Falso e inexacto

Los calificativos de falso e inexacto con los que el secretario general de Gobierno de San Luis Potosí se refirió a Datacoparmex, evaluación realizada por la Confederación patronal de la República mexicana (Coparmex), son los mismos que se pueden aplicar de manera permanente a sus declaraciones, a las del gobernador y a la mayoría de los actos de gobierno emprendidos por la administración estatal.

No es para menos, todo lo que en materia de opinión ciudadana no les resulte favorable, sin importar que se encuentre fundamentada, amerita la descalificación, estrategia practicada desde el inicio de la administración de Ricardo Gallardo y de la que él ha sido el mejor exponente.  

Según las mediciones del organismo empresarial en la que los puntos considerados a evaluar fueron: ánimo para invertir, porcentaje de socios víctimas de la inseguridad, regulación y evaluación de los gobiernos locales, el estado de San Luis Potosí se encuentra en una posición desfavorable. En los cuatro aspectos se evaluó de manera adversa a nuestro estado, pero destaca negativamente el ánimo o la intención de invertir en el mismo, quedando ubicado en penúltimo lugar. 

De ahí que, según Guadalupe Torres, el análisis sea  “falso e inexacto” (como si lo primero no convirtiera en ocioso lo segundo) ya que el estudio fue “hecho desde un escritorio” y “no tiene nada que ver con lo que permea en realidad, en el ánimo de la gente”. Curioso que un funcionario de este nivel (el segundo de más importancia en el estado) no sepa que la mayoría de los estudios acaban realizándose desde un escritorio, incluidas las encuestas en las que presentan a este gobierno, a su titular e incluso a su esposa, como los más populares en México.

Pero también alude al “ánimo de la gente”, el mismo que él, su jefe el gobernador y su secretario de Seguridad en repetidas ocasiones han desestimado por ser actos de percepción, carentes de validez, dado que no fueron realizados bajo una metodología (de escritorio) seria. Siguiendo esta lógica, en la cual un trabajo de escritorio no puede estar por encima de la percepción de las personas, se resta validez  a todas las estadísticas que en materia de seguridad pública han repetido hasta el cansancio cuando se les cuestiona al respecto y en donde una cosa es lo que se percibe y otra la eficiencia del dato estadístico obtenido y procesado en un escritorio. 

La misma argumentación endeble lo lleva a decir que no hay inseguridad o casi no la hay ya que el estado es uno de los más seguros en la República; dan fe de ello los tres mil millones de pesos invertidos en el ramo. De nueva cuenta, pueden regodearse sobre lo invertido, pero que hay haya seguridad es otra cosa; además la inversión ha sido ociosa: equipos “swatch” que no se han visto en operación, autos de lujo habilitados como patrullas que no sirven para nada (más allá de farolear en Tampico), uniformes de guardias forestales para un cuerpo policiaco que aunque con otro nombre sigue siendo igual de ineficiente que en el pasado, cámaras de videovigilancia que cuando se necesitan resulta que no estaban encendidas porque se les fundió algún bulbo, y una serie de aditamentos en los que quizá los más eficientes son las horrendas y antiestéticas vallas colocadas frente a palacio de gobierno.         Con todo y aquello, la ciudadanía sólo percibe inseguridad en el estado y, considerando que ésta es sabia y no se equivoca, su ánimo determina que no la hay.

Pero hay más, ¿puede ser San Luis Potosí “un gran lugar para invertir”?, miren ahí está como ejemplo las  operadoras de los libramientos (de las que, seguramente como no pudieron,  ya no han dicho nada) o la compañía que operaba la planta tratadora de Tanque Tenorio, a la que después de una rabieta gubernamental se le dieron las gracias.  

Quizá sí, en este sexenio San Luis Potosí puedes ser un gran lugar para invertir si se es empresario de música agropecuaria, vendedor de caballos o artículos charros  o en cualquier rubro siempre y cuando se le entre al moche. Por lo demás, los dichos de Lupe son falsos e inexactos según permea en la realidad, en el ánimo de la gente.