Hace muchos años, al ver a mi hijo y a mi hija pequeños, le pedí a Dios me permitiera vivir 50 años de edad. Esto, para verlos veinteañeros ya formados con una buena moral, conocimientos tecnológicos y universitarios. Dios no solo me dió la oportunidad de ello, me cedió más años y me bendijo con seis nietos que tienen los dos felices matrimonios. Yo sí sé quién me ayuda y a quien agradecerle: a Dios.
Se habla mucho de la sensible caída en la generación de empleos en este 2019. La realidad es que es un fenómeno sexenal al darse el cambio de Gobierno Federal y más aún cuando pertenece a un partido político distinto al saliente. México, con una población de 130 millones de ciudadanos, tiene un registro de 20.5 millones de empleos laborando en la formalidad y se estima que sobreviven en el empleo informal (sin IMSS, INFONAVIT, ETC) 30 millones de personas que están en edad y posibilidades de trabajar (población económicamente activa-PEA). Son aquellos que laboran de ayudantes en comercios, talleres, en la calle, tianguis, etc. Anualmente, aparecen en el mercado laboral un millón, 200 mil jóvenes y mayores ofreciendo sus servicios para trabajar, con o sin estudios y el crecimiento de nuestra economía no absorbe a todos ellos. Para generar 1 millón 200 mil empleos anuales, la economía en México tiene que crecer en un 6% y según las últimas estimaciones de la SHCP (pre-criterios generales-abril 2019) el crecimiento económico para este año será entre el 1.1 % y el 2.1%, con una inflación anual del 3.4% y un tipo de cambio peso-dólar de $19.90.
Al cierre del año 2018, se generaron como hecho histórico 4.1 millones durante el sexenio presidencial 2012-2018. Durante enero del 2013, la tasa de crecimiento en generación de empleo formal (medición anualizada) fue del 4.4%. En enero del 2014 cayó al 2.7%. En el mismo mes en 2015 se incrementó al 4.5%. Al año siguiente bajo al 3.6% y en 2017 al 4.2%. En el 2018 creció al 4.6% y finalmente en enero de este año 2019, esta generación de empleos formales decreció a un 2.84%. El reto o meta del país es generar 100 mil empleos formales al mes, para así cubrir las necesidades de la P.E.A que cada año requiere emplear a sus ciudadanos. Durante 1997, se generaron 209 mil empleos formales. 1998 fueron 706 mil. Al año siguiente se registraron 662 mil. En el 2000, se dieron 533 mil. Durante el año 2001, el empleo formal cayó en 267 mil y el año posterior el crecimiento fue de solo 62 mil empleos. El 2006 cierra con 617 mil. En el 2012 se generan 712 mil y finalmente en diciembre del 2018, se generan 661 mil plazas laborales. (datos de México, ¿Cómo vamos?) Si la meta es de 100 mil empleos formales, la cifra anualizada para cada diciembre del año nos debe resultar en un millón 200 mil anuales y como no se ha dado así, nuestra economía informal es de 30 millones de personas, la mitad de la Población Económicamente Activa. Y esto sí representa un reto y un grave problema socio-económico.
Durante el primer trimestre del año 2001 se dieron 92 mil empleos, en este mismo trimestre del 2007 fueron 295 mil. En el 2012, 34 mil nuevas plazas. Y en el 2018 se dieron 368 mil para descender en este primer trimestre del 2019 a 269 mil plazas formales. El capital no tiene religión ni país. Se instala donde exista certeza a su inversión, es decir, Estado de Derecho. Es por ello que las políticas de gobierno en sus tres niveles deben ser promotoras para alentar la inversión privada que es la generadora de riqueza y así el sector público (vía impuestos) tome parte de ella y la distribuya con equidad y honestidad. ¿Fácil o difícil?
P.D. “El último camello de la fila camina tan deprisa como el primero”.
Lo que nos pase a cualquiera de nosotros afecta a los demás. Proverbio Africano.
“CONSUMA LO HECHO EN MÉXICO Y ESTARÁ DANDO TRABAJO A MEXICANOS “
¡México es primero! Abril 2019.