Desde que los adolescentes y jóvenes estudiantes de educación media básica y superior (secundaria y bachillerato), llevan dentro de su currículo materias que los habilitan para el trabajo mediante talleres y capacitaciones; y los que ya están estudiando para desempeñar alguna carrera técnica o profesional, pasan por una formación que los prepara de manera rígida y "lineal", tal cual si las diferentes realidades en el exterior, es decir, en la vida cotidiana fueran así de "acartonadas" inmóbiles y estáticas.
No estoy desdeñando o minusvalorando la educación para el trabajo y profesional que se imparte, lo que sin duda es relevante como una plataforma de conocimientos generales básicos y que, no obstante pase el tiempo, se deben poseer y dominar; más bien, estoy evidenciando que dichos trayectos formativos muestran diversos desfases.
Uno de los desfases más importantes que se presentan entre lo educativo profesional y las distintas realidades, lo constituye sin duda, al momento de brindar el servicio y los contenidos que incluyen en la enseñanza de cualquier carrera o capacitación, bien sea técnica, del área de la salud o de las ciencias sociales, al hacerlo como si fuera un algoritmo que al desarrollarlo paso a paso, va a obtenerse siempre en cualquier tiempo y situación el mismo resultado y venderlo como una "fórmula mágica" que asegura el éxito en la vida.
Se debe de aclarar que lo recibido bien sea conocimiento, técnicas, formatos y todo lo aprendido durante una capacitación o carrera profesional, no es todo lo que se debe conocer para desarrollarla y que si bien es cierto es una parte fundamental, de ninguna manera es lo único que se debe poseer, entender y practicar, porque seguramente estará desfasado y las promesas recibidas serán incumplidas y totalmente insuficientes.
Se tiene claro que el camino y los trayectos escolares han ofrecido que a su culminación favorable se tendrá una formación que permitirá desarrollar una acción laboral que le permita a los profesionistas desarrollarse con la seguridad de dominar la técnica, el arte, las leyes, los instrumentos y las técnicas inherentes a su preparación, pero esto no es del todo cierto, por lo menos en el cumplimiento de sus objetivos y promesas, puesto que al culminar o no una carrera profesional, se tiene un panorama de insatisfacción.
Para muchos de los egresados es una charla común el asegurar que: "en la escuela no aprendí nada..." "...vine a aprender todo, ya en la práctica laboral".
Otro de los desfases que se presentan en la formación básica hasta la profesional lo consituye el abandono, deserción y fracaso escolar, puesto que para 2024 y de acuerdo con una prestigiada institución de educación superior, asegura que de cada 100 niñas y niños que inician la primaria en México, solo 28 de ellos culminan la educación superior, lo que implica que 72 se quedan en el camino.
Tomando como referencia el ciclo escolar 2024-2025, la Alianza de Maestros A.C. estima que cerca de 4 millones de estudiantes de nivel básico y medio superior abandonaron la escuela por diversos motivos, teniendo la mayor incidencia en secundaria y bachillerato, por causas académicas, familiares y personales que influyen en su permanencia escolar.
En lo referente a los resultados reflejados en la situación laboral, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, 2025) arroja datos que permiten ubicar en cifras a aquellas personas que, al no culminar sus estudios profesionales o, al culminarlos y no conseguir insertarse laboralmente, se suman a la población en situación de informalidad laboral o en plena desocupación.
De acuerdo con la misma ENOE: "La población ocupada en la informalidad laboral considera a quienes son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan. También contempla a las personas cuyo vínculo o dependencia laboral no reconoce su fuente de trabajo. Se incluyen, además de la población que trabaja en micronegocios no registrados o sector informal, otras modalidades análogas, como las y los ocupados por cuenta propia en la agricultura de subsistencia, así como a quienes laboran sin seguridad social..."
En condición de informalidad laboral se encontraron 34.1 millones de personas; en tanto que la población desocupada representó 1.7 millones de personas de las cuales el 12.4 % no contaba con estudios terminados de secundaria.
Muchas de las personas que no lograron insertarse formalmente en una relación laboral o que iniciaban micronegocios, estuvieron buscando formarse mediante el uso de tutoriales, cursos o consejos ofrecidos vía las diferentes redes sociales o plataformas que brindaban capacitación.
Sin duda, uno de los desfases más visibles es el de los contenidos, los avances tecnológicos y el contexto; me refiero a los aprendizajes con los que fueron formados y capacitados los cuadros de futuros profesionistas, los cuales desde que están en plena formación o al momento de llegar al campo laboral, muchos de esos conocimientos recibidos en facultades, tecnológicos y las diferentes escuelas ya se encuentran en total desfase con los empleados en el ámbito de las diferentes realidades donde se desempeña.
Guardando toda dimensión, funciona como cuando adquirimos un aparato electrónico, celular, computadora o cualquier otro, el cual al momento de adquirirlo tiene todos los rasgos de utilidad y concordancia con "la actualidad", pero ¡Oh, sorpresa! al día siguiente esa "actualidad" ya evolucionó, cambió o simplemente ya no existe y ahora son otras las condiciones y, por tanto, nuestro aparato quedó desfasado.
Es de esa manera que el ingeniero, diseñador, arquitecto, constructor, médico, abogado, contador y otras profesiones más encuentran que las teorías, procesos, aparatos, programas, aplicaciones y hasta las técnicas que durante la carrera se hizo hasta lo imposible por comprender y dominar, ya ni siquiera forman parte del "arsenal" necesario para ser competitivo y ahora se confrontan otras realidades que el contexto exige su renovación.
Es dramático el caso de los docentes, puesto que esta profesión sufre un desfase con el cambio de gobierno y de las políticas educativas, al establecer una forma de trabajo para la enseñanza, la cual se tarda una buena cantidad de tiempo en dominar y cuando por fin se comprende y se aplica, todo se viene abajo al cambiar de línea gubernamental; y qué decir de los docentes en formación, los cuales fueron preparados para enseñar bajo los supuestos de una filosofía, pedagogía y didáctica y al egresar ya como profesionistas, se encuentran con que todo lo aprendido no corresponde con la realidad laboral que ahora se les exige.
Mientras tanto, maestros, padres de familia y sobre todo los alumnos futuros profesionales se encuentran en medio de este desfase.
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