Algo queda en nuestra memoria colectiva, gracias al recuento de nuestros abuelos o de nuestros padres, de las hazañas del pintoresco y moralino Aurelio Manrique, gobernador del estado entre 1924 y 1926. No, no era panista, éste era auténtico.
Poco soportaron las élites su peculiar y drástica forma de gobierno en el que lo mismo determinó ley seca en todo el estado, una repartición sorprendente de tierras, que una baja significativa en las rentas inquilinarias, la proscripción de la prostitución, y una pobreza franciscana para funcionarios públicos.
No fue sorpresa pues, el desafuero que le orquestó la Legislatura, ni el desalojo que de su persona hicieron las hordas santistas. Se vio entonces a Manrique, al grito de ¡Pueblo potosino, defiende a tu gobernador!, encaramarse a las rejas de las ventanas de palacio de gobierno, y aferrarse a ellas, hasta que fue bajado y arrojada su humanidad en los basureros de la Alameda. De nada valió su resistencia, al poco fue nombrado gobernador el traidor de Abel Cano.
Años más tarde, siendo Manrique diputado federal, luego del asesinato de Obregón, llamó ¡Farsante! a Calles, respondiendo a su informe de gobierno.
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En días pasados circuló en redes sociales, un video que muestra cómo fue desalojada la titular de la oficialía número 11 del Registro Civil. Si bien la oficial había sido notificada días antes de su remoción del cargo por diversas irregularidades cometidas en la oficialía a su cargo, ella decidió continuar ejerciendo labores como si esto no hubiera ocurrido.
Bajo los criterios del Ayuntamiento, ciertamente, no había motivo para que ella continuara ejerciendo la fe pública, sin embargo existen algunos detalles de fondo que vuelven confusa la situación. Destaca, por ejemplo, que no había sido solicitada su destitución a la Secretaría General de Gobierno, instancia que le otorga el ejercicio de la función. Dicho de otra forma, no era titular de una oficialía, pero continuaba siendo oficial del Registro Civil.
Existen en torno a esta institución pública diversas ambigüedades en las que convendría que –si alguna legislatura no tiene nada mejor que hacer– se pusieran a legislar al respecto. Consideremos que el Registro Civil es una instancia estatal, con oficialías bajo el resguardo municipal, atendidas por oficiales cuya fe pública es otorgada por el estado, y sus percepciones son otorgadas por el municipio.
Se señala también, en este caso, que el Ayuntamiento pretende desaparecer la oficialía en cuestión. Como no soy conocedor del derecho, ignoro y pregunto si el municipio tiene facultades para hacerlo.
Nadie dudará, desde luego, que el maestro Xavier Nava Palacios, alcalde de San Luis Potosí, tuvo motivos para ordenar su destitución, porque definitivamente fue él quien lo decidió, aunque el responsable sea el secretario del Ayuntamiento. Las irregularidades que se dice, fueron detectadas, seguramente no son menores, y el acto tuvo un por qué.
Lo que no es justificable, bajo ninguna óptica, es la forma en que la señora fue desalojada de las oficinas del Registro Civil; todos vimos la forma en que fue esposada y arrastrada por el suelo. Querían que así ocurriera y que así se viera.
Me explico: queda claro que la grabación y posterior circulación del video fue ideado por la oficial o ex oficial, para hacer ver como cavernarios a las autoridades municipales y a su policía, y lo consiguió; cayeron en el garlito. Apenas unos cuantos creerán lo contrario; y otros –a estas alturas– ya no sabrán qué pensar.
El problema no es menor, Nava, su secretario y su policía, escogieron un mal momento para actuar, recordemos que la situación respecto a la trayectoria que sigue el Ayuntamiento en el área de los derechos humanos es complicada, al grado de haberse ya confrontado con el presidente de la Comisión Estatal.
Con éste episodio, sumarían ya cuatro los hechos en que el alcalde ha evidenciado su descuido en la materia, o como señaló el ombudsman estatal: su nulo respeto por los derechos humanos.
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Si alguien debiera ser cuidadoso en asuntos como éste, es precisamente el alcalde; cuestiones de historia familiar nos harían suponer su sensibilidad al respecto, desafortunadamente las formas demuestran lo contrario, aunque en el fondo –al menos en este caso, no así en el de las comunidades indígenas– le asista la razón.
En esta equivocada decisión, al menos ya consiguió, por un lado, unificar en criterios y opiniones a los dirigentes panista y priísta; al secretario general de Gobierno, a la Comisión Estatal de Derechos Humanos; a la iglesia católica y a diversas organizaciones feministas; y por el otro, dejar mal parada a la Coordinación Municipal de Derechos Humanos.
Queda claro que desearle el mal al maestro Nava Palacios, es desearle el mal a la ciudad, y seguro estoy que nadie lo desea, pero miren ustedes: esos no son modos.
El gobernador desde luego, nada dirá, para eso tiene un general de gobierno que aunque sea tenebroso habla por él, negocia y pacta por él, cabildea por él, y decide por él; pero por él mismo. Además, ya tiene nuestro gobernador muchos problemas, como para andar buscando cargar con más; el más pesado por el momento se llama Fernando Chávez, quien también busca ya otros pesos.
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Un sentido abrazo a mi querido amigo Jesús Garza Herrera, por el fallecimiento de su señora madre Martha Elena Herrera Pérez de Garza.
Dicen los que saben, y los que no, repiten, que hoy es sábado social, disfrútenlo, pero no se excedan.