ESTO YA NO PREOCUPA, ¡ESPANTA!

La falta de conocimiento y de seriedad con que hoy día se gobierna a nuestro estado deja de ser preocupante y se vuelve alarmante. Las sabidas y comprobadas impreparación, desilustración general y escaso apego a la verdad de Ricardo Gallardo Cardona, se agravan ahora si que un día sí y otro también, exhibe una permanente desinformación, una frecuente confusión y una pasmosa frivolidad para abordar asuntos cruciales para el bienestar de los potosinos.

No hay que ir muy lejos ni en el tiempo ni en el espacio para encontrar sustento a lo dicho en el párrafo anterior. Un día después de la apresurada y desordenada terminación del contrato de concesión con la empresa que construyó y operó a lo largo de 20 años la planta tratadora de aguas residuales de Tanque Tenorio, el gobernador salió a decir que ese finiquito tenía justificación porque la planta únicamente “potabilizaba” el 40 por ciento del agua que recibía. Nadie, nunca, en toda la historia de la humanidad y desde la formación del universo dijo jamás que esas instalaciones iban a potabilizar algo.

Pero podemos asumir que fue un simple lapsus y confundió “tratar” con “potabilizar”. Sin embargo, el añadido porcentual es una mentira atroz o la expresión de una irresponsable ignorancia de los temas que se abordan. Esa planta se construyó con capacidad para procesar 1,050 litros por segundo y siempre cumplió esa meta. Es más, de unos meses para acá daba tratamiento a más de 1,100 litros por segundo, ya que siempre contó con una reserva de capacidad de cien litros. 

De ese volumen total, 450 litros por segundo de agua tratada se envían a la termoeléctrica de Villa de Reyes y los 650 restantes van al sistema de riego que beneficia casi 500 hectáreas de parcelas de los ejidos Los Gómez, Soledad, La Libertad, Villa de Pozos y una parte de pequeña propiedad en Santa Rita.  Es decir, eso de que solo “potabiliza” el 40 por ciento del caudal que recibe es una mentira, sin duda más producto de la confusión que de otra cosa.

En el mismo encuentro con los medios, le preguntaron al gobernador si se disponía de personal capacitado para continuar la operación de la planta y alegremente dijo que sí, que el equipo humano actual antes había sido de la Comisión Estatal del Agua y que todo era cuestión “de regresarlo” y santo Remedio. Mentira, ¡mentira! El proyecto de Tanque Tenorio, que inició su planeación en 1995, se comenzó a construir en 2004 y arrancó operaciones en 2006, partió de cero. No había en ningún lado personal con la capacitación específica necesaria. Su primera plantilla de personal y todas las posteriores fue contratada y capacitada por la empresa. Tan es así que al finiquitarse la concesión los más de cuarenta técnicos, operadores y empleados administrativos se fueron al unísono.

Por su parte, muy con el sello de la casa, el incompetente director de la Comisión Estatal del Agua, Benjamín Pérez Álvarez, declaró que el contrato con la empresa Veolia se había concluido porque era “dañino” para las finanzas estatales. Sin más sustento que su saliva, el funcionario no aportó ningún elemento que diera verosimilitud a su afirmación. Puede hacerlo en cualquier momento, pero por ahora huele a otra falsedad muy gallardiana. 

Sucede que la planta venía entregando 450 litros por segundo a la Comisión Estatal del Agua, equivalentes a 14 millones 191 mil 200 metros cúbicos al año (cada metro cúbico es igual a mil litros). Ese volumen, Veolia o más bien su subsidiaria Artesa, se lo vendía a la CEA a 4 pesos con 25 centavos el metro cúbico, por lo que recibía 60 millones al año en números cerrados. Ese mismo líquido, la dependencia estatal se lo vendía a la Comisión Federal de Electricidad a 12 pesos el metro cúbico, o sea que recibía 170 millones de pesos. La diferencia neta a su favor venía o viene a ser del orden de 110 millones anuales. ¿Eso daña a las finanzas estatales? Nomás que se tomen la pequeña molestia de explicar cuánto, cómo y por qué, y dejamos de dudar de su veracidad.

Este ejemplo de hoy, que proviene de una cuestión específica, ilustra perfectamente la premisa de esta columna: tenemos un grupo gobernante que sigue tan falto de preparación como al inicio, que se muestra permanentemente desinformado y/o confundido que es adicto a la frivolidad y que miente con la misma facilidad que respira.

Este estado de cosas lleva ya casi dos años y medio, y no muestra señales de mejorar; más bien parece lo contrario. Como no estamos hablando de la administración de un puesto de tacos sino del gobierno sobre tres millones de personas, la que comenzó a preocupar, ahora da miedo. Lo anecdótico empieza a ser patético.

En cuanto al tema puntual de Tanque Tenorio, desde el fin de semana se apareció una empresa al parecer denominada ATT Agua para hacerse cargo de la operación de la planta. Hasta la tarde del martes, contaba con únicamente cuatro técnicos para cubrir los tres turnos. Artesa cumplía esa responsabilidad con 12 técnicos, apoyados por dos mecánicos, un químico, un instrumentalista y un laboratorista. Es decir, lo que ahora están haciendo cuatro lo hacían una veintena. 

