Los tres días de reunión, con líderes de los siete países más ricos y poderosos del mundo, terminaron con varios anuncios. La reciente cumbre del G7 reafirmó 3 prioridades de las principales naciones democráticas: la donación de vacunas, abordar el cambio climático y combatir el trabajo forzado.
Básicamente hicieron promesas de apoyo a la salud mundial, la energía verde, la infraestructura y la educación, todo para demostrar, según dijeron, que la cooperación internacional está de regreso. Por el momento destaquemos dos puntos esenciales:
1.- Unión frente a China y trabajo forzado.- EU fue el más interesado en este tema, pues en la agenda de Biden estaba agrupar al G-7 para contener la creciente influencia china, objetivo logrado, aunque no al 100%.
Los siete también han pactado oponerse a las prácticas “anticompetitivas” de China que atacan el funcionamiento de la economía mundial. El comunicado final se ha referido también a las violaciones de derechos humanos en Xinjiang y una investigación sobre el origen de la pandemia.
Se mencionó un informe en el que se examinan las pruebas que vinculan la fabricación de paneles solares con el trabajo forzado en China. También explica que la realidad de estos programas es que los individuos son colocados en campos de internamiento o trasladados a nivel nacional (a menudo sin sus familias) a instalaciones de fabricación para realizar trabajos manuales intensivos. A pesar de sus habilidades y profesiones anteriores (muchos eran médicos, abogados, profesores, etc.), concluye que se les ha quitado la libertad de elección de empleo y se les obliga a trabajar y vivir bajo constante vigilancia, lo cual no es correcto.
Dicen que los campos cuentan con altos muros, vigilancia, la existencia de estos campamentos está probada y vigilada desde 2018, pero el informe del SHU (https://www.shu.ac.uk/helena-kennedy-centre-international-justice/research-and-projects/all-projects/in-broad-daylight) muestra ahora la profunda conexión que tienen con la cadena global de suministro de materiales para producir paneles solares, es por esto que este fue el tema de polémica en la ya mencionada reunión. Lo anterior nos hizo recordar los análisis realizados en nuestro país relacionados con “energía limpia y contratos sucios”.
Las energías limpias son la esperanza del futuro, sin embargo, como en toda actividad, siempre deben respetarse los derechos humanos y garantizar condiciones de trabajo dignas, eliminando cualquier explotación laboral.
2.- Cambio climático.- También los líderes acordaron acelerar los esfuerzos para cumplir con el Acuerdo de París, fijar objetivos más ambiciosos para 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Se ha establecido poner fin a las ayudas directas de los Gobiernos a las centrales térmicas de carbón para finales de 2021. Asimismo, incrementarán la velocidad de la descarbonización del transporte a lo largo de la próxima década.
Un importante anuncio fue que aportarán 100,000 millones de dólares para finanzas verdes, de aquí al 2025, para ayudar a que los países en desarrollo reduzcan las emisiones de carbono y ejecuten acciones concretas frente al calentamiento global. Si bien se trata de una medida de gran relevancia, es importante recordar que una promesa igual se hizo en 2009, cuando los países miembros de Naciones Unidas acordaron contribuir juntos una cifra similar cada año hasta el 2020 para los países más pobres, pero dicho objetivo no se cumplió.
No debemos pensar que esta donación o estas finanzas verdes son por simple caridad o buena voluntad, pues los países del G7 tienen un compromiso directo con el cambio climático, pues tan solo esas siete naciones son responsables del 20% de las emisiones globales de carbono.
Al respecto, las naciones presentes en la cumbre se comprometieron a un “Pacto por la Naturaleza”, destinado a detener y revertir la pérdida de biodiversidad que también les comprometió a reducir casi a la mitad sus emisiones de carbono para 2030. Esto incluye la obligación de utilizar únicamente, el llamado carbón limpio para la producción de energía, el fin de las ayudas gubernamentales a los combustibles fósiles en el extranjero y la eliminación progresiva de automóviles de gasolina y diésel.
Destaca entonces el compromiso de detener la financiación directa para las centrales eléctricas de carbón en las naciones de la OCDE para fines de 2021, alentar a otras naciones a que sigan su ejemplo con el carbón, apoyar el objetivo de conservar o proteger al menos el 30% de la tierra global y al menos el 30% del océano global para el final de la década, brindar “múltiples beneficios significativos para la mitigación y adaptación climática, la biodiversidad y las personas, contribuir al logro de varios objetivos sostenibles Objetivos de Desarrollo (ODS)”, reafirmar su compromiso con la Declaración de Nueva York sobre los Bosques (cuyo objetivo era reducir a la mitad la pérdida anual de bosques naturales para 2020 y esforzarse para alcanzar la cero deforestación en 2030) y, basándose en el Desafío de Bonn, restaurar 350 millones de hectáreas de bosque para 2030.
En el comunicado final se dijeron muchas cosas, sin embargo, faltó precisar qué acciones concretas tomarían para lograr esas metas.
Por mientras, lamentablemente en México, la Cofece informó que el país incumplirá la meta a la que se comprometió en el Acuerdo de París para alcanzar un 35% de generación de energía limpia para 2024, ya que solo logrará el 29.8% debido al “cambio de paradigma” impulsado en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, que desincentiva el uso de fuentes renovables y literalmente señaló que esto es debido “principalmente por el drástico cambio en la regulación secundaria emitida para el sector, ya que las modificaciones a la norma desmotivan la instalación y operación de nuevos proyectos de generación más eficientes”.
Delírium trémens.- Yo como el presidente, no voy a participar en la consulta. Estoy convencido que no participar, también es participar. La no participación, en un ejercicio tan absurdo, se vuelve más democrático que la participación.
@luisglozano