“Los militares no
comienzan las guerras,
los políticos comienzan
las guerras”.
William Westmoreland.
El lunes pasado México despertó con “Toque de diana”, nos levantamos como soldados a toque de corneta. Ya que el Presidente de la Republica publicó un decreto, por el que se dispone de la Fuerza Armada permanente para llevar a cabo tareas de seguridad pública. Por lo tanto, se le ordena a participar con la Guardia Nacional en las funciones de seguridad pública a cargo de esta última, en tanto que la Guardia Nacional desarrolla su estructura, capacidades e implantación territorial y su participación no excederá del 27 de marzo del 2024.
Era un “Toque de diana” anunciado desde hace doce meses, cuando por otro decreto se reformaban, adicionaban, y derogaban diversas disposiciones de la CPEUM, en materia de Guardia Nacional. Qué en su quinto transitorio sentenciaba, “Durante los cinco años siguientes a la entrada en vigor del presente Decreto, en tanto la Guardia Nacional desarrolla su estructura, capacidades e implantación territorial, el Presidente de la República podrá disponer de la Fuerza Armada permanente en tareas de seguridad pública de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria.
¿México se está militarizando? Me preguntan algunos colegas, -concibiendo como la intrusión de “lo militar” en lo civil-. Les contesto, que el espíritu del General Manuel Ávila Camacho ha rondado siempre seductoramente los Pinos y ahora Palacio Nacional. Refieren analistas políticos, que lo que más le cuesta a un futuro Presidente de la República al seleccionar su gabinete, es, a quien va a designar como Secretario de la Defensa Nacional. Le tienen cierto resquemor al “coup d´État”.
Mire Usted, déjeme hacerla de abogado del diablo, ya les “debían” a la Fuerzas Armadas una respuesta contunden por parte del gobierno civil después del desplome de la Ley de Seguridad Interior. Desde los años 60’, han estado recibiendo órdenes presidenciales de intromisión en seguridad pública, sin sustento jurídico, ocasionando un grave deterioro de la imagen del Ejército principalmente.
El planteamiento (a mediados del 2018), que hizo la cúpula militar al gobierno federal actual, partió del principio de que México es un lugar peligroso. La aceptación generalizada a lo largo y ancho del país del tema de la inseguridad y de la violencia como binomio ya inseparable, abrió las puertas con escudo militar para:
Primero: -Sr. Presidente, México no cuenta con una estructura policial capaz de hacer frente a la inseguridad. Llevan años, Ustedes los civiles, sin poder medio articular una fuerza policial de prevención y contención, le han metido dinero bueno al malo. Sus instituciones de seguridad son crimen uniformado. Bueno, ni siquiera cuentan con un “Colegio Nacional de Policía”.
Segundo: Sr. Presidente, la solución es crear una fuerza de seguridad interior con una Guardia Nacional, con personal militar, naval y de la policía militar que ya la tenemos desplegada en casi todo México. Porque sabrá Usted, Sr. Presidente, que las líneas que separan los conflictos de seguridad pública y seguridad interior pierden claridad y, por tanto, los asuntos del exterior se entremezclan con las políticas del interior. Tenemos Cárteles de las drogas internacionales que tienen asediados, puertos, aeropuertos, así como las principales vías de comunicación terrestre en sus fronteras. Aparte, son responsables del 60% de los homicidios dolosos en el país de colofón, se está por firmar un nuevo acuerdo comercial internacional con los Estados Unidos y Canadá.
TAPANCO: En conclusión, Sr. Presidente: El enemigo está en casa, o nos da certeza jurídica a las Fuerzas armadas de aire , tierra y mar, de acción en labores de seguridad y en algunas otras áreas estratégicas como aeropuertos, puertos y zonas fronterizas, o la 4a Transformación se vendrá abajo por la inseguridad. La marcha Dragona y la caballería están de regreso para pacificar al país, Sr. Presidente.
Francisco.soni@uaslp.mx twitter: @franciscosoni