Si las elecciones fueran hoy ganarían Claudia Sheinbaum y Donald Trump, aunque como la política es el juego de la incertidumbre, junio y noviembre tendrán la última palabra. En Estados Unidos regresará Trump enarbolando la bandera antiMéxico, que lo hizo triunfar hace casi ocho años. Sheinbaum ganaría porque va muy adelante, mientras la oposición anda como gallina sin cabeza, sin consistencia, sin unidad.
Tan anda adelante Sheinbaum que apenas el lunes se reunió, acompañada de Juan Ramón de la Fuente, el coordinador general de su equipo, con congresistas republicanos en entrevista casi oficial, dado que hasta el embajador Salazar estuvo presente y sin sombrero vaquero. Todo supone que el tema fue migración.
México fue el detonador del triunfo de Trump, cuando en su peor decisión, Peña Nieto invitó al todavía candidato republicano a una reunión de Estado, para que horas después, ya en EU, Trump volviera a denigrar a México y relanzara con ello su campaña.
En EU, la migración es nuevamente clave en la elección presidencial. Una reciente encuesta de CNN muestra que frontera y migración son los más relevantes de la agenda. Quedó clara la prioridad: si Trump gana, el 71% de los encuestados espera que finalmente construyan el muro. Por el lado demócrata la migración y la avanzada edad del presidente son las lápidas que llevan a cuestas.
Biden libra ahora una dura batalla contra los congresistas republicanos que le regatean los recursos que necesita para Ucrania y para Israel en sus conflictos bélicos. Ha solicitado la aprobación de decenas de miles de millones para brindar asistencia a Ucrania en su guerra contra Rusia. La condición quid pro quo (una por otra) que plantean los republicanos para aceptar su petición es que se limite capacidad de solicitar asilo a los migrantes que pretenden cruzar por México. Biden ha dado señales que estaría por acercarse a la dura posición de Trump en temas migratorios a cambio de la autorización de los recursos; como dirían en Tijuana, sin mucha sintaxis: with the money dancing the dog.
Mike Johnson, el flamante líder de la Cámara de Representantes se reunió con Biden en la Casa Blanca en un diálogo de sordos: mientras Johnson reclamaba endurecer las políticas en la frontera con México, Biden reiteraba la necesidad de ayudar a Ucrania en el conflicto por la invasión rusa que ya está por cumplir dos años (24 febrero). No hacerlo tendría, según el líder de la minoría demócrata Chuck Summer "consecuencias nada menos que devastadoras". El punto crucial es que los republicanos exigen limitar el ingreso de migrantes a Estados Unidos, hasta que hayan obtenido la cita judicial. Mientras esto ocurre pretenden regresar a la práctica anterior de detener a los migrantes en México.
Esto generó una petición de Human Rights Watch a AMLO a fin de que el gobierno mexicano rechace la restricción del asilo y el incremento de deportaciones sumarias, así como evite que México sea nuevamente el país que permita a los migrantes permanecer en las ciudades fronterizas mientras resuelven sus solicitudes de asilo.
Más allá de Human Rights Watch, migración y frontera también serán clave en las campañas presidenciales mexicanas. Es muy importante la relación México-Estados Unidos, pero el próximo gobierno no debe hacer trabajo sucio a Estados Unidos, aun cuando ofrezcan dólares por ello. No se puede dejar a la deriva a las poblaciones fronterizas que viven el lacerante drama migratorio, con todas las implicaciones de violencia, inseguridad, violación de derechos humanos elementales. Siempre hay cosas, como la dignidad, que valen más que el dinero.
(Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM)