejo operativo seguirá a cargo del estado. Lo anterior solo ensombrece la posibilidad de mejora por los antecedentes y la experiencia ya descrita”. (Fin de la cita. Todos los énfasis son nuestros).
Este documento lo recibimos el pasado día 19, pero nos comunicaron su existencia y nos preguntaron si nos interesaba una semana antes, lo que significa que fue elaborado varios días antes de que se hiciera pública la separación de la doctora Mónica Liliana Rangel de la Secretaría de Salud. La precisión nos parece pertinente porque podría pensarse que es una denuncia surgida a raíz de la solicitud de licencia de la doctora.
Algunas indagaciones propias conducen a una conclusión: la situación en el Hospital General de Soledad es peor de lo que aquí se ha descrito.
Hasta el próximo jueves.