Educación y geografía

Poco a poco —no es sencillo— entendemos que vivimos en un país. Esa noción, que parece trivial, va siendo adquirida en la escuela. Además de hacernos cargo que México es un territorio limitado al norte y al sur por una frontera, y a los lados por el mar, llega el tiempo en que aprendemos que ese territorio está divido en 32 entidades federativas, mejor conocidas como estados, y memorizamos los nombres, sus capitales y el lugar que ocupan en el mapa.

Con el devenir de la historia, no exenta de arbitrariedad, se han conformado esas regiones que no sólo tienen nombre propio y tamaño variable, sino también condiciones de desarrollo socio económico y cultural muy distintas.

De acuerdo con las cifras de la SEP, que dan lugar a dudas, pero son las oficiales y sirven para lo que en este texto se quiere presentar, de cada 100 personas que iniciaron la primaria en 2007, en el ciclo escolar 2023-2024 concluyeron los estudios superiores 32: casi una tercera parte culminó los 16 años de escolarización que están establecidos como obligatorios.

Ahora bien: este es el promedio nacional. ¿Cómo están las cosas en el nivel de los estados? Muy disparejas: hay una entidad en la que egresan de la licenciatura 67 y en otra 14. La brecha es enorme, pues en una se superan los dos tercios, y la otra está muy lejos de la quinta parte. La primera, es la Ciudad de México, y la que cuenta con cifras menores es Oaxaca: 53 puntos porcentuales las separan. La capital de la república duplica al promedio nacional, y la que menos egreso consigue no alcanza ni a la mitad del indicador para el conjunto del país. La desigualdad se marca, y hondo, en los linderos estatales.

Hagamos una agregación. Los estados con 40% o más de egreso del nivel superior son siete: Coahuila, Sinaloa, Querétaro, Nuevo León, Colima, Aguascalientes —que oscilan entre 44 y 51%— y la ya mencionada CDMX. En el otro extremo de la distribución, con menos de 25 de cada 100, se encuentran Michoacán, Veracruz, Guerrero, Chiapas —que van del 23 al 16%— y, como es lógico, Oaxaca. Son cinco. El resto de los estados, veinte, se ubica entre el 26 y el 40%

La merma en cada entidad, aunque con diferencias fuertes, ocurre principalmente entre el egreso de secundaria, el ingreso al bachillerato y su culminación.

Es conveniente aclarar que este ejercicio lo realizo conforme a lo que se establece en la Constitución como un derecho. Si se considera que no es deseable que toda persona termine la educación superior, pues un camino importante sería contar con salidas técnicas no universitarias, este análisis tendría que ser completado con información no disponible: ¿cuántas personas adquieren una capacitación técnica adecuada para nuestros tiempos, por un lado y, a su vez, dilucidar si están insertos en espacios productivos que les permitan una vida con bienestar?

Sin poder dar cuenta de lo anterior, no sería descabellado esperar que, aún en ese caso, la desigualdad por entidad sería notable, tanto en el ingreso a, y el egreso de, esas opciones, como en el tipo y la calidad de las ocupaciones que se deriven de ellas.

En buena medida, el origen social sigue condicionando el destino de las personas, y a esto contribuye que la entidad de nacimiento, o del sitio en que ocurre la trayectoria escolar, lo potencie.

Mal presente y peor futuro tiene una nación cuyo sistema escolar, sesgado social y geográficamente, lejos de resolver o al menos paliar la injusticia, la ahonda. Es un problema añejo y muy complejo: urge atenderlo ya.

(Profesor de El Colegio de México)