Dolores e impenitentes

Anoche la virgen paseó su dolor por las calles de nuestra ciudad, acompañada en su duelo por el triste toque de cornetas y el pausado redoble de tambores. Centuriones, cófrades, costaleros, charros, encapuchados, penitentes, pregoneros, saeteros y verónicas, también hicieron suyo el sufrimiento mariano y por más de cuatro horas recorrieron una ruta en la que muestran el arte y religiosidad, manifestados desde hace 65 años.

La ya tradicional Procesión del silencio comenzó en 1954 por iniciativa de fray Nicolás de San José, religioso carmelita, y de aficionados taurinos de San Luis Potosí; luego, en 1961, un patronato se hizo cargo de su organización. Este patronato, con posterioridad se convirtió en Tradiciones Potosinas AC, a cuyo cargo ha corrido el funcionamiento de este desfile, el recorrido devocional, y de unos años para acá, la renta de las sillas que permiten sentarse a observar la procesión.

El atractivo sobre el turismo religioso es innegable y fue decisivo para que en 2014 fuera declarada patrimonio cultural inmaterial del estado. Sin embargo, en torno a este evento se han formado un sinnúmero de consejas, que lejos de buscar desterrarlas, se les abona para así fortalecer un pretendido origen colonial, o señalar que en importancia es la segunda en el mundo, luego de la celebrada en Sevilla. Lamento no ser tradicionalista de rancho, pero creo que antes que la potosina, están el Vía Crucis vaticano,  la procesión de Taxco, Guerrero, las representaciones filipinas; esto desde luego, no resta mayor mérito a la nuestra, pero ya, por favor, dejen de engañar al turismo y a los propios potosinos.

Ayer, gracias a generosa invitación de un buen amigo, pude observar la procesión desde un privilegiado balcón; nunca ha sido de mi interés el solo acto por sí, pero habiendo agradable compañía, alimento y comodidad de por medio, por qué no aceptar.   

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El centro de la ciudad luce casi espectacular salvo algunos registros de agua y rejillas de alcantarillas, rotos en calles o banquetas que representan un peligro para los turistas; porque mal que bien, los potosinos ya estamos acostumbrados a esquivarlos, como que los conocemos de memoria. También queda por allí una calle que no concluyó su pavimentación, baldosas rotas en las esquinas y alguno que otro detalle menor que para nada afectará el recorrido de la Procesión.

Lo importante es que la plaza de Armas ya está limpia; no hay plantones de organizaciones sociales, ni de sindicatos, ni de taxistas. El gobernador finalmente claudicó y doblo cabeza y manitas frente a las exigencias sindicales; el costo finalmente lo absorberán las finanzas estatales, y dentro de algunos años nos dirán que no saben por qué, pero que las finanzas estatales  están colapsadas. El de atrás paga.

Nikita Jrushchov, perito en vulgaridades y presidente de ministros de la Unión Soviética, decía que Berlín oriental era los testículos de occidente, bastaba apretarlo para que chillaran los miembros de la OTAN. Algo similar ocurre con nuestra plaza de Armas, cualquier plantón ocurrido en ella cercanos la semana mayor, o los desfiles patrios, hallarán pronta respuesta; simplemente a nuestro gobernador no le gusta que se la testereen.

Como el doctor Carreras no es un hombre de confrontaciones y, antes que otra cosa, prefiere la salida política (que tampoco se le da, pero él piensa que sí), es lógico que acabará cediendo a cualquier presión, con tal de no ver alborotado el gallinero. Creo que hasta ahora no tiene la capacidad de percibir que quien lo alborota y después –según él– lo ordena, lo tiene dentro del propio palacio.          

Quizá el artífice del caos –el que orquesta también algunos de los plantones– es el mismo que busca la manera de que no se instale el Consejo Anticorrupción. Digo algunos, porque sabido es –aunque no evidente– que otros son dirigidos desde el palacio de enfrente, gracias a movimientos que para el alcalde hace Jaime Galván; y es que don Xavier Nava tiene que demostrar que él también las puede. 

