Las DIEZ PLAGAS DE EGIPTO se describen en la Biblia en el Antiguo Testamento y el libro sagrado judío de LA TORA. Y fueron consideradas como un castigo divino por el mal comportamiento de los egipcios hacia el pueblo judío.
Dentro de las 10 Plagas hoy nos ocuparemos de la 8ª plaga que es la INVASIÓN DE INSECTOS, en este caso LANGOSTAS Y SALTAMONTES, que consumieron las cosechas de Egipto y causaron una gran hambruna que hizo colapsar las instituciones faraónicas y generó miles de muertos de hambre.
Pues bien, hoy en pleno año 2020 y en pleno tope de la epidemia de CORONAVIRUS en muchos países, incluido el nuestro, se está gestando una nueva y no menos peligrosa plaga de LANGOSTAS VOLADORAS, capaces de consumir la producción agropecuaria de miles de hectáreas.
Desde finales de 2019, grandes ENJAMBRES de langosta de la especie SCHISTOCERCA GREGARIA se han multiplicado a través de África del Este, Medio Oriente y Sur de Asia, creando la peor crisis de langosta medida en los últimos 70 años.
Esta nueva plaga también está ligada como castigo Divino de los antiguos egipcios a nuestro pésimo comportamiento ecológico y modificación del clima, por nuestro excesivo consumismo y presión a los recursos naturales, que ha generado LLUVIAS Y CICLONES TROPICALES en exceso tanto en la Península Arábiga como en nuestro caso en el Mar Caribe, donde apenas se empiezan a sentir sus efectos en este final de 2020.
En el caso de África y Asia se han detectado enormes enjambres en Kenia, Etiopía, Somalia, Yemen y La India, que han puesto en riesgo de hambruna a más de 20 millones de personas en este año. Para darnos una idea de estos enormes enjambres, cada uno contiene entre 4,000 y 8,000 millones de langostas. Cada enjambre puede consumir diariamente los alimentos para 5.5 millones de seres humanos.
Se ha tratado de controlar con insecticidas desde aviones, pero estos enjambres se recuperan en tan sólo 11 horas. Es una guerra perdida y costosa.
La principal arma es la prevención, de forma que volvamos a los patrones climáticos preindustriales y este tipo de plagas sean menos agresivas y constantes.
En México se detectó un enjambre de LANGOSTAS GREGARIAS VOLADORAS en la zona de Loma Bonita y San Juan Bautista Tuxtepec en el estado de Oaxaca, en una extensión de 270 hectáreas. La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural anunció INOCENTEMENTE la inversión de 25 millones de pesos para tratar de controlarla, pensando que se puede controlar con dinero, cuando la única manera es cuidar el medio ambiente para prevenir el cambio climático, que es el causante de las últimas y cada vez más constantes explosiones de poblaciones de langosta en todo el mundo.
En la Península de Yucatán, también en este 2020, se ha detectado la presencia de enjambres en una superficie de 11,000 hectáreas. Como consuelo de tontos, el gobierno nos dice que está usando tecnología para combatirla, porque traen un dron monitoreando el avance de los enjambres y dicen tratar de controlarla con fumigaciones a tempranas horas del día. Imaginemos los daños colaterales de esas fumigaciones, como son muertes de abejas, mariposas y miles de insectos beneficiosos para la agricultura, además de la contaminación de fuentes de agua en general. Todos estos pretendidos remedios son sólo “aspirinas” demagógicas, ya que insistimos que estos eventos serán cada vez más comunes en nuestro país, ya que las políticas ambientales de nuestro gobierno federal fomentan la deforestación, el uso de combustibles fósiles y el deterioro ambiental en general. Además, se invierten miles de millones en proyectos que deterioran el medio ambiente, como la famosa Refinería de Dos Bocas y el Tren Maya y sólo 25 millones en tratar de remediar uno de los efectos de dicho deterioro como es la Langosta. Es más barato proteger que tratar de remediar.
Adolfo González Díaz Infante / ECO-LÓGICAMENTE