Decía Eduardo Galeano: “Me gusta la gente sentipensante, que no separa la razón del corazón. Que siente y piensa a la vez. Sin divorciar la cabeza del cuerpo, ni la emoción de la razón”.
Desde familias, escuelas y medios de comunicación educamos a personas; me refiero a que debiéramos formar a éstas de manera integral, completa, total, sin dividirlas de su escencia de ser humano, tomando en cuenta no solo sus rasgos lógico cognitivos, sino todos los otros que, sin duda, forman parte de todo individuo.
Como se sabe, nuestro cerebro en su hemisferio izquierdo, tiene ubicado el control de los movimientos corporales del lado derecho, como el de la mano; además todas las funciones de razonamiento lógico, el pensamiento matemático y organizativo del lenguaje y escritura, así como el aprendizaje mediante un razonamiento científico.
Por su parte, en el hemisferio derecho, además del control corporal en el lado izquierdo, se impulsan todas las funciones que incluyen a la imaginación, la intuición, la creatividad; además de contener las emociones y sentimientos como el amor, el odio, la atracción hacia imágenes o personas.
Se entiende que ambos se encuentran en cada persona, unidos, conectados y complementados entre sí; así lo ha comprendido la psicología al servicio de la mercadotecnia y el consumismo, al mostrar colores, sabores, imágenes que impactan en primera instancia y de manera directa al hemisferio derecho, provocando el acercarnos a consumir alimentos, sustancias nocivas o bienes de consumo no prioritarios, sin pasar previamente por el análisis lógico del hemisferio izquierdo.
Es de esta manera que se muestran imágenes comerciales de mujeres y hombres de todas edades, como modelos y estereotipos manifestándose agradablemente a favor de ciertas marcas y productos, impactando en las preferencias de la audiencia, brincando al hemisferio lógico.
Es un hecho la relevancia que tiene el uso de ambos hemisferios cerebrales; luego entonces: ¿por qué la educación se empeña en usar solamente la parte izquierda? es decir, fundamentada en el carácter lógico que proporciona la ciencia, olvida que a quien se educa es un ser humano que contiene diversas dimensiones y características que sin duda se ponen en juego ante cualquier situación y fenómeno socioeducativo.
Al educar, nos estamos olvidando que, al privilegiar solamente el lado izquierdo, estamos seccionando y quitando el 50 % de las capacidades y características de hijos y alumnos, confinando las funciones cerebrales a la repetición y seguimiento de una fórmula, algoritmo o camino seguro, reduciendo el aprendizaje a una situación memorística y por demás aburrida, casi mecánica.
Con lo anterior, estamos provocando la mutilación mental del ser humano pero, además, coartando las posibilidades y formas diferentes de aprender mediante la generación de proyectos usando la imaginación, la innovación y la creatividad, que sin duda yacen oprimidas en lo más recóndito del cerebro de la mayoría de las personas, quienes han desarrollado un temor especial hacia enfilarse por caminos “no seguros” y prefieren seguir la autopista que con rapidez los llevará a dominar su hemisferio izquierdo y seguir confinando al olvido al otro.
Los mismos padres de familia y profesores, en primera instancia, estamos seccionados y a su vez, somos los encargados de “encarcelar” y oprimir los sueños e ideas, así como los proyectos innovadores que nuestros hijos y alumnos se atrevieran a manifestar, considerándolo una pérdida de tiempo, falta de experiencia o de plano como una locura y fuera de toda realidad; en muy contadas ocasiones he visto a algún docente o padre de familia que les pida o les brinde un momento y espacio formal para soñar o para imaginar.
Desconocemos el magnífico potencial y valor que el lado derecho del cerebro tiene para el proceso educativo, dado que, al aprender a usarlo como puerta de entrada hacia el entendimiento lógico y racional, se tienen efectos en aprendizajes que perduran durante toda la vida, ocurriendo además, de manera agradable y con el gusto por acceder a ellos.
Realicemos un pequeño ejercicio: responda sin consultar un libro o en google ¿nombre y valencia del elemento 63 de la tabla periódica de los elementos? ¿Lugar, fecha y la forma en que muere el cura Miguel Hidalgo?, padre de la Independencia de México; si acertó, felicidades, su memoria a largo plazo logró retener ambos datos; si no pudo contestar a pesar de que sin duda llevó esta clase, ¿ya se preguntó por cuál hemisferio cerebral ingresó esa información?
Cuando el aprendizaje inicia de entrada por el lado derecho, éste se entiende de manera casi natural, hay interés por profundizar los conocimientos y ahondar de manera autónoma sobre sus carácterísticas y demás datos sobre el tema; al llevar a cabo esta búsqueda sobre el área de interés, el cansancio, aunque presente, no nos afecta; y si el aprendizaje es sobre una actividad práctica, la desarrollamos una y otra vez insistiendo, sin que nadie nos lo pida, hasta conocer y dominarlo con convicción y curiosidad.
A quien le gusta cocinar, con una sola vez que escucha una receta, la mantiene en su mente, la comparte con su hemisferio izquierdo, la practica una y otra vez, la mejora y permanece para siempre en su vida, desarrollando con este proceso características de ambos hemisferios cerebrales.
No lo dudemos, usar como primer paso en un proceso educativo al hemisferio derecho, equivale a liberar la mente, las ideas, la creatividad, la innovación, los sueños y sentimientos, los cuales inevitablemente juegan para educar a un ser humano.
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