Y, sin que deba sorprendernos, ningún asomo hay de licitación pública. Obviamente, no tiene nada de disparatado suponer que al final de cuentas las diferencias con Artesa-Veolia fueron algo así como un pleito ratero para ver a quién se mete al negocio y que si se baña salpique.

COSAS QUE SÍ IMPORTAN

 El affaire de Tanque Tenorio ha tenido la inesperada virtud de poner sobre la mesa un tema de la mayor importancia para la ciudad y su zona conurbada. Se trata de lo que los expertos y dependencias involucradas conocen como Plan Integral de Saneamiento, uno de cuyos ejes es el tratamiento y reuso de casi 2 mil 800 litros por segundo de aguas residuales, a la fecha.

La zona conurbada da tratamiento actualmente a 1 mil 795 litros por segundo, equivalente al 65 por ciento del total. En este mecanismo, que incluye plantas tratadoras, colectores, ductos, etcétera, la pieza más importante es Tanque Tenorio con sus 1 mil 050 litros normales de capacidad. Le siguen, en orden de importancia, la Planta Norte -en terrenos de Soledad-, con 400 lps; la del Tangamanga I, que procesa 150 lps; la del Chato López en las Lomas, 80 lps; las del club Campestre y de Industrial Minera México, ambas con 40 lps cada una, y la de la Zona Industrial que opera un particular y tiene capacidad para 35 lps. Existen algunas otras más pequeñas en algunos fraccionamientos y cementerios.

En su mejor momento, hace unos diez años, la ciudad procesaba y convertía en reutilizable poco más del 70 por ciento de su caudal residual. Actualmente, ese porcentaje ha descendido al 64 por ciento, ya que el crecimiento urbano ha sido más veloz que el del complejo de tratamiento.

Aquí cobra relevancia un hecho: poco después de construirse la planta de Tanque Tenorio, se inició la proyección y licitación de la planta de El Morro, en la fracción de ese nombre ubicada en Soledad. Contemplaba una capacidad de 750 litros por segundo. O sea, que si se retoma ese malogrado proyecto, la zona metropolitana estaría en posibilidad de reusar más del 90 por ciento de sus aguas negras.

¿Qué pasó con El Morro? Esa es una buena historia para otra columna. Por ahora lo interesante es que con una inversión que se estima algo inferior a la de la Arena Potosí, San Luis y Soledad podrían convertirse en un par de años en dos de las ciudades mexicanas con mayor porcentaje de saneamiento de sus aguas negras.

No es por orgullo vano. Además de que ese logro protegería eficiente y largamente el acuífero subterráneo que en condiciones normales (no en sequía extrema como ahora), abastece de agua potable a algo así como el 80 por ciento de la población, se obtendrían ventajas económicas. Efectivamente, mientras más alto es el porcentaje de saneamiento hidráulico, mayores estímulos financieros otorgan diversas dependencias e instituciones nacionales e internacionales. 

También, se pueden recuperar zonas con suficiente humedad para hacer viables nuevos parques, como un Tangamanga III.

Si Gallardo Cardona saliera de su estrecho horizonte de caballos y trajes de charro; del programa del Teatro del Pueblo y la pura política electorera, bien podría levantar la vista y encontrarse con que las circunstancias le regalan la posibilidad de hacer algo verdaderamente útil, socialmente hablando; algo de auténtico beneficio colectivo para este y otro buen número de años. ¿Será capaz? Veamos.

COMPRIMIDOS

Al final los hechos le dieron la razón a Leonel Serrato. Con especímenes como Oscar El Cochiloco Bautista, Ricardo Gallardo confirma que efectivamente recogió “puro mugrero”. Esta será la quinta vez que Bautista se postule como candidato a diputado. Lo ha sido dos veces local y otras tantas federal. ¿Qué de verdad los habitantes de esos distritos con cabecera en Rioverde no estarán hasta la madre de semejante “personaje”?

Algo debe reconocérsele a Mario García. Abandonó y logró que su jefe abandonara la loca idea de que la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado se apropiara totalmente de la Procesión del Silencio. Y fue más allá, sentó en la misma mesa a los directivos de Tradiciones Potosinas y los dirigentes de las cofradías que el año pasado fueron cilindreados por la ya defenestrada antecesora de Mario, y lograron ponerse de acuerdo. Tanto es así que el nuevo vocero del evento será José Luis Mejía, presidente de la Cofradía de San José.

Ahora que se puso de moda por el desastre que resultó poner a funcionar los semáforos dizque inteligentes instalados en sus vialidades, es tiempo de buscarle un nombre apropiado a la glorieta que unos conocen como “de la salida a Guadalajara” y otros como “la del Real Inn”. Podrían incluso recogerse propuestas de la gente, que le gusta ser tomada en cuenta para este tipo de cosas. Desde una referencia histórica o una geográfica hasta el nombre de alguno de nuestros próceres poco reconocidos.

Igual que apareció así se esfumó el brevemente célebre Gerardo Sánchez Zumaya. No sé qué habrá pasado, pues igual se puede haber arreglado con el “delincuente más grande del Estado”, o alguien le puso un estatequieto o trae preocupaciones más urgentes. Lo cierto es que muy bien parado entre el respetable no quedó.

El Atlético de San Luis la tiene fácil: o el entrenador cambia de estrategia o el club cambia de entrenador. Afición tan noble no merece tantos sinsabores y frustraciones. Digo. 

¡Hasta el próximo jueves!