¡Es lo penal, estúpido!

¡Ave! César de Roma: A veces arde Roma.

Calambur.

“Es la economía, estúpido”, expresión célebre manejada en las elecciones por la presidencia de los Estados Unidos en 1992 por el asesor James Carville, para el candidato demócrata Bill Clinton. 

Al tropicalizar la cita a la mexicana, vemos que es cada vez es más evidente que en materia penal nomás no se avanza. Diría el maestro Jescheck, “Un Estado en vías de Derecho”. 

Procesar penalmente y judicializar asuntos de delincuencia sea ésta, o no organizada, se ha convertido en un suplicio ya sea a nivel federal o estatal. No se sostienen en hechos investigados las detenciones efectuadas por policías o fuerzas armadas, bueno, ni la flagrancia simulada les sale bien.  

Se han hecho “estrategias” entre Fiscalías y Poderes Judiciales, pero casi siempre torciendo el ya no tan nuevo sistema de justicia penal que tuvo reformas en seguridad y justicia en el 2008. Reveses les han dado Defensores Públicos, por no respetar el debido proceso y no investigar.

Hace doce años nos decían los políticos que pintaban el futuro de seguridad y justicia, así: 

*Urge un cambio al sistema de seguridad y justicia para dar vigencia a las garantías individuales y derechos humanos, así como brindar la seguridad debida a personas y propiedades.

*Elevar a rango constitucional de manera explícita la presunción de inocencia, ya que hoy los fiscales buscan conseguir el castigo del acusado y no la verdad histórica y jurídica de los hechos.

*La Delincuencia Organizada DO, tiene un gran poder económico y capacidad para poder operar internacionalmente, evadir la justicia y atacar, es una seria amenaza para el Estado y la sociedad.

*Existe una gran desconfianza en el aparato de justicia porque las instituciones públicas han sido permeadas por la delincuencia, los procesos y juicios penales son burocráticos y lentos, las cárceles son inseguras, no garantizan la reinserción social y son “universidades del crimen”.

*Se va a profesionalizar a fiscales, policías y peritos ya que serán la triada exitosa de la investigación criminal, a la par, se va a regular la selección, ingreso, formación y permanencia de todos para certificar competencias y abrir espacios a la participación social en la evaluación.

*Se elevara la calidad de la seguridad en todo el país, con mejores controles del personal, depuración de malos elementos y sanciones ejemplares a quienes se unan a la delincuencia. 

*La investigación será más ágil y efectiva, la victima logrará efectivamente la reparación de daño, tendrá protección ante posibles represalias del acusado.

*El acusado tendrá garantías para su defensa, enfrentara el proceso penal en igualdad de condiciones para argumentar y presentar pruebas, acompañado por un abogado y en presencia de un juez.

*El fortalecimiento a nivel constitucional del régimen especial para la DO, el arraigo antes de la sujeción a proceso, la prisión antes y durante el juicio, confidencialidad de datos de víctimas o testigos, intervención de comunicaciones privadas, acceso a información reservada y extinción de dominio.

TAPANCO: ¿Cómo estamos en seguridad y justicia? como un calambur (jugar con la agrupación de las silabas de una o más palabras de tal manera que se altera totalmente el significado de éstas).

Diferentes actos de violencia de alto perfil han llamado la atención de medios nacionales e internacionales y han destacado los transcendentales desafíos de seguridad que enfrenta el gobierno. Con un promedio de 95 a 100 mexicanos diarios asesinados, donde solo el 5% terminan en una condena, parece casi imposible para cualquier fiscalía y entes de investigación de cualquier parte del mundo, pueda hacer algo. 

Estamos aún muy lejos de presumir, -que tenemos un sistema de seguridad y justicia más o menos aceptable para nuestra realidad del trópico-, o como sentencia Alejandro Gertz Manero, “las estructuras de seguridad y justicia de este país, están al servicio del poder, no de la comunidad”.

Francisco.soni@uaslp.mx Twitter: @franciscosoni