Donde de plano no pueden ni ponerse de acuerdo, es en el otro palacio, el de los legisladores, donde la fracción morenista siguen con sus sainetes del diario; ya a inicios de esta semana se dio a conocer como la Jucopo tuvo que dar reversa a la designación de Guillermo Balderas como oficial mayor del Congreso.  

Quienes sí se ponen de acuerdo, aunque no en lo que debieran, son los diputados del PAN, quienes ya dijeron que como en Fuente Ovejuna, van todos a una contra el matrimonio igualitario, según ellos es por una cuestión de fondo en la interpretación conceptual; supongo entonces que no son tan moralinos y están a favor de otro tipo de uniones legales entre personas del mismo sexo.  

Otros que también parece que entran en acuerdos, son los ex diputados Manuel Barrera Guillén y José Luis Romero Calzada, a quien sus cuentas bancarias le fueron recientemente descongeladas, pero éstos con los Gallardo y su nueva fijación por controlar ahora el Partido Verde, coto personal de Barrera.

Era de esperarse, individuos sin ninguna dignidad que venden lo que sea al mejor postor a cambio de poder continuar sus corruptelas con total impunidad. Falta desde luego, Cándido Ochoa, legislador en funciones, quien seguro a las primeras de cambio, manifestará también su adhesión.

Quien de plano dijo que los Gallardo no tienen cabida en Morena, fue Sergio Serrano, dirigente estatal; desafortunadamente una cosa es el dicho, y otra los hechos. Ya veremos qué dice el sucesor de Serrano.

Gabino Morales, por su parte, dice estar enfocado en las encomiendas del gobierno de la República, pero luego de la comidita que le costearon sus corifeos anda muy sobradito y se da un tiempo para desahogarse en tuiter, agrediendo a quienes lo cuestionan. Hace tres días arremetió contra el respetado doctor Guillermo Luévano Bustamante, investigador de la UASLP, especialista en derechos humanos. 

A propósito del cretino delegado, el historiador Juan Carlos Ruiz Guadalajara, investigador del Colegio de San Luis, le dedicó una impecable columna publicada en La Jornada hace una semana (https://www.jornada.com.mx/2019/04/13/opinion/013a1pol), en la que aporta una gran cantidad de datos para la reconstrucción de la inescrupulosa carrera política del pretendido virrey morenista.    

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Al margen: la ignorancia es atrevida; en sus redes sociales Gobierno del Estado anunciaba con bombo y platillo el 196 aniversario de la primera escuela puesta en funcionamiento por el Sistema Educativo Estatal Regular. Desafortunadamente y con tan poco tino, el texto fue repetido por la cuenta de la directora municipal de Educación, y por la del propio alcalde, quien al percatarse del dislate, optó por eliminar vestigios; sin embargo quien maneja la cuenta municipal se engolfó con la discusión, dando por cierto el dato y confrontándose con quien se atrevió a corregirlos. 

De ser cierto esto, estaríamos frente a una institución establecida en 1823, anterior, incluso, a la Junta Lancasteriana de Educación. Si mal no recuerdo, el primer director del SEER fue el profesor Magdaleno Hernández García, que ocupó el cargo de Junio de 1993 a diciembre de 1994; había sido antecedido por la Secretaría de Educación y Servicios Sociales (1979-1993) ¿No era más sensato señalar que cumplía 196 años la primera escuela establecida por el Estado? Absurdo resulta que una institución educativa estatal, falsee la historia de esa manera, para dar lucimiento a sus intereses.

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Una sentida evocación a mi querido –y extrañado– amigo Álvaro Muñoz de la Peña, quien se nos adelantó el viernes santo de 2005. Queda en recuerdo, vinculado indisolublemente a la Semana Santa.

Dicen los que saben, y los que no, repiten, que hoy es sábado de gloria, disfrútenlo, y si gusta excederse hágalo con toda confianza; hoy el Señor nos redime y se permite de todo.