Mis conflictos con el PAN datan de 1993 cuando fui llamado a la Comisión de Orden para iniciarme un proceso de expulsión del partido. No me pudieron correr, pero al día siguiente renuncié.
Me reencontré con el PAN en 2009 cuando Germán Martínez me invitó a ser diputado federal plurinominal para la LXI Legislatura y me dijo: “No te quiero encajonar en un distrito, quiero que te coordines con el ingeniero Solano del PAN Sinaloa, y le ayudes en todo el estado”.
Fui diputado federal del GPPAN sin ser panista y conocí otro PAN, el PAN en el poder. Ya no luchaban por ideales, ni principios, ya buscaban ejercer el poder y le llamaban “la real politik”. Obvia decir que es el partido con el que tengo afinidad ideológica, pero constaté que empezaban a hacer cosas contra las que luchábamos cuando éramos oposición.
En el periodo 2009-2012 me tocaron tres presidentes nacionales del PAN, Germán Martínez, César Nava y Gustavo Madero; todo esto era en la segunda mitad del gobierno del panista Felipe Calderón Hinojosa.
En los 12 años de los gobiernos federales panistas (2000-2012) no existió una cruzada contra la corrupción, y no se humanizó la atención del sistema de salud a los mexicanos, se perdió la democracia interna en el PAN, y se abusó del poder contra los panistas disidentes del calderonismo.
Hago este recuento porque los grandes estandartes del PAN como oposición eran que se luchaba a favor de la democracia y contra el abuso del poder, se combatía la corrupción del viejo régimen priista y finalmente decía ser un partido humanista que no humanizó la atención médica en el sistema de salud en sus 12 años de gobierno.
En este periodo, el PAN en el poder solapó la gran corrupción de gobernadores panistas como Reynoso Femat, en Aguascalientes; Guillermo Padrés, en Sonora, y Malova, en Sinaloa. Nunca hubo una denuncia o reproche del partido a dichas prácticas; incluso fue el PAN el que postuló a la chapodiputada en Sinaloa, siendo presidente nacional del partido Gustavo Madero.
Fue en el sexenio de FCH cuando se promovió en el PAN en 2009 una campaña intensa de afiliación, y siendo yo compañero de César Nava en la LXI Legislatura nunca fui invitado a afiliarme a dicho partido. ¿Por qué? Pues resulta que las campañas de afiliación del PAN en ese periodo eran masivas, para controlar elecciones internas.
Fue en ese mismo periodo, pero ya como presidente del PAN, Gustavo Madero, cuando el CEN extendió una carta donde desautoriza mi participación en la contienda interna como precandidato a la senaduría en diciembre de 2011, argumentando que yo “le causaba mala imagen al partido”.
Antes, Manuel Espino, presidente del CEN, declaró que mi madre, Leticia Carrillo, era una figura decorativa en el Consejo Nacional, aun así mi madre nunca dejó de ser panista.
¿Dónde están los expresidentes del CEN del PAN, Felipe Calderón, Manuel Espino, Germán Martínez, César Nava y Gustavo Madero ahora? Este es síntoma de la degradación de dicho instituto político. Se creó una burocracia dorada que se dedicó a vivir del presupuesto del partido, del tráfico de influencias y de las pluris.
En diciembre de 2011, en la revista Bien Común escribí: “La mayoría de los pecados capitales son pecados de exceso. Hablar de la gula en el PAN es una invitación a reflexionar sobre el apetito por el poder y especialmente cuando este ha sido desmedido… y bajo esta premisa el PAN se ha mimetizado al PRI”.
Para el relanzamiento del PAN habrá mucho que cambiar en el hacer, pero también en el ser del panismo si pretenden reconciliarse con la sociedad mexicana.
(Ingeniero industrial y empresario)