Después de 15 años, este lunes empezará el Censo Agropecuario, un ejercicio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que debería hacerse máximo cada cinco años, pues se trata de conocer qué, cómo y cuánto se produce en el sector primario de nuestra economía (siembra, cosecha, producción, cría).
Mucho cambia todo en un año, no se diga en 15. Es como decir “antes de la pandemia”: en dos años nos ha pasado de todo. Los datos del INEGI tienen que ser frescos y difundirse prestos, sobre todo los del campo, para generar programas sociales “realistas” y detectar los puntos débiles de las estrategias gubernamentales.
Los caminos, los pozos y las familias no son las mismas de hace un año, o dos o diez. Tampoco el clima o los pueblos cercanos. La convivencia es otra. Los apoyos a los productores y las zonas comunales de los ejidos han cambiado mucho durante la presente administración, pues han sido mayormente para pequeños productores, casi que solo los de autoconsumo, y esa es la queja que se oye en muchas asambleas. Sabedores de esto, los tiburones inmobiliarios no dejan de ofrecer espejitos para apoderarse de terrenos, a costa del agua y los recursos del estado y de todos.
Aunque en 2012, 2014, 2017 y 2019 se realizó la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA), es el Censo el que proporciona información más completa, pues se aplica al universo de estudio y no solo a una muestra.
(Por cierto, pensé que ya no se usaba la expresión centralista “al interior del estado” (como “al interior del país o, peor, “provincia”), pero acabo de leer documentos oficiales con la misma.
Antes de que lleguen los datos del Censo Agropecuario, que se recabarán del 19 de septiembre al 30 de noviembre, veamos algo de la estadística que se maneja actualmente.
Según la Confederación Nacional Campesina, brazo “rural” del PRI, este año se han dejado de sembrar cuatro millones de hectáreas y los apoyos federales “al campo” se han reducido en 80 por ciento.
El sector agropecuario y forestal, dice el INEGI, “alimenta a 126 millones de mexicanas y mexicanos; mantiene, de manera directa o indirecta, a 19 % de los hogares mexicanos; comprende 4 % del valor de las exportaciones del país. Esto sin considerar los productos del campo ya procesados, y es pieza clave para mitigar el cambio climático y preservar el medio ambiente”.
El Plan Estatal de Desarrollo (PED) 2021-2027, basado en parte en la ENA 2019, informa que 33 por ciento de la población potosina habita en localidades rurales: 940 mil 453 personas. La mayoría de los productores del sector primario potosino (casi 73 %) son “maduros”, pues tienen entre 46 y 75 años. Los jóvenes emigran, buscan otras ocupaciones.
Recientemente se han dado controversias legales por la defensa de la tierra y el agua, en ejidos y tierras comunales como Valle Umbroso, la Cañada del Lobo y La Pila, y en las asambleas de ejidatarios se han dado discusiones fuertes sobre lo que muchos insisten en llamar “modernidad” o “progreso”. Las comunidades (o parte) se han vuelto guardianas de sus recursos, tan codiciados.
Casi 15 por ciento de la poblacio´n ocupada en nuestro estado se dedica a actividades del sector primario, “con 169 mil 71 empleos informales; mientras que en diciembre de 2021 se registraron 23 mil 122 empleos formales en el IMSS, 67.01 % en la regio´n Huasteca, 12.65 % Altiplano, 12.2 % Media y 8.1 % en la Centro”, dice el PED.
En 1978 Octavio Paz escribió un ensayo titulado El ogro filantrópico, en el que llamaba así al Estado del siglo XX, con sus burocracias gubernamental, cortesana y partidista. Ahí dice que la “modernidad” requiere, “aparte de circunstancias históricas y sociales favorables, un extraordinario realismo y una imaginación no menos extraordinaria”.
El Ogro también ha cambiado. Algo. ¿Qué tanto está dispuesto a conocer y, sobre todo, a escuchar al Agro para ir en una dirección realista e imaginativa?
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Posdata: esta semana es la última para inscribirse al taller “Narrativas: construcción de personajes / biografía y géneros literarios” del Centro de las Artes (Ceart) de San Luis Potosí. Quedan pocos lugares. Empezamos el sábado 24 y ya tenemos apalabradas charlas, lecturas y hasta una exposición (guiño, guiño).