Guadalupe

Nexos presenta en su reciente publicación “la Construcción Guadalupana” que nos informa de cabo a rabo cómo nuestro pueblo adquirió esta devoción que hoy tiene tintes de mercado, de artesanía, de concepto por el que somos conocidos alrededor del mundo, por el que vienen turistas a vernos de reojo o de frente, a tomarnos fotos en peregrinaciones y pagos de mandas y otras promesas por favores recibidos de la “mismísima Madre de Jesús Nuestro Señor”.

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Aquí se reproducen algunos párrafos y la cronología de la construcción guadalupana con los créditos para su autor y la revista y para que el lector tenga una perspectiva de esta historia mariana:

Y dice al inicio “Todo fiel cristiano mexicano sabe que de los días 9 a 12 de diciembre de 1531 se apareció la Virgen María al indio Juan Diego en el cerro del Tepeyac y le mandó dijese al obispo de México, don fray Juan de Zumárraga, que le erigiese un templo. Dudó el obispo y pidió una señal al indio mensajero, el cual, por orden de la Señora, cortó rosas y flores del lugar y las llevó al prelado, admirándose los dos de que, al abrir la capa en que las llevaba envueltas, apareciese milagrosamente pintada una imagen que hoy México venera con el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe.”

En 1556, continúa el escrito, el obispo fray Juan de Zumárraga escribe Regla cristiana. Ahí no sólo no menciona las apariciones, sino que rechaza en general las “maravillas y milagros”.

En 1576, el provincial de los franciscanos, Francisco de Bustamante, censura al arzobispo de la ciudad de México, Alonso de Montúfar, por alentar en un sermón el culto a la imagen de la Virgen, la cual se venera en una capilla del Tepeyac que el propio Montúfar ayudó a erigir.

1622- Fray Bernardino de Sahagún, el más célebre estudioso franciscano del idioma y la religión nahuas, denuncia el culto de Guadalupe como un subterfugio para la idolatría, ya que los fieles adoraban en el santuario del Tepeyac no a la madre del dios cristiano sino a la antigua diosa indígena Tonantzin, madre de los dioses mexicas.

1629- El arzobispo Juan Pérez de la Serna consagra un nuevo santuario de la Virgen de Guadalupe erigido con limosnas de los fieles. La nueva capilla está iluminada por setenta lámparas de plata que cuelgan de un techo de madera labrado. El altar mayor tiene un retablo lleno de pinturas y esculturas. El tabernáculo es de plata, obsequio del virrey Salvatierra, cuya mujer se ha hecho devota de la virgen.

1663- El papa Alejandro VI se pronuncia a favor de la doctrina de la Inmaculada Concepción de María y autoriza su celebración litúrgica. En 1664 otorga a España el derecho a instituir la fiesta de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre.

Enero-abril 1666- El cabildo eclesiástico de México, la Compañía de Jesús de la Nueva España y otras órdenes religiosas piden al papa Alejandro VII que transfiera la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe del día 8 de diciembre, en que se conmemora el nacimiento de María, al 12 de diciembre, día de la revelación de la imagen guadalupana en la tilma de Juan Diego. La petición no tiene éxito pues la catedral no tiene en su archivo ningún registro contemporáneo del hecho. El cabildo eclesiástico encarga al canónigo Francisco de Siles y al doctor Antonio Gama reparar esa ausencia documental.

1688- Se publica póstumamente Felicidad de México…, un alegato en favor de la veracidad de las apariciones guadalupanas de Luis Becerra Tanco, sacerdote seglar, párroco, profesor de astrología y matemáticas en la Universidad de México. Aquí se habla por primera vez de un relato náhuatl de las apariciones escrito en el siglo XVI.

1689- El cronista jesuíta Francisco de Florencia publica La estrella del norte con el propósito de establecer la tradición guadalupana sobre un sólido fundamento histórico.

1723 -El culto guadalupano ha crecido enormemente. El arzobispo Francisco Aguiar y Ceijas accede a demoler el santuario erigido en el Tepeyac en 1622 para construir una nueva iglesia, un edificio majestuoso de tres naves, que se termina en 1709. El nuevo templo se financia con limosnas que el arzobispado recoge en las calles de la ciudad, un indicio más de la fuerza alcanzada por el culto.

1746- En medio de una epidemia de matlazáhuatl (fiebre tifoidea) que diezma la población de la ciudad de México, el ayuntamiento y el cabildo buscan un consuelo público a la agonía y proclaman patrona de la capital a Nuestra Señora de Guadalupe.

Los cabildos eclesiásticos de Puebla, Valladolid, Oaxaca, Guadalajara, Santiago de Guatemala, Guanajuato, Toluca y Querétaro inician ante Roma los trámites para proclamar a la Virgen de Guadalupe patrona de Nueva España. El reconocimiento del patronazgo tarda porque para convencer a Roma es necesario demostrar que las apariciones han ocurrido en realidad y no hay en los archivos eclesiásticos documentos que lo prueben.

1755- Benedicto XIV confirma a la Virgen del Tepeyac como patrona de México y la dota de una fiesta y misa propia, cada 12 de diciembre.

1794- Se informa pública y formalmente a los habitantes de la Nueva España que el papa Benedicto XIV en su bula del 25 de mayo de 1754 sanciona a Nuestra Señora de Guadalupe como patrona del reino de Nueva España y establece como día oficial de su fiesta el día 12 de diciembre.

1795- El cosmógrafo de las Indias, Juan Bautista Muñoz, presenta a la Real Academia de Historia de Madrid un informe que se hace eco de la crítica de Sahagún al culto guadalupano y sostiene que la narración aparicionista carece de fundamento histórico confiable. El informe es publicado hasta 1817.

1813- El párroco de Dolores, Miguel Hidalgo, toma como estandarte de su rebelión una efigie de la Guadalupana y hace marchar a sus batallones insurgentes al grito de Viva Nuestra Señora de Guadalupe. La patrona de la Nueva España se vuelve así también el símbolo de la independencia.

Noviembre 1855- El papa Pío IX define la doctrina de la Inmaculada Concepción de María como dogma de fe católica divinamente revelado. La Revolución de Ayuda contra el último gobierno de Antonio López de Santa Anna trae a los liberales al poder.

Junio 1856 -La ley Juárez priva al clero de inmunidad.

1857-La ley Lerdo decreta la venta y desamortización de todos los bienes de la Iglesia. Es desterrado el obispo de Puebla, don Antonio Pelagio de Labastida y Dávalos.

De esta fecha en adelante, la mayoría de los lectores conoce el desarrollo. Ficción o realidad. Construcción social o milagro, el hecho es que la llevamos en las venas y para muestra demos una vuelta por nuestro santuario.