Educación a distancia en la pandemia, ¿efectos inesperados?

El año que nos compete, 2020, ha supuesto diversos retos para nuestra sociedad. La pandemia provocada por el COVID-19 ha mantenido a gobiernos y empresas del sector privado en un constante impase, intentando mantener el barco a flote mientras el número de casos registrados, así como el número de muertes, sigue en aumento.

Todos hemos debido tomar precauciones y modificar hábitos. Desde usar cubre bocas de manera generalizada, hasta el uso constante de gel antibacterial y el lavado exhaustivo de manos. En el ámbito de la educación, por ejemplo, las aulas se han visto vacías y se han cambiado al ámbito digital y analógico. En escuelas privadas, niños y niñas se congregan en aulas virtuales donde son asistidos por sus profesores de manera remota. Para los niños y niñas que cursan la educación básica en escuelas del sector público, la Secretaría de Educación puso en marcha el programa Aprende en casa II, donde se transmitirán clases a través de televisión abierta y de paga.

Existen muchas interrogantes sobre la eficacia de estas medidas, por lo que no es raro escuchar a padres de familia considerando en sacar a sus hijos del sistema escolarizado, para educarlos en casa con profesores privados. Otros están preocupados por la falta de retroalimentación que se da de manera natural en un salón de clases por compañeros y maestros, o por la falta de actividades físicas. 

Aunque es necesario mantener estas cuestiones en mente, existen otras implicaciones que a simple vista no se aprecian. Los hijos con padres que trabajan son cuidados en muchas ocasiones por sus abuelos u otros familiares, quienes se ven arrastrados por los acontecimientos y que de la noche a la mañana han debido adentrarse al mundo tecnológico para poder asistir a sus nietos o sobrinos. No es sólo hacerse cargo del cuidado del niño, sino que ahora se les ha responsabilizado de la atención y la educación de los menores.

Sin embargo, ¿Cómo superar el miedo o la inseguridad que genera el enfrentarse a lo desconocido? ¿Cómo aceptar que el mundo es diferente al que era hace algunos años y que ahora se requieren herramientas diferentes para sobrevivir en él? Después de todo, recordemos que el acercamiento que antes se tenía a la tecnología era muy limitado, ya que resultaba demasiado caro y como tal, debía mantenerse lejos del alcance de los infantes. Familias enteras han debido readaptarse y modificar sus dinámicas estructurales para enseñar tanto a chicos como a grandes los beneficios de las herramientas digitales.

Mi consejo es que no se lo tomen a pecho. La velocidad con la que la tecnología se actualiza es vertiginosa, por lo que incluso los adolescentes que toda su vida han sabido lo que es el internet, han de adaptarse y adoptar nuevas aplicaciones, plataformas y formas de interactuar con sus computadoras y dispositivos móviles. Debemos tomar en cuenta que el aprendizaje es un constante en la vida: aprendemos de la televisión, de los libros que leemos, de las personas a las que conocemos, de los viajes que hacemos y, sobre todo, de las decisiones que tomamos.

Si se aborda el tema desde una perspectiva más optimista, esta puede ser una oportunidad única para que generaciones que antes se veían separadas por la brecha tecnológica, puedan volver a acercarse. Al final, la capacidad de resiliencia de nosotros como sociedad, será la pieza clave para superar los obstáculos que nos presenta este mundo cambiante.