El Aire que Respiramos: Un Llamado Urgente a la Acción

“La contaminación ambiental no es solo la traición de la humanidad sino también una traición a todas las demás criaturas vivientes de la tierra”. Esta frase contundente resume la gravedad de la crisis ambiental que enfrentamos, una crisis que se hace aún más evidente en el marco del Día Interamericano de la Calidad del Aire (DIAIRE).

Celebrado ayer, 9 de agosto de 2024, el DIAIRE nos recuerda la urgente necesidad de abordar uno de los problemas más apremiantes de nuestro tiempo: la contaminación del aire. Establecido el 28 de octubre de 2002 en Cancún, México, el DIAIRE surgió como una iniciativa conjunta del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Su objetivo primordial es prevenir y reducir los daños causados por la contaminación ambiental, un problema exacerbado por diversos factores como las industrias químicas, el calentamiento global y la contaminación vehicular.

Las estadísticas que motivaron la creación del DIAIRE en 2002 siguen siendo alarmantes hoy en día. Alrededor de 440,000 muertes prematuras al año en América Latina y el Caribe son atribuibles a la contaminación del aire. Las infecciones respiratorias agudas figuran entre las cinco principales causas de muerte en niños menores de cinco años en las Américas y el Caribe, una estadística devastadora que subraya la vulnerabilidad de nuestros más jóvenes ante este problema invisible pero letal. Más de 100 millones de habitantes de ciudades latinoamericanas y caribeñas respiran aire que no cumple con las guías de calidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 Cada año, 17,000 vidas se pierden prematuramente debido a enfermedades derivadas de respirar aire contaminado. Hospitales y clínicas atienden a un número alarmante de pacientes con padecimientos relacionados con enfermedades en las vías respiratorias como asma, Infección Respiratoria Aguda (IRA), y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), todas ellas ocasionadas o exacerbadas por la mala calidad del aire.

En este contexto, es imperativo que nuestros gobiernos actúen de manera decisiva, dejando de normalizar la contaminación del aire e involucrando a todos los sectores de la sociedad, incluidos niños, niñas y adolescentes, en las acciones para mejorar la calidad del aire.

La Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (SEGAM) ha mostrado una preocupante falta de compromiso con la implementación de medidas efectivas para monitorear y mejorar la calidad del aire.

Un ejemplo claro de esta negligencia es la falta de cumplimiento con la Norma Oficial Mexicana NOM-172-SEMARNAT-2019, que entró en vigor en febrero de 2020. Esta norma establece los “Lineamientos para la obtención y comunicación del Índice de Calidad del Aire y Riesgos a la Salud”, y su implementación efectiva podría marcar una diferencia significativa en la salud pública de nuestra comunidad; exige que se comunique con la mayor cobertura posible el estado de la calidad del aire, clasificándolo como bueno, aceptable, malo, muy malo o extremadamente malo.

 Esta información debe difundirse de forma continua y horaria a través de una plataforma electrónica y, preferentemente, en tantos medios como sea posible. Sin embargo, la SEGAM no cumple con estas disposiciones, una omisión que podría calificarse de criminal. Más aún, si un ciudadano no tiene acceso a internet, simplemente nunca recibirá esta información crucial para su salud. Esta situación pone de manifiesto un problema estructural más profundo: la necesidad urgente de un Sistema Eficaz de Monitoreo de la Calidad del Aire.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿Cuál es el costo de las mentiras y la inacción? La respuesta es simple: es altísimo. Las mentiras, además de su costo directo en vidas y salud, nos llevan a otro problema igualmente peligroso: dejamos de reconocer la verdad. Cuando normalizamos la contaminación y aceptamos la falta de acción de nuestras autoridades, estamos permitiendo que se erosione nuestra capacidad de exigir y construir un futuro mejor.

Es hora de exigir acciones concretas y efectivas. Necesitamos un compromiso real de nuestras autoridades para implementar medidas que mejoren la calidad del aire.

Nuestro derecho a respirar aire limpio no puede seguir siendo ignorado. La salud de todos los potosinos, y de todos los seres vivos que comparten nuestro entorno, está en juego.

Delírium trémens.- Parece que atentar contra la salud de la población es una voluntad tácita del gobierno de Ricardo Gallardo, una situación que no podemos seguir tolerando. Sin aire limpio, nuestra vida se ve quebrantada en diversas áreas. Esta situación debe ser considerada un problema de salud pública de la más alta prioridad. Pero prefieren gastar millones de pesos en la FENAPO y no en la instalación y operación de Sistema Eficaz de Monitoreo de la Calidad del Aire. Un gobierno “ecologista” sin agenda verde, pues.

 @luisglozano