Extraños amasiatos

Es más que evidente que las alianzas antilopezobradoristas no son más que una masa amorfa desideologizada encaminada a echar del gobierno y arrebatar el poder a la llamada cuarta transformación. Se encuentran carentes de ideas, propuestas, proyectos; esto, bajo el entendido del amasiato temporal, parece no importarles, ya después verán cómo se reparten el país, o matan entre ellos.

No es necesario ir más allá del fin de semana pasado, en el que Octavio Pedroza, candidato de la triple alianza, en su ya invariable discurso de predicador evangélico, entró en idilio pleno con el antorchismo potosino. Si seguimos el discurso de Pedroza, quien contrajo en el discurso el compromiso de convertirse en el primer gobernador antorchista, percibiremos que sus hilos conductores fueron la contradicción y la incongruencia: un representante de la burguesía católica explotadora, hace alianza con quienes tienen como finalidad la instauración del socialismo, enemigo de la ideología panista. A lo que llegaremos: en palacio la hoz y el martillo, coronando a la virgen de Guadalupe.  

Esto va más allá de una cena de negros; se ha convertido en una orgía en la que partidos y candidatos oran, al tiempo que copulan, mientras tratan de devorar al enemigo común. Un día en el ámbito nacional, al siguiente en el local; mientras en aquel es López Obrador, en éste es Ricardo Gallardo. 

Casual no es, desde luego, que en el programa grabado anteayer en esta ciudad por Carlos Loret, Octavio Pedroza, y Mónica Rangel, coincidieran mediante una paranoica verborrea que Gallardo es el emisario del mal en esta tierra –que muchos exorcismos necesita, eso que ni qué–. No estoy diciendo, aclaro, que no lo sea, pero resulta irónico que sea la exsecretaria de Salud quien lo dice, cómo si su imagen fuera inmaculada, cuando todos sabemos que es la más grande corruptora existente en la administración pública potosina, al menos en los últimos cinco años; de Octavio no podemos ni pensarlo, es un personaje decente, y de una vida seguramente muy aburrida, en la que lo más emocionante ha sido disfrazarse de policía (a sugerencia de su compadre de cama y rancho) y votar aquella infame reforma energética.

Insisto, estoy convencido que Ricardo Gallardo no sólo no es la mejor opción para la gubernatura de San Luis Potosí, sino que además es un delincuente, pero que sea Mónica Liliana quien lo acuse mediante su insulsa palabrería en el programa del productor de historias de García Luna, es totalmente risible, máxime cuando todos sabemos que ella es la Sandra Sánchez Ruiz de la administración carrerista.

A propósito de este programa, sería interesante saber de dónde salieron los recursos para producirlo –con todo lo que esto implica–, y si salieron de Gobierno del estado, del panismo nacional y potosino, en alianza con el antilopezobradorismo; del club de fanses de Mónica Liliana, o de plano de alguna polla entre cuates. 

Por otro lado es cierto que la doctora busca limpiar su imagen, o al menos hacer ruido con las denuncias interpuestas contra diversas personas a las que acusó de violencia de género; ya en el pasado, recordemos, pretendió hacer lo mismo contra la organización de transparencia Ciudadanos Observando. Es curioso que promueva recursos de este tipo quien durante su gestión al frente de la secretaría se caracterizó por encubrir agresiones sexuales contra el personal femenino de la dependencia, y proteger a los agresores. Quizá en otra ocasión sea pertinente escribir sobre su “feminismo”.  

En esta misma dinámica, y a pesar que la Unidad Técnica de Fiscalización del Instituto Nacional Electoral ha ordenado “el inicio de un procedimiento oficioso”, con la clave INE/Q-COF-UTF/82/2021/SLP, contra Mónica Liliana Rangel Martínez, “por la presunta omisión de presentar un informe, así como el no reportar ingresos y gastos de precampaña”, parece ser que ciertos acuerdos evitarán que el brazo fiscalizador del INE alcance a la doctora. Las 500 hectáreas que los gobiernos estatal y municipal entregaron a los fraccionadores permiten suponer que negociaron algo con el centro, ¿acaso la absolución de Mónica Rangel? 

Se vuelve entonces lógica la constante afirmación de que la hoy morenista es la candidata del gobernador, y que la llegada de Morena a la gubernatura y alcaldía es compromiso del doctor Carreras, quien se ha preocupado no sólo por mantener salva a su candidata, sino que también ordenó que el PRI –que se supone es su parido– se abstuviera de participar en el recurso que solicita  al Tribunal Federal Electoral, la revisión de la sentencia dictada por la Sala Regional Monterrey, en el juicio JRC-41/2021, a favor de Xavier N. Palacios,  y que promovieron los partidos Acción Nacional, Conciencia Popular, y de la Revolución Democrática.

No obstante, aunque la mano del gobernador Juan Manuel Carreras trata de salvarlo, el candidato morenista a la alcaldía la tiene difícil; el Tribunal Superior Electoral acaba de normar criterio en un caso similar al de Xavier N. Palacios: los candidatos externos o no militantes si deben desvincularse de los partidos que los promovieron antes de la mitad de su mandato. Resultaría imposible que no sostuvieran una sentencia.

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¿Se habrán enterado la Contraloría del Estado, y Manuel Lozano Nieto, titular de la Secretaría del Trabajo estatal, que Francisco Ramírez Arteaga, director administrativo de esa dependencia, estuvo dobleteando cargo y sueldo por tres quincenas?  Quizá no se enteró, dado que el misterio del conejo parece ser la característica de esta administración estatal, pero le explico: su director laboraba –pensando que tuviera el don de la ubicuidad– simultáneamente en la Secretaría a su cargo, y como titular del Órgano Interno de Control del Instituto Potosino de Investigación Ciencia y Tecnología (IPICyTE), a donde llegó propuesto por el director administrativo del Instituto, Ulises Morales Salcedo –que a su vez le debe el puesto –, sólo para convalidar cinco dictámenes de factibilidad, que ya fueron echados para abajo, por el Comisariato de Ramo a cargo de la Secretaría de la Función Pública.   

Gracias por la lectura; no dejen el cubreboca.