El macho del barrio

“¡Este Arancel permanecerá en vigor hasta el momento en que las Drogas, en particular el Fentanilo, y todos los Extranjeros ilegales detengan esta invasión de nuestro País!”. 

Donald Trump

Claro que la imposición de un arancel de 25 por ciento a todos los productos de México violaría el T-MEC y causaría un enorme daño a los estadounidenses, pero pensar que estas consideraciones pragmáticas impedirán a Donald Trump cumplir su amenaza es no entender la mentalidad del populista. Tampoco López Obrador se preocupó por los daños que causó con sus medidas. A los populistas lo menos que les importa son los perjuicios a la población, solo quieren proyectar una narrativa que les permita alcanzar el poder o mantenerse en él. 

La mayoría de los argumentos de la presidenta Sheinbaum en la carta que dijo enviaría al presidente electo Trump son sensatos. Los “encuentros fronterizos”, que Estados Unidos usa para medir los flujos de inmigración ilegal, han bajado 75 por ciento en 2024. El gobierno mexicano dice que terminó la “guerra contra las drogas”, pero ha confiscado toneladas de estupefacientes y ha detenido a 15,640 personas por ese tráfico, y no precisamente con abrazos. Los aranceles causarían “a Estados Unidos y México inflación y pérdidas de empleo. La fortaleza económica de Norteamérica radica en mantener nuestra sociedad comercial. para seguir siendo más competitivos frente a otros bloques económicos”. De acuerdo. 

A Trump el populista, sin embargo, poco le importan los argumentos racionales. Quiere demostrar que es el macho del barrio, que humilla públicamente a los enemigos, pero también a los socios comerciales, que insulta y amenaza para demostrar su fuerza. “La clave final de lo que promuevo es la bravuconería”, explicó en The Art of the Deal”. 

Las caídas ayer de las acciones de las empresas automotrices estadounidenses, como General Motors (-8.9%) y Ford (-2.5%), son indicativas del daño que los aranceles les provocarían. La respuesta, sin embargo, no es fácil. Otro machín bravucón, Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, respondió en X: “¿Nosotros qué aranceles deberíamos ponerle[s] a sus mercancías hasta que dejen de consumir drogas y exportar ilegalmente armas a nuestra patria?”. 

En una guerra comercial los perdedores seríamos los mexicanos. México es el principal proveedor la Unión Americana, pero aun así solo representamos un 16 por ciento de las importaciones estadounidenses. En cambio, a Estados Unidos van el 82 por ciento de nuestras exportaciones. 

Además, debido a nuestras malas políticas de tiempo atrás, México depende mucho más de ciertos productos de Estados Unidos que nosotros de los de ellos. Por la prohibición del fracking y de la inversión privada en hidrocarburos, importamos 72 por ciento del gas natural de Estados Unidos. Si Washington cierra la llave, nos quedaríamos sin gas para la industria y la generación de electricidad. Por la fragmentación de nuestra tierra en ejidos y minifundios, y ahora por la prohibición del maíz transgénico, hace décadas dejamos de ser el granero de Norteamérica para convertirnos en uno de los mayores importadores de maíz en el mundo. Si dejamos de exportar aguacate, quizá haya menos guacamole en el Superbowl; pero si la Unión Americana corta sus ventas de maíz amarillo a México, mucha de nuestra producción pecuaria se desplomaría. Nunca entendimos que la soberanía se construye con fortaleza económica. 

Un error muy fuerte en este momento sería menospreciar las amenazas de Trump. El presidente electo es un macho, pero está dispuesto a tomar medidas dañinas para todos si así sube su popularidad. El otro error es pensar que podemos ganar una guerra comercial contra la Unión Americana. La consecuencia sería una dolorosísima depresión económica en México. Hoy más que nunca debemos reaccionar con inteligencia. 

Sin disimulo

Se cumplió el acuerdo. El senador Miguel Ángel Yunes Márquez votó a favor de la reforma judicial y ayer la Fiscalía de Veracruz le retiró la orden de aprehensión. La 4T no se preocupa siquiera por disimular. 

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