Familia y escuela Capítulo 261: Muros y ventanas

El muro, también conocido como: pared, tapia, cerca, muralla y otros sinónimos más, refleja que su construcción obedece a cerrar, dividir o delimitar un espacio, quedando establecido de manera dicotómica y planeada, lo que está dentro y lo que queda fuera; hasta dónde se puede llegar y el inicio de lo que está prohibido; las acciones permitidas que se pueden ejecutar y la negativa a ver, mirar, apreciar y decidir del otro lado que no nos pertenece.

Las grandes ciudades urbanizadas e industrializadas, se encuentran llenas de muros que delimitan la propiedad de una vivienda, así sea la más humilde o endeble, hasta las grandes propiedades residenciales; comentaba Galeano: "...Todos enrejados: ya hay plazas públicas rodeadas de rejas en algunas ciudades latinoamericanas, y están enrejadas las casas de todos los que tenemos algo que perder, aunque sea poco, aunque sea nada; yo he visto rejas hasta en algunos ranchos de lata y madera de los suburbios pobres".

Estas delimitaciones han existido en el mundo de manera histórica: La gran muralla china que la cautivó y encerró del resto del mundo, impidiendo que sus habitantes se contaminaran de lo que estaba fuera, pero que a su vez nadie tuviera acceso a su cultura.

El muro de Berlín dividiendo a familias alemanas y cortando todo vínculo y comunicación entre este y oeste de esa ciudad, desde 1961 hasta el año de 1989, que fue celebradamente destruido; o el caso de la ciudad prehispánica maya de Palenque "ciudad fortificada"; al igual que la ciudad mexicana de Campeche, la cual fue amurallada para confrontar en su puerto las incursiones de piratas.

En estos y todos los casos en donde se han construido muros, ha sido para establecer límites los cuales, se interpreten de una manera u otra, plantean a manera de paradigma, lo que está permitido y lo que no es accesible, tanto física y materialmente, como también en cultura, conocimientos, costumbres e ideas.

Por su parte, las ventanas son literalmente aberturas u oquedades elaboradas intencionalmente en los muros, enmarcadas y cubiertas de material transparente o translúcido, de forma tal que al abrirlas permiten el ingreso de luz, ventilación y la apreciación más allá de los límites establecidos por la rigidez y privación de una muralla.

Las ventanas representan la libertad, con la posibilidad de escaparse de las limitaciones impuestas; de respirar, sentir el viento y los rayos del sol obstruidos; posibilitan diferentes enseñanzas y aprendizajes al poder ver y observar otras realidades, costumbres y culturas; permiten, a su vez, apreciar las mismas características a quienes desde fuera nos aprecian.

Representan también una pantalla para ver en vivo y a todo color, los sucesos cotidianos tal cual las diferentes realidades en las que se coexiste nos muestran; apreciar los hermosos espectáculos de ver llover y comprobar el destino de todas las gotas corriendo apresuradamente por los cristales; el observar cómo el frío o la nieve vaporiza su superficie y permite dibujar todos nuestros pensamientos hasta desvanecerse; de igual manera, basta con asomarse por este hueco para dejar escapar la imaginación y apreciar en una noche de desvelo, el impresionante espectáculo de la noche con la luna y las estrellas como puntos que al unirlos dibujan ideas y sueños fantásticos.

Estas limitantes reflejadas en muros y sus ventanas creadas como las posibilidades de acceder a visiones y acciones que rompan estereotipos se ven reflejadas de manera directa en la educación y formación que brindamos a nuestros hijos y alumnos.

Como padres de familia ¿hemos sido capaces de que, al mismo tiempo de generar cimientos y muros, crear ventanas para que los hijos puedan desarrollar su propia y auténtica personalidad?

Existen muchas formas de imponer muros en las familias: cuando se limita y se pide una forma de comportamiento, únicamente con la imposición de reglas, normas de conducta y castigos imponiendo la autoridad con violencia, sin privilegiar el diálogo y la comprensión; cuando se muestra un estilo nocivo de educación para la salud con el consumo, frente a todos los miembros, de alcohol, tabaco y otras sustancias ilícitas.

Limitan, aquellos que imponen carrera y profesión a sus hijos, sin consultar o identificar en ellos sus capacidades, habilidades y vocación; quienes resuelven situaciones y tienen actitudes y acciones de manera corrupta; o aquellos que no muestran respeto hacia las diversidades sociales y culturales, teniendo todavía marginado al género femenino o cualquier inclinación sexual no binaria.

Desde luego que existen familias en donde la generación de ventanas acompaña a la construcción de murallas y, de manera flexible, se lleva a cabo todos los días otorgando a sus integrantes, desde muy pequeños, la responsabilidad de tareas y proyectos; el apoyo para elegir alguna actividad deportiva o cultural; observando acciones de los padres en donde se pone en juego la justicia, el respeto, la inclusión y la elección de metas personales de una vida saludable.

En lo que respecta a la educación formal, llevada a cabo en planteles escolares, los muros son construidos cotidianamente; son más las cosas que se imponen y se prohíben que las que se generan con el ingenio y creatividad de los alumnos; se prohíbe reír, proponer formas de actividades para el aprendizaje, incluso, en algunos lugares no está permitido que se muevan del lugar, banca o asiento que se les asignó y no pueden asomarse a su ventana.

Muchos maestros colaboran con la construcción del muro, puesto que solo se cree que el desarrollar profesionalmente su actividad consiste en vaciar los contenidos de un plan y programa de estudios, si se quiere con los mejores adelantos de plataformas o aplicaciones digitales, pero que al fin de cuentas, solo sirven para que se viertan los conocimientos de manera precisa, cual ladrillo de una pared, en el tiempo, la forma y el avance que está permitido, sin propiciar, fomentar o generar una ventana por donde se asomen a sus sueños y realidades que les gustaría crear.

Muros y ventanas; limitaciones y libertades; oscuridad e iluminación; los que formamos y educamos a hijos y alumnos tenemos la decisión.

Decía Michel Foucault: "No soy un profeta, mi trabajo es construir ventanas donde antes había solo un muro".

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